Capítulo I

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Cuando trabajas en un sitio en el que te dedicas a espiar a la gente, seguirla, aprender de ella y sacar información con todo lo que hace o dice aprendes a ser cuidadoso con la gente, comprendes el arte de saber controlar tus movimientos para que nadie sepa quién eres realmente, pero lógico, eso es crear una identidad falsa, y eso es lo más triste de este oficio. Piensas que tus compañeros de trabajo pueden ser amigos tuyos, pero en realidad no quieren tener nada que ver con el oficio, piensas en tener amigos, pero no puedes llegar a ser lo que se dice...Real, siempre tienes que tener cuidado con toda la información personal que cuentes sobre ti, mentir sobre todo y eso hace que uno se termine cansado, ese es mi caso. A mis 24 años de edad, siendo un agente infiltrado que se dedica a poner cámaras de vigilancia en gente potencialmente sospechosa para luego una vez estando en casa poder observarlas tranquilamente, como si fuesen animales a los que estuviesen grabando continuamente. Salía de casa para lo justo y necesario, comprar alimentos cuando se terminaba mi despensa y objetos necesarios una vez que estaban muy gastados o quería probar cosas diferentes, todo esto con el teléfono cerca en caso de que el objetivo saliese de su domicilio y tocase seguirlo para luego, como si de un famoso se tratase sacarle fotos y yo, hacer de alguno de esos molestos paparazis que estos tenían, para finalmente pasar dichas fotografías al ordenador una vez en mi domicilio y enviarlas con el contexto indicado a la agencia a la que pertenecía, una de las mejores agencias de vigilancia, detectives y espionaje de toda Corea. Pensé varias veces en intentar cambiar de trabajo, pero... ¿Quién podría ser? Un niño al que separaron de sus padres para ocultarlo del mundo y hacerlo un espía de élite, uno que apenas diferenciabas de un ágil gato o una sombra que te seguía a todas partes, pero era tanta la costumbre que no te acuerdas de que está junto a ti. El día que decidí que sería mi dimisión me llamaron al despacho de nuestro director y me ofreció un caso nuevo, se trataba de un chico joven, 2 años mayor que yo, de cabellos rizados y castaños oscuros, ojos café natural, cara que parecía delicada pero al mismo tiempo con fracciones serias, labios rosáceos y cuerpo delgado por lo que se apreciaba en las fotos de dicho sujeto, llamado Taehyung, Kim Taehyung, según el nombre de la carpeta que me tendió el jefe en la mesa de cristal negra de delante suyo. Y mientras él se giraba de un lado a otro en su silla negra de piel con ruedas, yo pensaba que un último trabajo como despedida no estaría mal, no podría influir mucho en un futuro, pues claro, se basaría en observar, informar a los superiores y si Kim decidía salir de su hogar, seguirle, sacarle fotos, pasarlas al ordenador y enviarlas con el contexto, sonaba difícil, pero era un procedimiento que me gustaba o eso pensé, y tenía que hacer, debía hacer para cumplir con todo lo que se me pedía. Decidí aceptar el trabajo, no parecía muy difícil, era vigilar a una persona de 26 años, trabajador en una librería/tienda de música unidas y con una cafetería con gatos junto a su socio Yoongi, con poca vida social y según los apuntes del carácter, serio, frío y calculador. Pero lo que me resultó extraño fue que, lo solicitado bajo el informe era vigilancia lo máximo posible e información las 24 horas del día, sin explicar el motivo.

-Jefe, ¿A qué se debe que no se explique el porqué de tener que vigilarlo? –Pregunté mientras miraba la fotografía del chico-

-Su padre no explicó para qué era la vigilancia, pero ya sabes chico. Si no nos dicen que es nosotros...

-Solo asentimos, aceptamos el trabajo y no nos involucramos de más.

-Exacto Kook, y ahora, si no tienes ninguna pregunta o algo que objetar, te pido que te retires, tengo trabajo que hacer y por lo que ya has podido notar tú también. –Contestó el director finalmente señalándome la carpeta con los datos básicos del sujeto Kim-

Salí del despacho sin más que decir haciendo una reverencia con la carpeta de color marrón claro bajo el brazo izquierdo para segundos después dirigirme hacia la salida, buscar mi coche entre los vehículos corrientes e irme a casa a preparar todo, esta noche sería larga, pues sería la colocación de cámaras en casa de mi objetivo. Al llegar a mi calle, abrí la puerta del párking mediante la llave electrónica que tenía para este, entré y seguido aparqué el coche para agarrar la carpeta, salir del coche y entrar al ascensor marcando el piso 20 de los 40 pisos que había en el edificio. Una vez llegado me dirigí a la puerta 6, al fondo del pasillo siendo la más práctica por su tamaño reducido, pero con gran iluminación debido a estar en uno de los laterales del edificio. Entré, me quité los zapatos, dejé la carpeta en la barra que separaba la cocina con la sala de estar y me fui directo a mi habitación para cambiarme y prepararme con todo lo necesario para entrar a la casa de Taehyung antes de que este llegase a su casa, si es que no lo había hecho ya y estaba durmiendo plácidamente en su cama. Una vez listo agarré la mochila donde tenía las pequeñas cámaras que serían mis ojos en el hogar de Taehyung, pero algo me frenó, la carpeta estaba abierta debido a la caída de cuando yo la tiré en la isla y vi una cosa que no me gustó, mi objetivo tenía una mascota, un pequeño perro de raza Pomerania apodado Tan, pero llamado realmente Yeontan. "Esto debe ser una broma" el jefe no me avisó de esto, odio tener perros en mi casa, siempre vivía en sitios pequeños ya que resultaban cómodos y acogedores para mí y, además, ensuciaban todo debido a la falta de educación que yo no podía permitirles darles así que evitaba tener contacto con otros seres vivos que mis flores de las ventanas. Si Taehyung tenía un perro, lo más probable es que se me asignaría algún perro entrando para tener que vigilar a Taehyung mientras pasee a su Yeontan, en estos momentos me replanteaba si debería haber aceptado aquel caso, pero nunca más volveré a hacerlo. Salí de la casa dispuesto a poner todo en orden para volver rápidamente y confirmar la llegada de un nuevo ser vivo conmigo o no, puse la ubicación que estaba escrita en la carpeta y una vez cerca, aparqué el coche cerca para ir caminando y encontrarme con... Un piso realmente hermoso, blanco, con columnas típicas griegas a los laterales simulando un edificio de remota antigüedad, la entrada se basaba en una puerta giratoria, como las de un hotel o los aeropuertos. El interior era igual de hermoso, con diferentes estilos de decoraciones en uno solo, como si fuese una bomba de culturas que se unían y formaban aquí una obra de arte con todo el decorado como los cuadros perfectamente colocados, los colores del sitio. Fui hacia el ascensor y miré el piso en el que Kim vivía, piso 21 puerta 5, perfecto, una vez delante de la puerta, saqué mi grandiosa tarjeta utilizada exclusivamente para abrir puertas de habitaciones o casa que no eran mías. Abrí la puerta y me encontré con un piso bien decorado, seguía un estilo moderno pero clásico si te fijabas en la mezcla de colores, los acabados en el techo, el salón repleto de libros de ediciones que fingían ser muy antiguas, para que quedara como una biblioteca de hacía muchos años. Comencé a poner cámaras por todos los rincones casuales que se me ocurrían y vi una foto, un perro negro con color café en sus patas el cual debería ser Yeontan por la gran mata de pelo que lo envolvía, haciéndolo parecer una nube de algodón junto a dos chicos, mi sujeto y el socio que tenía, del cual me tuve que informar anteriormente para llevarme la sorpresa de que era gay y tenía novio, llamado Jimin, a quien también tuve estudiar un poco antes de comenzar con Taehyung. Los dos chicos sonreían, la fotografía irradiaba felicidad, debería haber sido un día especial para los 3, los chicos y el perrito entre ellos, dejé de mirar la foto cuando escuché un pitido proveniente de la puerta que daba a indicar que alguien había usado una tarjeta para entrar a la casa. No me alteré, nunca podía permitírmelo en este trabajo, así que decidí esconderme lo más rápido posible en una de las habitaciones que estaban cerradas en aquel gran apartamento, entré gracias a una especie de ganzúa que utilizaba en casos esenciales y este, era uno. Lo que no llegué a pensar es que, dentro de aquella habitación se encontrase el mundo de mi sujeto, el núcleo de aquel chico de 26 años, me encontraba en una recámara repleta de cuadros con colores variados, lienzos sin usar, las paredes cubiertas por sábanas blancas seguramente puestas para no ensuciarlas de aquellos colores llamativos en su color cremoso. Esperé mucho tiempo teniendo el lujo de pasearme cuidadosamente por la habitación, viendo cuadros de paisajes realistas, cuadros donde mi objetivo solo parecía expresar todo lo que sentía y no podía contar o mostrar, otros donde eran rayas que al juntarse creaban maravillosas calles inexistentes en Corea. Después de estar allí escuché la grave, pero cálida voz de un chico decía:

-Tan Tan, vamos a la cama, hemos paseado por las calles mucho tiempo ¿No crees? –Seguido se escuchó un ladrido- Mañana más amigo, ahora ven. –Supuse que Taehyung había agarrado a su mascota en brazos debido a que segundos después no pude escuchar las patitas de este por la casa, solo los suaves pasos del mayor-

Una vez que comprobé que todo estuviese listo para salir lo hice, cerré la puerta detrás de mí con suma delicadeza para que cuando estuviese a punto de salir me encontrase con una bola de pelos negra bebiendo agua en el salón. "Como ladres ahora, te juro que lo primero que hago es tirarte por la ventana" pensé rogando que no pasara nada de lo que había pensado, entonces este perro se acercó a mí, lógico, una persona totalmente desconocida en su territorio, en su casa, no estaría de más ver de qué se trataba. El canino comenzó a olerme la pierna y se puso a dos patitas en ella, sin hacer mucho ruido caminé a pasos grandes por el salón comedor, dejando al pequeño perro desconcertado en esta, finalmente, cuando pude abrir le saludé moviendo con la mano y susurré al aire un suave "gracias".

Minutos más tarde pude disfrutar de la comodidad de mi sofá mientras comprobaba en mi portátil que todas las cámaras instaladas en la casa del objetivo funcionasen correctamente y mi mente divagó de pronto en el perro. Un perro, si sabe que vas a hacerle algo a su dueño o si tienes un aura que a ellos no les gusta te atacarían y ladrarían debido a la falta de conocimiento sobre ti, pero Tan fue tan tranquilo conmigo... Recuerdo que yo tuve un perrito, un poco más grande que él, se llamaba Gureum y su comportamiento con las personas era igual, su corazón era tan bueno que nunca llegué a pensar que se tuviese que ir, era tan inocente que ni siquiera me despedía de él aquel día que estaba tan pegado a mí por la mañana, sin darme cuenta de que esa vez fue la primera vez que se comportaba así y que sería la última también.

De pronto vi en las cámaras una silueta moverse y a través de la luz lunar que pasaba por los limpios cristales de las ventanas que Taehyung tenía en su salón, pude ver que se trataba de él, iba caminando poco a poco, llevaba un pijama ancho, de cuerpo entero y de un... ¿Oso? ¿No sería muy mayor cómo para portar ese tipo de ropa? Tenía puestas unas chanclas de ir por casa de color blancas con pelo que parecía simular al de una oveja y entre sus brazos una almohada.

-Tan, sabes, esto de tener depresión es realmente una mierda...

Al escuchar esto, apunté rápidamente en mi libreta, en el apartado de Taehyung sobre su depresión, vi como dicho sujeto se llevaba lo que posiblemente fuese una pastilla a la boca, se la tragase y volvía a su cuarto gracias a otra cámara distinta. Horas después, comprobé que tenía una gran irregularidad para dormir, información que también me apunté, en su informe no se decía nada acerca de esto ¿Qué acaso el padre de Taehyung no sabía de nada de esto? Pero la primera pregunta que se mantiene en mi mente es el porqué de investigar a tu propio hijo.

Al comienzo de esto, nunca imaginé que una persona fuese tan repulsiva como utilizar a su hijo, pero ciertamente, fue lo que hicieron conmigo.   

De todas las manerasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora