/ Capítulo 2 /

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Argentina

"Te comentamos felices y esperanzados nuestro enlace de casamiento, que se dará lugar en el monasterio de San Giovanni, el día 16 de septiembre.

Nos gustaría casarnos en tu presencia.

Sergio y Raquel"

Era la octava vez que leía aquel papel.

La cuarta vez que se comía la cabeza, pensando en si ir o no.

Sabía lo que Sergio sufrió por la muerte de Andrés y como sufría por no tenerlo a su lado el día de su primera boda.

Iba a ser el mejor día de su vida, pero claro, sin ella no sería lo mismo.

No había vuelto por el simple hecho de no haber olvidado aún al argentino.

Lo que para algunos era lo más fácil, a ella se le complicaba.

Solo había tenido 4 amores en su vida, pero los que más le marcaron fueron Río y Palermo, siendo este último inolvidable e insuperable para la morena.

Desde que era una simple niña de 5 años tuvo que aprender lo difícil que era sobrevivir, pero ahora..

Ahora lo duro era vivir sin aquel hombre.

Aquel que estaba en Italia disfrutando con su nuevo amor, olvidándola.

Y mientras ella no dejaba de pensar en él.

Eran las 4 de la mañana, y pese a estar en verano, ese día había dado por hacer aire, lo que tenía vivir en Argentina.

Si, Argentina.

Era algo masoca.

Pero sabía que ese era el único país en donde no la buscarían.

Sí, atracó el Banco de España y se negó a llevarse gota alguna de las 90 toneladas de oro.

Sería la pringada de la banda, pero no quería algo que no fue a buscar.

Entró para joder a la policía, por matar a su hermano mayor y su abuelo, aunque admitía que también decidió entrar para hablar con el argentino y volver con él.

Lo primero lo consiguió, pero lo segundo no, y eso era algo que le hacía rabiar por dentro.

Escuchó como la puerta sonaba, y extrañada por las horas que son, la abrió, encontrándose a aquel hombre que la salvó hace tan sólo unos meses.

Juan- ¿También vas a ignorarme a mí? - preguntó pasando al centro del salón.

Estaba enfadado.

Viena- Verás yo..-trató de explicarse.

- Atenea, Cortés me llamó, me dijo que está preocupado, que no logra contactarte, ¿se puede saber que pasa?

Viena- No estoy preparada.

- La única condición que puso El Profesor era que se mantuviera en contacto cada día.-empezó a andar por toda la sala a medida que hablaba

Viena- Ya pero..- susurró sentándose en el sofá

- ¡Pero nada! Atenea te está encubriendo. Puede meterse en líos con tu padre y lo sabes.- gritó mientras seguía dando vueltas.

Viena- ¡Juan no puedo hablar con él sin preguntarle por Martín!-rompió en llanto.

Entonces el hombre supo que se había pasado.

Se sentó al lado suya, y le tocó el hombro, cuando ella se apartó.

Sr. BerroteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora