Dominio [BORRADOR]

Capitulo 01

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Atenea Forget

Mis ojos observan al objetivo al otro lado de la mesa, vuelvo mis ojos al frente dándole un sorbo a la taza de café.

—Se que es difícil de creer.—La mujer rubia de cabello corto le dice al sujeto.—Pero necesito el trabajo, no puedo seguir así.

—Quieres producto.—Le contesta con acento turco y ella traga saliva.

—Manten la calma, solo necesitamos su confesión y todo termina.—Murmuro llevándome la taza a la boca

—Si.—Se rasca el cabello para luego mostrando desesperación.—Lo necesito.

—El señor Versa estará encantado.—El tipo de acerco para tocarle un mechón rubio.—Ama a las rubias.

Miro a la mesa de al frente a José, a mi mejor amigo le brillan los ojos pero niego. Aún no, necesitamos más.

Más información.

—¿Tu... Tu lo conoces?—Le pregunta temblorosa

—Tenemos contacto.

«Eso es suficiente para mí.»

Me levanto de mi lugar luciendo los tacones rojos y el traje negro de falda, mi cabello está bien recogido y acomodo los lentes negros.

Abro la cartera y el chico de la cafetería espera tomar los billetes, le muestro mi placa del FBI cubierta entre los billetes y alza los ojos cafés hacia mi.

Los lentes se bajan un poco, permitiendome ver mis ojos.

—Abajo.—Ordeno justo Cuando Jose y Shantel se levantan acomodandose las chaquetas viendo al hombre que al notarlos clava la mirada en la chica que tiene en frente.

—Maldita rata..—Tomo el pequeño cuchillo que siempre llevo conmigo, se lo lanzo haciendo que le atraviese la mano y se le pegue de la pared.

La mujer se sobre salta y yo tomo unas servilletas con calma para caminar hacia la mesa donde está el hombre griton.

—Toma cariño.—Le ofrezco las servilletas a la mujer.—Limpiate la suciedad.

Me quito los lentes para ponerlos sobre mi cabeza

—Julian Sánchez.—Comienzo antes de ver al tipo.—Estas bajo arresto por el cargo de trata de blancas y narcotráfico, todo lo que digas podra y sera usado en tu contra, al llegar al comando se te dara el derecho a un abogado, si no tienes uno la corte te lo concederá ¿Entiendes todo lo que te digo?

Me ve con una sonrisa, de reojo noto el movimiento de sus hombres que no duran mucho de pie ya que mis dos compañeros sacan sus armas obligando a la gente que desayunaba tranquilamente a gritar del miedo.

A uno, una bala que rompe uno de los cristales del local, le atraviesa la cabeza tirando al suelo.

—Armas al suelo, es una orden.

—Si me muero.—El tipo se sacó mi navaja rápido de la mano, de un movimiento intento tomar a la mujer a mi lado.—¡Te llevo conmigo perra traidora!