Extra: El comienzo de una amistad

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Un joven de cabello castaño corría por las calles solitarias y peligrosas. La lluvia caía sobre su cabeza mientras las lágrimas bajaban por sus ojos. Había sido débil. Había vuelto a pensar en su hermanita. Y en su horrible muerte.

Cerró los ojos con fuerza y se secó las lágrimas mientras que la lluvia aumentaba de intensidad. Las calles, de piedra, estaban mojadas y provocaba algún que otro resbalón. El chico paró de golpe cuando vio a lo lejos a un grupo de hombres rodeando a una mujer. La mujer estaba en el suelo llorando mientras los hombres intentaban tirarle del brazo. 

El chico no se lo pensó y corrió a socorrer a la mujer. Sin embargo, alguien llegó antes. Era una figura humana pero debido a la lluvia y la oscuridad era difícil de distinguir. El chico entornó los ojos y tras unos segundos distinguió que era un señor mayor.

El señor mayor se puso enfrente de la mujer y la levantó. La mujer huyó a toda prisa mientras que los hombres rodearon al hombre mayor y se lanzaron sobre él. El chico, sin pensarlo, se lanzó en su ayuda y les lanzó relámpagos a los hombres. Ellos, al notar una fuerte descarga eléctrica, se giraron y fijaron su vista en el muchacho que respiraba fuertemente.

—¿Quieres pelea?—le preguntó uno de los hombres y se lanzó contra el muchacho.

El muchacho esquivó al primer hombre y se lanzó contra el segundo. Mientras se peleaba a golpes con el segundo, invocó carámbanos de hielo y los lanzó contra los demás hombres. Soltaron todos un par de quejidos y se lanzaron todos a la vez. El pobre muchacho los intentó quemar con sus manos pero los hombres fueron más rápidos que él y empezaron a pegarle.

El pobre muchacho recibió muchos golpes y perdió la conciencia. Cuando despertó solo tuvo tiempo a ver como una figura se lanzaba contra ellos y los noqueaba fácilmente. Uno intentó clavarle un trozo de cristal que había en el suelo pero la figura inclinó su cabeza contra su cuello y el hombre cayó muerto al suelo.

"Un vampiro" pensó el muchacho y se intentó levantar. Odiaba a los vampiros. Habían matado a su hermanita. Sin embargo, cayó derrotado al suelo en un charco de su propia sangre.

Cuando abrió los ojos, una pequeña lampara apareció ante él. Estaba tumbado en un sofá viejo y duro. A duras penas se incorporó y notó como tenía varios moretones en sus brazos y sus piernas. El muchacho se sentó y se quejó cuando un fuerte dolor de cabeza apareció. Se tocó la cabeza con las manos y notó una venda recorriéndole media cabeza.

—Oh estás despierto—dijo una voz grave desde una esquina y el muchacho fijó su vista allí. Sentado en un sillón marrón viejo, estaba el hombre al que habían atacado. Tenía unas vendas sobresaliendo de sus mangas—. Túmbate, voy a traerte una infusión.

El hombre salió apresuradamente del salón y el muchacho se levantó para irse. No sabía que hacía allí pero no quería estar en ese continente más tiempo. Ya había hablado con los antiguos magos. No tenía nada que hacer ahí. El muchacho fijó su vista a su alrededor: paredes de madera oscura, un suelo lleno de libros por todas partes, estanterías llenas de libros viejos y polvorientos, dos sofás viejos, una chimenea de piedra y una pequeña mesita con varios libros encima. El muchacho siguió el camino del hombre y se dirigió a la puerta.

—BUENOS DÍAS PRINCESO—gritó de repente un chico de cabello castaño entrando de repente. El muchacho saltó hacía atrás del susto y se cayó al suelo—. Oh dios, menuda ostia te has dado. Siéntate. Ya has recibido bastantes golpes—se dirigió a la chimenea y metió más leña al fuego.

—¿Quién eres?—preguntó el muchacho levantándose del suelo.

—Oh, hola me llamo Jackson—dijo y se giró hacia él. Unos ojos rojos aparecieron ante él y se asustó. El chico al notar el miedo cerró los ojos y cuando los volvió a abrir no eran rojos. Eran verdes—. No te asustes, no muerdo. No eres mi tipo—dijo con una sonrisa picara en sus labios.

—¿Qué eres?—preguntó el muchacho poniéndose alerta. Intentó crear una bola de fuego para protegerse pero el dolor en su cuerpo era demasiado enorme como para lograrlo.

—Medio vampiro medio humano sexy—respondió Jackson mientras seguía metiendo más leña—. Muchas gracias por ayudar a mi abuelo—dijo con una sonrisa y le tendió la mano—. Te estaré eternamente agradecido... literalmente.

El muchacho, desconfiado, tomó su mano y la estrechó. Aunque fuera difícil de explicar, había una parte de ese chico que le decía que no era una mala persona.

—¿Cómo te llamas?—le preguntó Jackson sin soltar su mano.

—Hugo—respondió el muchacho mientras soltaba lentamente la mano de Jackson y retrocedía unos pasos.

—Oh hola Hugo—dijo y una sonrisa maligna apareció en su cara—. Ahora seremos amigos para siempre.

Instituto BloodbiteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora