Capítulo 32

1K 128 26
                                    

Me dirigía a comisaría a toda ostia, ya iba tarde y todo por poner la maldita alarma mal.

-¡APARTEN HIJOS DE PUTA!- grité al ver al montón de gilipollas en garaje central haciendo el tonto- Joder, el día pinta de maravilla- me dije a mi mismo con sarcasmo.

Al llegar a comisaría habían algunas personas esperando a poner sus denuncias, me dirigí a los vestuarios y me puse mi uniforme con rapidez, teniendo dificultad con el chaleco de mierda.

-Hombre Gustabo- saludó Volkov entrando al vestuario.

-Volkov, hola- saludé- Oye ¿me puedes ayudar con ésta mierda?- sin decir nada se acercó a mí y empezó a abrochar correctamente el chaleco, una vez listo acomodó el uniforme que estaba un poco desalineado, en ese momento entró Brown observándonos unos segundos para luego dirigirse a su locker.

-Por cierto ¿Dónde está Horacio?- preguntó Volkov desviando su mirada.

-Está en su celo, no vendrá dentro de unos días.

-¿Y por qué no estás con él? Siempre lo cuidas en estas fechas- frunció el ceño.

-Bueno Horacio a decidido pasar su celo con su pareja- en ese momento su rostro se ensombreció.

-Entiendo, bueno hay mucho trabajo así que me voy, tenga buen servicio- sin nada más que decir salió dejándome un poco confundido.

-Quién iba a decir que el pequeño e inocente Gustabín iba a ser toda una puta- me giré hacia Brown mientras fruncía el ceño- No te basta estar con el súper y tienes que venir a follar con sus comisarios ¿A cuántos te has tirado aquí mismo?- cada vez se acercaba más hasta el punto de estar a centímetros de mi rostro.

-¿Pero qué dices gilipollas?- lo aparté con brusquedad, su asqueroso aroma a anís me provoca náuseas- Como sigas diciendo estupideces te reviento eh.

-Estupideces dices- sonrió- admite que eres una zorra a la que se le caen las bragas cuando se cruza con cualquier alfa- se acercó y soltó más de su aroma- al fin y al cabo eres un omega, todos son iguales.

A como pude reprimí las arcadas y me acerque más a su rostro, solté mis feromonas y lo miré con sumisión. Sonrió con satisfacción mientras tomada mis caderas y me pegaba a su cuerpo. Perfecto.

-Puede que tengas razón en lo de ser una puta- susurré viendo cómo poco a poco perdía la cordura, con suavidad coloqué una de mis rodillas entre sus piernas y deslizaba mis manos sobre sus hombros para desviar su atención.

-Pero en algo te has equivocado y es que "ésta puta"- enfaticé- Jamás se acostaría con un mierdas como tú- con un rápido movimiento golpee sus genitales con fuerza, logrando que cayera al piso gritando de dolor.

-Solo un gilipollas como tú podría pensar que me acostaría contigo o con cualquiera que se me cruce por delante teniendo como pareja a Jack Conway ¿Tú eres tonto o te encanta hacerte el imbécil?

-¡Ven aquí maldita puta!

Con un rápido movimiento tomó una de mis piernas tirándome al piso, se posicionó encima mío y liberó sus feromonas con intensidad, un escalofrío recorrió mi espalda, las náuseas aumentaron a la vez que mi respiración se aceleraba.

-QUÍTATE DE ENCIMA PEDAZO DE MIERDA— lo golpee con fuerza logrando salir debajo suyo.

La ira me recorrió todo el cuerpo, no podía ver con claridad y para cuándo me di cuenta estaba sobre Brown golpeándolo sin piedad alguna. Requiriendo de toda mi fuerza de voluntad me aparté de él, no sin antes patear sus costillas provocándole un fuerte grito de dolor.

Mi dulce omega Donde viven las historias. Descúbrelo ahora