S I E T E

397 52 22
                                    

Respiro hondo ordenando calmarme mientras pinto mis labios en un rosa suave y luego paso el brillo sobre ellos, le sonrío a mi reflejo porque no me veo mal, de hecho, me veo muy bonita.

Mi cabello castaño cae totalmente liso sobre mi espalda, un vestido ajustado blanco adorna mi cuerpo con un escote ligero y muy discreto en forma de V, altos tacones que hacen ver mis piernas kilométricas y un maquillaje sencillo.

¿Para qué me estoy arreglando tanto? Obviamente que para la guerra. Ayer hice el ridículo con Sesshomaru al ponerme celosa de un simple mensaje, pero no me quedaré a esperar que otra mujer me lo quite. Le intereso a Sesshomaru, o al menos eso creo por todos los momentos que hemos pasado juntos últimamente, así que simplemente marcaré mi territorio con esa tal Sara.

Miro la hora sabiendo que ellos ya deben estar en el restaurante, por lo que tomando mi bolso salgo de mi habitación donde me encuentro a Ayame caminando hacia la de Kikyo, se detiene al verme y luego sonríe levantando el dedo pulgar.

—¡Que folles bien!—me grita y ruedo los ojos bajando las escaleras de mi casa donde me encuentro a mis padres acaramelados en un sofá. Mamá al verme me evalúa de pies a cabeza y sonríe.

—Estás hermosa, ¿vas a salir con alguien?—le regalo una sonrisa.

—Solo pondré algunas cosas en su lugar—papá se queda en silencio solo mirándome.

—Ten cuidado—les lanzo un beso y camino para sacar las llaves de mi coche y luego encenderlo. El auto cobra vida y yo acelero para luego detenerme a esperar que abran el protón de la casa. Al hacerlo acelero encendiendo la radio y respiro una vez más hondo dándome cuenta de que el restaurante donde se supone que Sesshomaru está con la fulana esa está algo lejos. Me toma bastantes minutos llegar, pero al hacerlo bajo del coche y camino con pasos seguros hacia el interior.

Mi caminar seguro causa que varias personas volteen a mirarme, mientras que al entrar trato de ubicar a Sesshomaru y me lo encuentro con la vista fija en su teléfono, pero lo curioso es que no veo a ninguna mujer cerca de él. Camino y el sonido de mis tacones causa que sus ojos vayan a ellos y luego los suba hasta dar con mi rostro. Veo la sorpresa en esos ojos dorados por lo que le sonrío divertida mientras ignoro el bolso sobre la mesa, tomo asiento frente a él.

—Sesshomaru—hablo con tranquilidad echando suavemente mi pelo hacia atrás, Sesshomaru parece idiotizado con la pequeña acción por lo que aprovecho de sentarme bien cruzando las piernas y sonriéndole.

—Rin... ¿Qué haces aquí?—pregunta él con bastante sorpresa.

—Digamos que tengo asuntos en este lugar... ¿y tu acompañante?—cuestiono señalando el bolso y él se inclina intrigado.

—Está en el baño—responde y yo asiento mirando todo el lugar.

—Es bonito—comento refiriéndome al restaurante.

—¿Qué asuntos tienes aquí?—pregunta él con mucho interés, pero sé que necesito un trago que me de las fuerzas necesarias para decirle lo que quiero.

—Quiero que se repita—le suelto antes de tomar la copa cerca de él y beberla—quiero que se repita lo que hicimos en el pasado—la cara de total sorpresa que tiene Sesshomaru está en contraste con un rastro de decepción en esos ojos.

Dile que te gusta Rin, ¿Por qué tienes que complicar las cosas?

—Quieres acostarte conmigo, ¿eso viniste a decirme?—pregunta y asiento.

—También algo más, pero eso lo diré al final de la noche, despídete de tu acompañante, los dejaré solos—como llegué camino lejos de él y cuando no me puede ver, me pego a una pared y respiro hondo sintiendo mi corazón latir como loco.

Secreto De DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora