D O C E

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Este capítulo contiene escenas +18

Y recuerden comentar, no sean flojos que estoy trayéndoles capítulos muy seguido. Así que cooperen.

Los amo.




Sonrío escuchando la loca historia de Koga y Ayame, lo cierto es que mi prima tuvo de todo en su aventura con el morenazo de ojos azules. No sé a dónde me lleva, pero cuando nos encontramos con Kikyo a quien no sé si es porque ya se la verdad, pero comienza a notársele el embarazo. Ella nos ve y sonríe agitando la mano. Con curiosidad observo la hermosa villa que no sabía que estas dos poseían, pero no menciono nada, yo no sé si esta es la guarida de ambas para venir a follar y despejar la mente.

Suspiro con solo pensar en follar. Tengo mucho que no sé lo que es caer en el pecado carnal llamado lujuria. Mi mano y el vibrador que oculto en mi habitación han sido el único consuelo a esta larga sequía. Estaba pensando en comprarme algunos juguetes porque al parecer esta sequia va para más tiempo.

—Llegan tarde—es lo único que nos dice Kikyo quien va estupendamente impecable como siempre, mi hermana se ve elegante y sexy al mismo tiempo, aunque con esos tacones las ganas de seguirle los pasos se van.

—Yo no me quejo cuando eres tú quien me hace esperar—le recuerdo y ella sonríe observándonos.

—Vamos—señala el camino para que sea yo quien pase adelante, lo hago rodando los ojos.

—Ni que me fuese a perder, por cierto, ¿de quién es esto?—cuestiono observando la piscina que tiene y en la cual sin duda seria genial idea bañarse.

—Amaneciste preguntona—comenta Ayame y subo los pequeños escalones para detenerme en la puerta de la villa, solo que grito fuerte cuando una de esas perras me empuja y caigo hacia adelante, escucho como cierran la puerta y luego las escucho reírse. ¡Esas desgraciadas!

Me levanto con toda la intención de buscar pelea, pero mi acción queda a medias cuando veo al hombre sentando con un pie doblado sobre el otro, la camisa blanca con varios botones abiertos, la mirada felina en mí y la copa en sus manos mientras lame sus labios.

Esa imagen que tengo de Sesshomaru hace que trague en seco, él no menciona palabra alguna, simplemente lleva la copa a sus manos dándole un trago sin quitarme la mirada un solo segundo de mi cuerpo.

¿Soy yo o hace calor aquí?

Quiero echarle aire a mi rostro, pero lo último que necesito es que él se percate de que parece algún amo de esa manera y que mi mente perversa comienza a imaginar situaciones que no debería porque él tiene novia.

—Sesshomaru, ¿Qué haces aquí?—pregunto recordándome concentrarme. Él sonríe y joder, es que este hombre cuando se lo propone es más ardiente que el mismo infierno.

Él termina de beber lo que queda en su copa y se inclina dejando la copa sobre la mesa. Baja el pie y se levanta yendo por una botella de lo que sea que está bebiendo, yo no estoy para mirar la maldita botella, sino al monumento que tengo a escasos pasos.

—Nos debíamos una charla, ¿no?—pregunta con tranquilidad, demasiada tranquilidad.

—¿Y para hablar era necesario emboscarme de esta manera?—cuestiono confundida tomando valor y dando pasos hacia él. Me tiende una copa y la tomo dándole un trago.

—Parecías huir de mí, supongo que exageré... aunque estamos solo, así que valió la pena—sonríe de lado y miento si digo que no es sexy—quiero hablar de la declaración que hiciste, quiero la verdad Rin—me mira—no somos niños, actuemos como adultos—respiro hondo absorbiendo todo el aroma que desprende su cuerpo.

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