—Vamos, Laura, estás dejando pasar la oportunidad.
—Se está portando como corresponde.
—Está sentada leyendo esa bazofia de novela romántica que le hiciste comprar.
—Dejala en paz. No insistas con tus ideas retorcidas.
—Sos una aguafiestas, ¿sabías?
—Tengo valores y buena educación.
—Hipócrita.
—No me llames así.
—Yo no me olvido de cuando le aconsejaste que le mintiera a la madre.
—Fue solo una vez. Y porque la verdad le hubiera hecho daño.
—Y ahí tus valores se fueron por el drenaje. Se llama "conveniencia".
—No. Es preocuparse por los demás. Pero vos ni idea de lo que es eso.
—Eso es una excusa. Y es mentira.
—Claro que no.
—Fue para que no la castigaran porque tenía esa estúpida y aburrida competencia de astronomía.
—No fue solo por eso.
—Ahora "no fue solo por eso".
—Sos injusta. Estudió mucho para esa competencia.
—¿Y de qué le sirvió? No se convirtió en astrónoma, trabaja en una maldita oficina de mierda.
—Que no hables así, por favor.
—Ya.
—La competencia fue importante para ella. Fue un gran logro personal.
—¿Y eso para qué sirve?
—Para sentirse bien con uno mismo, saber que sos capaz de conseguir algo que anhelás.
—Fue una pérdida de tiempo, encerrada estudiando mientras las amigas salían a divertirse de verdad.
—Es sacrificio, pero vos no entendés lo que es eso.
—Se veía ridícula con esa campera celeste con las constelaciones bordadas.
—Era bonita.
—Solo para una nerd como vos, la gente normal la miraba raro.
—A Laura le gustaba. Aún la conserva, está guardada en una bolsa transparente para que no se estropee.
—¿Y eso qué?
—Que tiene valor sentimental.
—No empieces con las cursilerías, dale.
—¿Es que no te acordás de que la mamá de Laura tuvo que empeñar su anillo de compromiso para comprarla? Eso fue al año siguiente de la muerte del papá, y en plena crisis de 2001.
—Prefiero ignorar esa época, no la pasamos bien. No fue divertida.
—Para vos todo tiene que ser diversión, la vida es más que eso.
—Sí, claro.
—Hay muchas cosas que valen la pena que no son exactamente divertidas. Hay recuerdos que son dolorosos, pero son importantes y emocionales. Como cuando piensa en el papá y se pone triste.
—No logro entenderte. Para mí que algo te falla. ¿Para qué carajo va a servir sufrir?
—Vamos, no te pongas en esa postura. Siempre me estás atacando.
—Vos empezaste. Yo solo quiero que se divierta, pero de verdad, no solo con la maldita imaginación leyendo un libro, que no es real.
—Es que lo que querés que haga está mal.
—¿Quién lo dice?
—Ya pasamos por esto hace más de diez años, dejémoslo en el pasado.
—En ese entonces no parecía molestarte tanto.
—Tenía veintiún años, ahora tiene treinta y seis, no es lo mismo.
—Yo creo que es más emocionante.
—Mirá, no importa, no lo hizo. Está leyendo tranquila. Olvidalo.
—Todavía no terminó el viaje.
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Dualidad (primeras páginas)
Fiction généraleLaura es una mujer de treinta y seis años que un día, en medio de un viaje en colectivo, comienza un juego de seducción con un chico menor de edad. Y quizás aquello tome dimensiones imprevistas. Esta es una novela experimental, escrita íntegramente...