¿Ojos o... Senos?

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Luego de que la secretaria del centro psiquiátrico confirmara que en verdad aquel joven de buen parecer tenía la autorización del director para quedarse ahí, Reaper sin problema obtuvo una habitación.

Bastante cómoda, con las cosas básicas, de todos modos si se aburría podría llamar a su madre y pedir que traigan sus artefactos o que lo llevarán a casa nuevamente, cosa que no sucedería. Toriel lo noto muy determinado a quedarse, supuso que era por ese amigo suyo, el de bufanda roja y poca pigmentación en la piel.

— No es que me moleste que el chico se quedará, pero, ¿por qué tiene permiso?

Quería saber para saber que trato darle, sobre todo no meterse si es que iba a hacer algo, el director no haría algo que perjudicara el psiquiátrico.

— Su madre es alguien con muchas influencias, llego a ayudar al dueño a construir parte del psiquiátrico y si no me equivoco, creo que tiene algunas acciones del edificio.

— Entonces el dueño se lo pidió.

— Si, pero tampoco es malo, la madre tiene buenas influencias, aparte de correctas, ayudaron a muchos orfanatos, como el de Las Campanas.

La señora Toriel recordó al moreno y a la chica rubia, ellos venían de ese orfanato que dijo Toby, se incomodó sobre todo al recordar esos abusos que se hacían, no se imaginaba que alguien como la madre de Reaper colaborara.

El director se dio cuenta de esto y aclaro antes de que surgieran los malos entendidos.

— La señora no sabía de los abusos, tranquila.

— Me relaja saberlo, ¿por qué el orfanato no fue cerrado?

— Los sacerdotes son intachables, lamentablemente no se puede hacer mucho.

Acabada esa conversación, la señora Toriel fue a revisar a los recién ingresados, había mucho silencio y no era algo normal, normalmente esperaba que uno que otro incidente, pero todo estaba calmado.

Esta la hizo sonreír, paso por algunas habitaciones de unos pacientes que llevaban internados meses y otros hasta años por sus condiciones mentales.

El silencio era tal que sus pasos resonaban en las paredes de los pasillos, era hasta relajante, abrió una de las puertas, viendo como la chica de nombre Blueberry era atendida por una enfermera que estaba tomando su pulso.

— Hola, hija. — Saludo a la menor quien le sonrió por ser llamada de tal modo, era la forma cariñosa que tenía Toriel con los jóvenes. — ¿Cómo estás?

— Yo estoy bien, Muffet me está poniendo esta cosa, para tomar el pulso.

— Es la presión. — Corrigió usando una voz calmada. — El pulso se toma con esto, se llama Oxímetro.

Muffet, le mostró el aparato, guardando el Tensiómetro en su caja, sonriendo con calma, era de encariñarse con sus pacientes, era muy dedicada a su labor, solía hacerles té, incluso galletas con chispas de chocolate y como era de esperarse, en la mesa de noche de su paciente, esperaba un plato con diez galletas, dos tazas y una tetera con té caliente, que enfriaría lo suficiente para poder beber luego que el chequeo fuera finalizado.

— ¿Ella está bien físicamente.?

Pregunto Toriel cuando noto que la enfermera termino de revisar a la menor.

— ¡Si, físicamente está excelente!

— Sí... Se ve bastante bien físicamente.

Las tres giraron a ver a la puerta, viendo quien dijo el comentario en ese tono perverso, incomodando a Blueberry que hace mucho no se sentía así por esos acosos y comentarios con doble sentido de los hombres.

Hospital Psiquiatrico [Shippeos Multiples]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora