Podemos ser como en el cuento de hadas

Capítulo 3 : Wei Wuxian

Wei Wuxian sonríe a su público. Aunque los reflectores hacen casi imposible ver las caras, sabe que todos los ojos están puestos en él. También sabe que está bien vestido con sus pantalones ajustados y su camisa negra desabrochada hasta el límite de lo apropiado. Hace girar su micrófono en la palma de la mano y hace una pequeña reverencia. Sus antiguos compañeros y sus familias lo saludan con aplausos y alguien (apostaría que es Nie Huaisang) silba.

"Hola, me llamo Wei Ying y estoy aquí para darles la bienvenida al Muelle del Loto".

Pronuncia un breve discurso sobre lo increíble que es que se hayan reunido después de tantos años, hace algunos chistes y presenta el programa de la noche antes de desearles a todos buen apetito y hacer un gesto para que el personal comience a servir la cena. Se gana otra ronda de aplausos y abandona el escenario con un rebote en sus pasos.

"Tan encantador como siempre", dice su hermana y le besa la mejilla cuando toma asiento en su mesa familiar. Ella es la única que sabe lo nervioso que está esta noche.

"Aplaudí porque dijiste que habría comida", anuncia A-Yuan. Wei Ying se ríe y alborota su pelo. Mira al otro lado del comedor y ve unos ojos dorados que lo miran. Lan Wangji desvía la mirada inmediatamente. Wei Wuxian sonríe en su plato.

"¿Ya hablaste con Lan Wangji?" Su hermana, que nunca se pierde nada, pregunta dándole un codazo en el costado.

"Apenas hubo tiempo para eso. Fui yo quien te ayudó a organizar todas las actividades de la noche y quien tuvo que preparar un discurso, ¿no lo recuerdas, jiejie?"

"Oh, no finjas que no fue pura improvisación, te conocemos demasiado bien para creerlo", refunfuña Jiang Cheng. Wei Ying le saca la lengua.

"De todos modos, no hablé con Lan Zhan, todavía. No hay necesidad de precipitarse, tenemos todo el fin de semana para ponernos al día, ¿no?"

Jiejie pone cara de disgusto, pero se distrae rápidamente porque Jin Ling le pide algo más para comer. Wei Ying mira rápidamente a Lan Wangji, pero lo encuentra inmerso en una conversación con Nie Mingjue.

Wei Ying se inclina para besar la mejilla de su hijo. A-Yuan acerca su conejito de peluche a su pecho. Siempre es adorable, pero cuando duerme, hace que el corazón de Wei Wuxian se derrita. Es extraño que alguien tan pequeño pueda significar tanto. Wei Ying tira de la manta sobre los hombros de A-Yuan y la mete bajo su barbilla. Se asegura de que el walkie-talkie de la mesita de noche esté encendido y la luz nocturna enchufada. Antes de cerrar la puerta, echa una última mirada a su hijo. Como Wei Wuxian acostumbra a ayudar en el programa nocturno del retiro, A-Yuan está acostumbrado a quedarse solo en el apartamento. Sabe que basta con llamar y su baba acudirá a él en un momento. Wei Ying espera que esa situación no se produzca esta noche. Esta noche es diferente. Todos los invitados son sus antiguos compañeros de clase, con algunos de los cuales está deseando pasar un tiempo.

Vuelve al comedor exterior. Mucha gente se fue a arropar a sus hijos también. El ambiente es tranquilo y relajado. La música lenta y la luz parpadeante de las velas lo hacen casi íntimo.

Hay una red extendida entre dos pilares del pabellón con fotos clavadas en ella. Wei Ying se une a la gente que mira las fotos.

Fue una especie de tarea para los participantes en la reunión. Wei Ying puso en la red fotos antiguas de sus compañeros de clase, cada una acompañada de sus expectativas para su vida futura, que sacó de un anuario. A continuación, todos tenían que traer una foto reciente y escribir una breve nota sobre cómo fue su vida.

Wei Wuxian saca del bolsillo trasero una foto impresa de él y A-Yuan. Es de la celebración de Año Nuevo, por lo que ambos llevan orejas de tigre y sonríen de forma bobalicona a la cámara. Levanta la vista y busca su antigua foto. Sus ojos se fijan en las fotos que sus compañeros ya añadieron y lee algunas de sus respuestas. Es bonito y algo inquietante al mismo tiempo ver lo lejos que llegaron todos en la última década.