Parte sin título 6

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A Jiang Cheng no le importa el reencuentro. Le importa una mierda la inexistente vida amorosa de su hermano o el intento de su hermana por arreglarlo. Lo único que quiere es relajarse después de una semana agotadora y, normalmente, el Muelle del Loto es el mejor lugar del mundo para hacerlo. Pero este fin de semana no.

"¿Qué estás haciendo?", escucha una voz profunda pero algo asustada cuando entra en el vestuario del sauna.

"Quitándome la ropa. ¿Qué esperabas? Esto es un sauna".

Jiang Cheng no se sorprende al ver a Wei Wuxian y menos aún al descubrir que quien se asusta al ver a alguien desnudo es Lan Wangji, la famosa princesa de hielo de Gusu y el crush de su hermano. Jiang Cheng pone los ojos en blanco y considera brevemente la posibilidad de dar media vuelta, pero anhela el alivio que el sauna proporciona a sus tensos músculos. Tendrá que soportar los lamentables intentos de Wei Wuxian y Lan Wangji de fingir que no se están mirando. Wei Wuxian ya está fracasando estrepitosamente. Jiang Cheng golpea sus costillas con el codo mientras mira, con los labios entreabiertos, la espalda desnuda de Lan Wangji mientras mete su ropa en una taquilla.

"No babees por el suelo", susurra.

Wei Wuxian resopla y lo empuja.

Durante unos minutos, parece que Jiang Cheng podría conseguir la paz que había venido a buscar mientras los tres se sientan en el estrado de madera manteniendo una respetuosa distancia entre ellos. Lan Wangji se recuesta y cierra los ojos permitiendo que Wei Wuxian lo observe descaradamente. Jiang Cheng deja escapar un suspiro que parece haber retenido durante días. El calor se le mete poco a poco en los huesos y el sudor empieza a perlarle la piel cuando Wei Wuxian empieza a retorcerse. Desde que eran niños, le costaba quedarse quieto y no mejoró mucho cuando creció. Sin embargo, Jiang Cheng debe admitir que parece soportarlo mejor la mayor parte del tiempo. Ahora no le va bien, probablemente por la presencia de Lan Wangji. Su rodilla está rebotando, haciendo que la madera bajo su pie cruja desagradablemente y está jugando con las ramitas de abedul, golpeando su mano ociosamente.

Jiang Cheng comete el error de encontrarse con sus ojos.

"¡A-Cheng! ¿Recuerdas cuando éramos niños y creíamos que había sirenas en el Estanque del Loto?"

Jiang Cheng suspira. "Jiejie se inventó esa historia para que no recogiéramos vainas de loto".

Wei Wuxian se ríe. "No funcionó. Salíamos y tratábamos de atraerlas", recuerda. "Tu madre se enojó mucho cuando robé la horquilla de Jiejie y la usé como cebo".

"Estaba muy enojada porque casi te ahogaste y Jiejie también cuando se tiró para salvarte".

Wei Wuxian no responde. Parece estar demasiado inmerso en los recuerdos. El espacio se llena de un dichoso silencio. Jiang Cheng cierra los ojos para absorberlo.

"Es una pena que las vainas de loto no estén en temporada. Jiejie podría hacer su sopa para todos. Seguro que te encantaría, Lan Zhan. Y podríamos ir a recoger las vainas".

Lan Wangji, como era de esperar, lo ignora. Wei Wuxian se contonea en el banco como si su trasero estuviera ardiendo, luego saca un poco de agua del cubo de madera y la vierte sobre las piedras calientes.

El aire caliente y húmedo llena los pulmones de Jiang Cheng, abrumándolo por un momento. Cuando parpadea para que se le salgan las lágrimas de los ojos, se da cuenta de que Lan Zhan está mirando fijamente a su hermano, que parece satisfecho de sí mismo.

"¡Ah, Lan Zhan, espero que no esté demasiado caliente para ti!"

"Está bien", dice Lan Wangji, su voz es lo único frío en la habitación.

Podemos ser como en el cuento de hadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora