ESA NOVIA ES MIA -CAP. 5

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ESA NOVIA ES MÍA.
CAPITULO 5
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El dolor de cabeza era aún intenso, veía destellos y tiene los músculos tensados. Intenta ponerse de pie, pero George lo impide. ¿Desde cuándo estaría así? ¿Ahora en dónde estaba? ¿En dónde estaba Candy? No recordaba lo que le había ocurrido, en su cabeza solo recordaba el rostro pecoso de la chica lleno de lágrimas, angustia y por último, un chirrido de un vehículo que había ido hacia él.

—Yo... ¿En dónde estoy?

—Calma, calma. Estás muy débil —Asegura George tratando de calmarlo.—Por un momento pensé que no despertarías.

—¿Cuánto tiempo he estado así?

—Varias semanas. Te atropello un auto, venías de una tienda.

—Una tienda... —En su mente, las ráfagas de imágenes volvían a aparecer una y otra vez. De nuevo aparecía esa chiquilla llorona, con su rostro triste, como si una parte de su ser se hubiera quedado en otro sitio que no fuera ella.

Si, la recordaba, a ella, a la pequeña Candy y a todos los que en su vida giraban. Trata de ponerse de pie, pero se marea, la cabeza sigue doliendole.

—William...

—George... Ya te he dicho mil veces que me llames Albert... Yo no soy como mi padre —Escupe cansino —¿En dónde estamos?

—Descuida, estamos en mi departamento.

—¿Tu departamento?

—No pretenderas que voy a estar siempre de perrito faldero de los Ardley —Contesta el pelinegro arrastrando una silla para sentarse frente a Albert —Pero tu, eres otra historia. ¿En dónde estabas? Te busque por mucho tiempo, incluso pensé que te habías ido a África por enésima vez.

—La verdad yo.... A estas alturas no lo se. Pero tengo que salir de aquí y buscar a Candy, está muy triste y...

—¿Candy? ¿La señorita Candy?

—Si... estaba con ella... ella me cuido —Dijo mientras se llevaba una mano a la cabeza. Estaba más que seguro de todo lo que Candy había hecho por él en su amnesia —Me cuido del mismo modo que lo hizo mi hermana... Candy se comportó como mi hermana mientras me recuperaba.

—Bendita sea esa niña —Aquello le pareció tan irónico a George, que todo ese tiempo Albert haya estado al cuidado de la persona que había adoptado y se escondía de su mirada. —Albert, necesito que te espabiles y tomes el lugar que te corresponde como patriarca.

—¿Por qué?

—Creo que muchos se aprovechan de que eres un flojo y de tu desaparición para hacer de las suyas. En especial la tía abuela —George aprieta las manos al recordar siquiera las artimañas que Elroy había planeado aprovechando la situación de Albert y la de Candy —No sabes todo lo que ella ha sido capaz de hacer en tu ausencia. Esta obligando a casar a Candy con Neal.

—¿Qué? Yo no he aprobado tal atrocidad ¡Jamás lo haría!

—Lo sé y es que eso no es lo peor. Para rematar, le ha hecho creer a la gente que tú aprobaste esa boda ¡Tienes que hacer algo!

—¿Qué puedo hacer George?

—¡Eres el padre de la prometida! —Grita el hombre furioso —Haz algo por Candy mirándola a la cara.

Ya a esas alturas, estaba cansado de solapar a los Ardley, no iba a permitir que le desgraciaran la vida a Candy.

—Por una vez en la vida pon los pies en la tierra Albert. Adoptaste a Candy porque los muchachos te lo pidieron, y al adoptarla adquiriste la responsabilidad de un padre ¡Actúa como tal ahora!

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