ESA NOVIA ES MÍA

ESA NOVIA ES MIA -CAP. 7

ESA NOVIA ES MIA.
CAPITULO 7.
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Karen por horas había escuchado al par de jóvenes hablar y hacían cosas que ni en sus más locos sueños había llegado a pensar, que solo los enamorados de sus libros de romance favorito eran objetadores de dichas hazañas y talentos ¿Graham era de la realeza? ¿Quién era realmente él?

Ellos no tardaron aquella mañana en partir de Nueva York rumbo a Chicago, sin embargo, el tren en su trayecto hizo una parada en Pensilvania, eso era bueno, necesitaban un punto medio para pensar bien las cosa y planearlas. Ese periodico seguía dándole publicidad a la boda de Candice White y Daniel Leagan, y si se miraba a detalle, era obvio que ella se negaba a esa unión, que era obligada y solo Terrence podía detenerla.

Sin embargo, Terry sabía que no podía reclamar a Candy así, de manos vacías, solamente siendo un hombre, sin algo que probará quien era realmente, por lo que escribió a Richard antes de partir a Chicago. Bien sabía que tenía que dejar de lado el orgullo y requerir de la ayuda de su padre como antaño, pero está vez tenía todas las razones de peso para a hacerlo, y esperaba así, que al menos hiciera frente a su padre de sus decisiones, de sus acciones y de sus consecuencias.

—Terry... —Llama Archie al joven mientras le observo con mirada fija en una ventanilla del tren. No quiso bajar en ningún momento. Observaba como de los ojos del inglés un par de lágrimas intentaban salir, pero él las contenía, no quería debilitarse a sabiendas que pronto se reuniría con ella —Terry escucha, necesito hablar contigo.

—Lo siento, elegante, no estoy de humor para hablar.

—Y te entiendo, creeme que en tu posición tampoco querría, pero creo que es hora de que nos sentamos y hagamos una tregua por Candy al menos... ya no somos niños —Aseguro Archie tratando de encontrar las palabras para hablarle a ese joven.—No estamos trabajando solos en esto, Stear y Dorothy creo han encontrado a Candy.

—¿Cómo? —Dijo con sorpresa el joven, los ojos se le iluminaron ante esa idea. —¿Cuándo lo supiste?

—No seré William Ardley pero tengo mis contactos —Comenta el joven, pero ese no era el punto principal del tema —Terry, necesito saber algo ¿Realmente estabas dispuesto a dejar a Candy solo por cumplir con tu honor?

—Archie... No lo quería, Dios sabe que no lo quería pero aunque tú no lo creas, el honor es algo importante para mí. Mi padre me crío con la fuerte enseñanza de que la valía de un hombre se data meramente en ello y es tan personal que hacerle caso omiso sería como herir las enseñanzas de mi padre en lo más profundo —Terry se llevó una mano al pelo y miro hacía los campos por los que el viento soplaba inclemente, recordando así aquella vez en dónde de forma fugaz vio a su amada pecosa con su uniforme de enfermera y le hizo calentar el corazón con su hermosura e inocencia reflejada en un color tan puro como lo era el blanco.

—¿Quieres saber algo? Después de todo lo que pasó, pensé que no querrías saber nada de tu padre. Pero viendo la forma en como aún mantienes sus enseñanzas y como aún lo respetas es un indicador de que aún te importa todo lo que él te diga.

—Supongo, era lo que siempre espere.

—Pero creo que le saltó enseñarte algo importante caballero con honor no solo paga sus deudas. Sino que se mantiene firme ante lo que ama realmente, está vez, pelea realmente por Candy —El joven Cornwell se retira del cubículo para dejar a Terry a solas, mirando el enorme campo verde que tenía delante suyo, ese campo le recordaba los ojos de Candy, ojos que pensó no volvería a ver.
Por ella retomaría las fuerzas y la tenacidad del muchachito que se había quedado en San Pablo para enfrentar lo que fuera.