𝐏𝐑𝐄𝐅𝐀𝐂𝐈𝐎

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Todo era luces, olor a alcohol y la música atronando los oídos de cualquiera que la escuchara

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Todo era luces, olor a alcohol y la música atronando los oídos de cualquiera que la escuchara.

En cierto momento, la fiesta se había tornado un poco aburrida para Harry, sin embargo, no iba a admitir que fue porque no encontró a aquel chico pequeño de complexión delgada que se mostró ante él al inicio del evento.

Llevaba todo este tiempo buscándolo con la mirada e inventando ridículos pretextos en su cabeza como «Iré por más cerveza», sólo para ver si de casualidad se lo topaba con el chico que estaba sirviendo las bebidas.

Pero no fue así.

—Parece que buscas a alguien —lo sacó de sus pensamientos una voz un poco fina, pero, a su vez, gruesa. Era aquel chico que tanto llevaba buscando —. ¿Alguna persona en especial? —le sonrió mientras se recargaba en la barra a sus espaldas.

La concentración de alcohol y los distintos aromas de todos los lobos que se encontraban ahí no dejaban averiguar el de aquel castaño por más que intentara oler.

—A ti —confesó sin arrepentimiento.

—¿A mí? —lo vió reírse. Maldita música estruendosa que no dejaba escuchar aquella risa —. ¿Qué tengo yo que necesites tú? —coqueteó.

«Todo», pensó el Alfa de Harry. Él frunció su ceño por ello.

—¿No quieres ir a hablarlo en otro lugar? —correspondió el coqueteo relamiendo sus labios.

El contrario sonrió satisfecho antes de guiñarle el ojo, agarrarlo por la mano y sacarlo de aquel sitio estruendoso.

El joven Alfa no entendía por qué se sentía distinto. Por qué el agarre de su mano no se sentía como cualquier otro. Estaba seguro de que dejaría una marca, pero no en su cuerpo.

Alcanzó a mandarle un mensaje a su amigo Liam antes de perderse en aquel ojiazul que lo guiaba a través de las personas para salir.

Harold: Noche divertida ;). No me esperes despierto, puede que no llegue.

Una vez afuera, pudo distinguir aquel suave aroma a bosque proveniente del, ahora conocido, Omega.

—¿El tuyo o el mío, guapo? —Harry no comprendió la pregunta —. Hablo del auto.

—Oh, el mío —lo guió hasta donde éste se encontraba. Era un precioso Cavallier negro. El rizado le abrió la puerta del copiloto, la cerró una vez el Omega estuvo dentro y subió del lado del conductor —. ¿Te importaría ir a un Hotel? —pidió consentimiento a la par que prendía el carro.

—Por supuesto. No planeaba follar en un carro —se burló.

Harry sólo negó con una sonrisa que buscó esconder mordiéndose el labio.

Le hizo un poco de plática al Omega para matar el tiempo en lo que llegaban. Amaba el sonido de su voz, el cómo era una mezcla perfecta de finura y profundidad.

Pero amó más cómo se entrecortaba por los roces entre sus cuerpos, cómo llegó a gritar su casta en el momento que una certera estocada tocó aquel punto que lo hizo caer en un orgasmo intenso.

También amó esos finos labios. Amó cómo dejaba marcas en su cuello y hombros, cómo producía unos bonitos sonidos que le encantaban ahogar con sus propios labios en un beso deseoso y desordenado.

Y sus manos...

Aquellas que lo tocaron desde un principio y se encargaban de hacerle saber a su espalda cuán buena era la acción nocturna, dejando líneas rojizas a lo largo de ésta.

Harry nunca anudaba a los Omegas con los que se llegó a acostar, pero pudo hacer una excepción con este.

Con el segundo nudo fuera del ojiazul, ambos se rindieron ante las sábanas delgadas de la cama, cayendo en una oscuridad cálida.

Al amanecer, el rizado Alfa fue el primero en despertar, dándose cuenta de que tenía afianzado al Omega con uno de sus brazos en la cintura del mismo.

Disfrutó un poco la vista que tenía: ese Omega que le vino a dejar todo de cabeza a un lado suyo después de una noche que no sabía que ya necesitaba.

Los mechones levemente largos del más bajo se esparcían de una forma artística por toda la almohada, algunos le hicieron un poco de cosquillas cuando se inclinó a oler sus cabellos.

—Gran noche la de ayer, eh, grandulón —habló a quién admiraba, indicando que ya había despertado.

—Así fue —mordió su labio, volviendo a ocultar su sonrisa.

—Bien —se levantó sin pena alguna como su madre lo trajo al mundo, empezándose a cambiar. Harry imitó la acción luego de verlo cojear un poco.

Vió al Omega sacar un ticket de su pantalón —¿Me permites? —se refirió a la pluma que reposaba en la mesa de noche al lado del teléfono para llamar a recepción —. Gracias —respondió en cuanto el rizado se la extendió —. En caso de que quieras que se repita —le extendió el pedazo de hoja laminada, guiñándole. El Alfa lo aceptó gustoso —. Espero vernos luego, grandote —se despidió antes de salir del cuarto.

Harry extendió el ticket doblado, encontrándose con dos cosas: cinco dólares y un número de celular escrito con una nota.

«Mándame mensaje ;)

- Louis»

Guardó todo en el bolso de su chamarra con una sonrisa boba que él se convencía de que era de orgullo. Dejó las llaves del cuarto en la recepción, subió a su carro y, antes de partir al departamento compartido con Liam, registró el número.

Ahí fue donde Harry Styles aceptó ser un hombre condenado.





n/a: ¡Ha vuelto! Les juro que van a amar la fic editada si es que la llegaron a leer cuando recién la publiqué. Espero que la disfruten tal como yo amé editarla. Dicho esto: ¡Feliz San Valentín! Este es mi regalo de mí para ustedes <3

(It Was A) One-Night Stand ('Til I Woke Up Next To You)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora