A mitad de la noche.

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«Three

That's the magic number

Yes, it is

It's the magic number».

De La Soul, «The Magic Number».

Después de un día de hacer todo lo que siempre quiso hacer en la casa, Sonic decidió que preferiría terminar con un maratón de películas con Ozzy, después de todo, no le apetecía tener que limpiar todo de nuevo si Tom volvía a llamar, así que después de hacer unas palomitas, se sentó al sillón con el perro a su lado.

Si se hubiera fijado, habría notado que un anillo se formaba afuera de la ventana.

—Muy bien, Ozzy, es noche de películas en the house of Sonic, y es tu turno de elegir, pero no voy a volver a ver «Frío de Perros» otra vez, esa película es la peoooor —canturreó.

La televisión y las luces se apagaron, pero lejos de asustarse, Sonic se rió.

—Ja, ja, ¡apagón! —Corrió por una linterna y una sábana, había querido hacer esto por mucho tiempo, y ahora ya no tendría que esperar hasta Halloween, regresó al sillón con la manta encima de su cabeza, se sentó de rodillas y prendió la linterna, la cual iluminó su rostro, luego agregó en un lamento fantasmal—: booooooo Ozzy.

Ozzy lloró, se bajó del sillón y echó a correr, Sonic inmediatamente se sintió mal, bajó sus orejas y miró tristemente al canino, no esperaba asustarlo tanto.

—Oh, lo siento amigo, todo está bien.

De seguro Wade había movido algo que no debía en la planta, o algo similar, la luz no debería tardar en regresar, la televisión se encendió, solo que no volvió ningún programa, solo se veía estática, con un volumen incómodamente alto.

Sonic se bajó del sillón y miró a sus alrededores, ahora que se fijaba, las luces no habían regresado, solo la tele, eso era terroríficamente especifico...

—Eh disculpe, aquí no ordenamos ningún poltergeist —dijo, como lamentaba haber visto esa película a espaldas de Tom y Maddie.

Un trueno cayó, y sobre la pared se proyectaron dos sombras, una de un humano, y otra de un ser que tenía cola; Sonic avanzó hasta la entrada, quizás debería ir a buscar unas velas, esperen, ¿tan siquiera tenían velas? Escuchó pisadas, giró la cabeza hacia donde venía el ruido, era detrás de la puerta.

—Eh, si es el repartidor de pizzas, esto no es muy profesional.

«Por no decir que estás treinta minutos tarde» pensó.

Se acercó hasta la puerta y pegó su oído a la madera, escuchando con atención.

«Por favor que no sea un fantasma, por favor que no sea un fantasma» se dijo a sí mismo, por suerte, del otro lado no se escuchaba nada, «ja, lo sabía».

Chispas salieron del picaporte, Sonic rápidamente retrocedió, dejando la suficiente distancia para esquivar, o atacar, dependiendo de cual fuera el caso, las chispas siguieron hasta que cortaron por completo el pomo, y este cayó al suelo, la puerta se abrió de par en par, revelando a:

—¡¿Eggman?! —exclamó Sonic sorprendido.

El doctor tenía el mismo atuendo que cuando lo derrotó, solo que estaba viejo, sucio, y roto de algunas partes, además de que estaba calvo, aún llevaba sus lentes, que tenían el cristal destrozado de un lado, y su bigote era mucho más grande, pero era él, no había duda.

Tres es el número mágicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora