𝚆𝚑𝚊𝚝 𝙸𝚏? | 𝕽𝖔𝖘𝖆𝖑𝖎𝖊 𝕳𝖆𝖑𝖊

Capítulo 12

Hoy era extraño, había un brillante sol en Forks, cosa que significaba la ausencia de los Cullen. Pero no todo era malo , pues había quedado con Jayden para ir a la playa, hacía un mes que no nos veíamos, desde el accidente pues no pude verle.

Tomé un skateboard y empecé a ir en el, no tardaría mucho en ir para allá, tenía bastantes ganas de ir.

Tras quince minutos llegué al sitio donde habíamos quedado, él estaba con un bañador, una camiseta de tirantes y unas zapatillas.

—Por fin te dejas ver, te he echado de menos.— me abrazó con un poco de fuerza. —¿Cómo has estado?— sonreí devolviendo el abrazo.

—He estado bien, lo bueno de haber tenido un accidente es que mi novia me ha cuidado todo este tiempo.— el abrió sus ojos sorprendido

—¿Con la rubia? —asentí lentamente.
—Ya sabía yo que teníais algo entre vosotras dos

—¿Y tú qué?¿Has conseguido novia?

—No pero he conocido a un chica, me atrae bastante, solo somos conocidos.— dijo con una pequeña sonrisa, que bonito, Jayden enamorado.

—Tienes que ir a por ella, como un tigre. — él río ante tal comparación.

—¿Un tigre? ¿Enserio?

—Encima que te intento animar, jodete.— los dos reímos sin parar, realmente extrañaba estos momentos, momentos tranquilos que me recordaban a Hogwarts. —Bueno, ¿vamos al agua?

—El último que llegue tiene que invitar a cinco cervezas.— salió corriendo, con clara ventaja pues a mi me había pillado por desprevenido, pero al momento me puse a correr, alcanzando a Jayden sin esfuerzo alguno y llegando al mar antes que él.

—¡Ja! Ahora me tienes que invitar a cinco cervezas. — me mofé de él mientras me metía en la fría agua, se me ponía la piel de gallina.

—Si, si, luego te invito en el bar de la esquina, así pruebas tu primera cerveza. — él poco a poco también se iba me metiendo al agua. —¡Mierda la camiseta!— dijo ya cuando se empapado entero.

—Si es que eres idiota Jayden. — y volvimos a reír los dos, él se empezaba a acercarse a mi con una sonrisa siniestra. —Ni se te ocurra. — pero saltó sobre mí, haciendome una ahogadilla que duró solo unos segundos. —¡Pero serás! Ven aquí cabrón.

—No puedes, no puedes, no vas a poder Evans.

—¿Qué no? Ahora si que la has cagado.

Habían pasado varias horas, en las qué mayormente habíamos jugado, peleado, hablado, etc... Había sido una ta

rde maravillosa.

Ahora tocaba cenar y íbamos albar de la esquina, no había algo más cercano.
Los dos nos sentamos en una de las mesas, Jayden pidió un sándwich, yo pedí una hamburguesa y dos cervezas, a estas invitaba Jayden.