Después de un día agotador de clases, viene mi recompensa: voy a ir al bar de nuevo por unos tragos con Valerie al Sweet Beverly. Ya me duché, ya me vestí, ya pasé los diez primeros minutos después del baño mirándome en el espejo y arreglándome el pelo. Salgo del baño después de ese transcurso para enseñarle a Ethan lo que he logrado.
—¿Cómo me veo? —Extiendo los brazos para que pueda verme mejor.
Me lanza una mirada tranquila.
—Te ves como un perfecto y muy atractivo transgresor a las reglas —dice con tono automático.
—Ya hablamos de esto, Ethan... —Bajo los brazos y ladeo la cabeza.
—Ya, no soy tu esposa para que vengas a darme explicaciones —se queja.
Oh, no dijiste eso.
Sonrío con ganas y me cruzo de brazos, burlón. Al parecer no le toma muchos segundos darse cuenta de lo que ha dicho.
—Ya sabes a lo que me refiero, idiota —intenta resarcirse.
—Sí, lo sé —asiento yo sin dejar de sonreír—. A que soy irresistible, no tienes que decirlo.
Impulsado por la vergüenza, Ethan me lanza una almohada, que esquivo perfectamente entre risas. Dios, no cambiaría estos momentos con mi amigo por nada en el mundo.
Mientras lo veo reír, noto el parecido una vez más, cosa que ya se me está haciendo costumbre. Es que es impresionante, es como si estuviera viendo una versión inocente y juguetona de mi novia que además es mi mejor amigo.
Ruego al cielo que se me pase con unos tragos.
—Volveré temprano —canto camino a la puerta, casaca en mano para evitar el resfriado como él siempre me recomienda.
—Da igual —gruñe y yo río.
—¡Te amo, dulce, linda y recatada esposa! —bromeo.
—¡Quiero el divorcio, irresponsable e impulsivo esposo! —me sigue la corriente.
Me río con fuerza, pero intento no hacer ruido en lo que me voy. Debido a la brisa helada que siento incluso aquí, me pongo la casaca, la cierro, meto las manos a los bolsillos y me dirijo al punto de encuentro de siempre, cuidando muy bien de que nadie me esté siguiendo.
***
Bien, bien, esto ha sido mi culpa, no lo voy a negar. Pero es que, ¿quién me manda a hacer promesas que no sé si voy a poder cumplir?
La primera noticia de la mañana, que me comunica Ethan en persona, es que ayer en la noche Anderson hizo revisión de habitaciones antes de que yo llegara y, para variar, él tuvo que cubrirme. Claro que esto no me lo cuenta sonriendo ni nada por el estilo, derrocha lo peor de su mal humor y con toda razón, el susto que debió pasar el pobre por mi causa. Se lo prometí. Le prometí que no haría nada para que me expulsaran y le prometí que volvería temprano. Soy un idiota.
Claro que le pido perdón de inmediato, pero no resulta, lo único que hace a partir de ahí es comunicarse conmigo a través de gruñidos, mirarme con el ceño fruncido y tirarme las puertas en la cara. Nos duchamos, vestimos y salimos en silencio y a mí como que algo por dentro se me quiebra. No me gusta que Ethan esté enojado conmigo, aunque sea mi culpa y aunque tenga razón. Creo que de todas las personas a las que conozco, él es a quien más me duele decepcionar.
Cuando todas mis disculpas sinceras fallan y todas mis estrategias parecen no tener propósito alguno, hago lo que mejor me ha funcionado con él hasta ahora: jugar. Llegamos a la mesa a reunirnos con Johanna y creo que ya es momento de sacar el as bajo la manga y hacerlo reír antes de que me odie para siempre.
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You are all I need © [AINIY #4]
Novela JuvenilWill es normal. Will tiene a todo el mundo a sus pies. Will siente dudas. No se lo ha dicho a nadie. Y la reaparición de un amigo de la infancia hará tambalearse todo el equilibrio de su vida... *** La llegada al internado Henderson Green de Will Ro...