Minho introdujo la llave en el cerrojo y entró a la casa. Todas las luces estaban apagadas y alparecer su mamá no había vuelto todavía.
Se sacó sus zapatos y dejo su abrigo colgado en el perchero antes de entrar por completo a la casa.
Su teléfono vibró en su golsillo, y él lo sacó, sin mirar quién era, atendió.
——¡Minho! ¡Minho!
Su cuerpo se paralizó y sus lágrimas salieron.
——Minho, por favor, dime que estás ahí, Minho... Por favor, no tengo tiempo...
——Estoy aquí ——balbuceó muy despacio.
——Felix me secuestro, él me tiene encerado, pero no sé donde estoy Minho, me ha llevado a diferentes lugares, necesito que hables con la policía, Minho.
——Jisung, tranquilo. Yo hablaré con la policía, pero debes aguantar, deb-
Y antes de que pueda terminar aquella frase, la llamada fue cortada.
Sin embargo, su teléfono sonó nuevamente.
——Ya sé donde está Jisung. Iré a hablar con la policía.
——¿Y tu mamá? No puedes arriesgarte, Jisung acaba de llamarme, yo iré, no tienes que piner en riesgo a tu madre.
——Era mentira lo de mi mamá, solo quería que tú no te involucres, sé que eres impulsivo, Minho, pero en está situación no podemos ser así. Ahora solo espera a las noticias.
De nuevo, la llamada fue cortada, pero está le dejo una sensación rara. Ya que la voz del desconocido se le hacía muy conocida.
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