-- Maldita sea Felix --se acercó sobándose el puente de la nariz con los dedos-- ¡Te dije que te quites ese puto maquillage!
La sorprendió una fuerte bofetada que casi le hace caer.
-- Ya calmate cariño, ahora mismo se va a lavar --su madre le tomó en un pequeño abrazo para acompañarle al baño mientras trataba de calmar a su padre-- Vamos Felix...
-- Ni siquiera lo sueñes Chae --la tomó con fuerza de vuelta por el brazo y la alejo del niño-- de ninguna otra forma va a entender que debe de dejar estas mariconadas de una puta vez...tienes que entender que esto no está bien Felix --dijo dirigiéndose está vez al menor-- eres un niño ¡Un hombre y te jodiste! No voy a aceptar que mi hijo sea un marica... ¡Te prefiero antes muerto!
Rápidamente comenzó a zafar el cinto que traía puesto, mientras tanto, el pequeño de entonces 5 años frente a él trataba de enconderse entre la pared, si aquello era posible, y las brillantes lágrimas que se acumulaban en sus ojos temblorosos comenzaban a caer sin delicadeza al suelo.
-- Por favor no le pegues otra vez San, está pequeño y no sabe lo que hace --suplicaba su madre.
-- Por eso mismo, Chae, ahora que está a tiempo debe de comprender que esto está mal, no voy a permitir que siga con estas estúpidas ideas de que es una jodida niña...
Caminó hacia él de manera imponente logrando al instante que comenzara a temblar aún más, tanto hasta que su piernas flaquearon.
-- N-no papi perdón, t-te prometo que ya no voy a volver a hacerlo, p-por favor perdóname, ya no lo voy a decir j-jamás --suplicaba con tanto esfuerzo, temblaba y tartamudeaba por el gran miedo que se había apoderado de él.
Justo como rogaba que no pasara, una vez más, su padre lo golpeó hasta el cansancio dejando numerosas marcas e hilos de sangre sobre su cuerpo.
Gritaba y lloraba en el suelo porque era lo único que podía hacer, había entendido que nadie podía defenderlo, comenzaba a entender que quizá se lo merecía, se lo merecía porque no veía a nadie hacer algo por él...
Su madre solo se iba a su habitación para no presenciar aquella atrocidad tal como muchas otras veces lo hacía en un intento por calmar los ataques de pánico que tenía debido a lo violento que se ponía su esposo últimamente.
Ella sabía que no estaba bien que su pequeño hijo sufriera aquello, sabía que estaba completamente mal que golpearan a un niño de cinco años...pero en el fondo, aún no asimilaba el comportamiento de su hijo, no lo aceptaba o no quería hacerlo pero, muy en el fondo se culpaba por creer que tal vez se lo merecía.
Todo era bastante confuso y difícil de procesar, aún recordaba el malestar que sintió en el estómago la primera vez que escuchó a su hijo decir que no quería usar un pequeño traje azul para su ceremonía de egreso del último año en su guardería, sintió ganas de vomitar cuando inocentemente el pequeño le preguntó si le podían comprar el vestido morado que estaba en la vitrina de la tienda.
No entendía por qué el vestido era solo para niñas y el traje solo para niños, él nunca pensó que hubiera ropa exclusiva para ambos géneros, para él, era simplemente ropa bonita que prefería usar.
Cuando llegaron a casa aquella tarde de compras, se encontraban en la mesa cenando en familia, cuando el pequeño volvió a preguntar el por qué no le había comprado el vestido morado.
Grave error, porque San no se cansó hasta recibir una explicación, que sin ánimos le contó mintiendo al decir que el pequeño quería que ella se comprara el vestido, pero que ella le explicó que era muy pequeño para ella, así que no podían comprarlo, pero el niño en su inocencia la corrigió...
-- No es cierto papi, yo quería usar el vestido morado --bufó cruzando sus bracitos sobre la mesa-- se veía más bonito que el feo traje que compró mami... --le dijo a su papá pensando que lo defendería.
Obviamente no fue así.
Se levantó rápidamente y el pequeño lo siguió con la mirada, confundido al ver que se dirigía a su lugar. Cuando llegó junto a él, lo jaló fuerte del brazo para que se levantara, estaba tan asustado por la repentina actitud que tomó su padre y sus ojitos se cristalizaron.
-- ¿Tú querías ese vestido Felix? --incredulo le preguntó con el ceño fruncido y sujetando con fuerza su brazo mientras lo miraba desde arriba.
-- S-sí, papi... --respondió mientras miraba hacia arriba con sus ojitos llenos de lágrimas.
Lo siguiente que hizo y que no esperaba, era que lo aventara tan fuerte contra el piso, el pequeño se soltó a llorar al instante porque se había lastimado al caer.
Su madre trato de acercarse, pero él le gritó furioso que se largara, que era su culpa que su hijo estuviera enfermo, ya que ella era quien lo cuidaba todos los días.
El pequeño aún lloraba mientras esperaba que alguien fuera a consolarlo como hacían cuando se caía o lastimaba, pero nadie lo hizo, al menos no para lo que él deseaba, lloró aún con más fuerza cuando sintió que un pie lo empujaba fuerte contra el suelo, una, dos, tres y así varias veces hasta que perdió la cuenta. Su espalda dolía demasiado, pero no podía hacer nada, porque no sabía qué tenía que hacer, nunca antes lo habían golpeado.
Chaeyoung asustada solamente lloraba cubriendo su boca con ambas manos del susto, no entendía cómo le podía estar haciendo algo así a su pequeñito de apenas tres años, no sabía qué hacer para detener a su esposo, tenía muchísimo miedo, jamás lo había visto comportarse tan violento.
Para su suerte de ambos, se detuvo después de decirle un montón de cosas crueles a su hijo, cosas que prefería no recordar y que deseaba que su pequeño tampoco lo hiciera, después se marchó fuera de la cocina y salió de casa azotando la puerta.
Inmediatamente ella se acercó, se agachó y cuidando de no lastimar más entre sus brazos a su hijo, lo abrazó.
-- Mi b-bebé... --le dijo con la voz entrecortada mientras sobaba su espaldita e intentaba limpiar sus lágrimas.
El pequeño solo lloraba con más fuerza por el dolor que sus manos le causaban, pero de igual forma se aferraba a la ropa de su mami pidiendo que lo protegiera, hasta que se quedó dormido entre sus brazos.
Al siguiente día, Felix ni siquiera fue a su ceremonia de egreso, pues había amanecido repleto en fiebre, su padre no llegó a dormir y él se la pasó todo el día en cama dormido y temblando del frío junto a su mami. No quería llevarlo al hospital porque no quería que vieran los enormes moretones que adornaban su espalda y brazo, así que espero hasta el otro día a qué mejorara.
A partir de aquel día, nada volvió a ser igual.
Felix era solo un pequeño que trataba de descubrir aquello que sentía naturalmente ser en su interior...pero fue maltratado tantas veces que el sentimiento de culpa lo inundó mucho más.
...
Tal como la última vez, del inmenso dolor que estaba sintiendo, terminó por desmayarse sin percatarse en que momento había terminado su tortura, solamente despertó en el suelo con el cuerpo adolorido y ardiendo por las heridas abiertas en su piel canela, ahora con manchas entre colores negro, morado y rojo.
Con esfuerzo se levantó y se fue a su habitación al despertar y cerro la puerta con seguro después.
-- ¿Por qué no puedo ser una niña? --de verdad no lo entendía ¿Qué tenía de malo?-- No quiero ser un niño... --se encontraba llorando débilmente sentado en su cama-- ¿Es porque soy muy feo...? --se decía a si mismo mientras adornaba con más rasguños sus brazos.
Hacía meses que que sin darse cuenta se lastimaba cuando se sentía bastante ansioso o cada vez que su papá le levantaba la voz y sentía que su respiración se acortaba.
Solo quería ser bonita...
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❝ 𝙋𝙚𝙡𝙪𝙘𝙖𝙨 𝙮 𝙑𝙚𝙨𝙩𝙞𝙙𝙤𝙨 ❞
Short Story- Yo voy a pedir... -el pequeño estaba dudoso de decir lo que había escrito en su carta a Santa Claus. - ¡Seguramente Felix va a pedirle a Santa Claus pelucas y vestidos! Todos rieron pero él solo agachó la cabeza mientras se forzaba por no ponerse...