Por fin eran vacaciones y su cabello ya estaba creciendo otra vez, no estaba tan largo pero al menos ya cubría sus orejitas y eso lo hacía muy feliz, sentía que de verdad se veía bonito. Estaba muy emocionado porque faltaba apenas aquel día para que volviera a la escuela, creía de verdad que así podría agradarle por fin a sus compañeros y quizá así por fin querrían jugar con el.
— Listo, vámonos ya —dijo su padre después de entrar a su cuarto.
— ¿A dónde nos vamos, papi? —preguntó ingenuo después de despegar sus ojitos de su libro de colorear que tenía entre las manos.
— A la peluquería —respondió aún de pie frente a la puerta mirándolo con indiferencia.
— ¿Para qué? —preguntó incrédulo con la esperanza de que no fuera para lo que creía.
— ¿Cómo para qué, Felix? No hagas preguntas estúpidas, vamos a qué te corten ese cabello, mañana ya entras a la escuela —respondió con fastidio para después acercarse y levantarlo del suelo por el brazo— Ven vamonos.
— No... —rogó mientras se resistía de avanzar— Papi por favor, no quiero cortarme el cabello, por favor no me lleves.
-— No es que no quieras, te lo van a cortar y punto final Lee Felix —sentenció para de un tirón hacerlo caminar de una vez por todas.
Siguió tratando de resistirse y rogando porque lo soltara y no lo llevarán a cortarse su cabello, estaba tan desesperado que comenzó a llorar pero al salir de la casa y caminar hacia el auto terminó de hacerlo por el fuerte golpe que le dió su papá con la mano en la espalda, tanto así que lo hizo tambalearse hacía en frente y sostenerse de la puerta del auto.
— Ya deja de llorar maldita sea —le exigió con una fuerte voz después de golpearlo— o te voy a dar verdaderos motivos para que te pongas a llorar.
Sin más, subió a la parte trasera y en todo el camino lucho por aguantar el fuerte dolor que tenía en la garganta por el nudo que se le había formado al aguantar el llanto, no quería hacer enojar a su papá y que lo golpeara otra vez, sin darse cuenta, una vez más comenzó a rascar su manos ignorando el dolor en ellas y el que había en su espalda, era mucho más grande el dolor que sentía por dentro en aquellos momentos.
Cualquiera podría llamarlo ridículo, incluso él lo pensó varías veces de si mismo, pero aquella cosa que era tan insignificante para los demás y para su padre, para él era un golpe más en su pequeño y frágil corazoncito.
Estando en el establecimiento volvió a llorar y rogar que no lo obligará a hacerlo pero volvió a golpearlo, incluso frente a la chica que se encargaría del corte, la cual se quedó impresionada al igual que los pocos clientes que se encontraban ahí también, solamente calló e hizo caso al padre del niño para evitar más problemas e inició con su trabajo. Sentía pena por el pequeño niñito que se encontraba sollozando y llorando bajito sentado frente a ella, cada vez que pasa a las tijeras por su cabello, el niño soltada otro lamento bajo y apretaba más sus ojitos para no verse en el espejo.
Una vez terminado su trabajo, le preguntó si así estaba bien y le pidió amablemente que se viera en el espejo. Felix abrió lentamente sus ojitos y se observó, se sentía horrible, tenía el cabello demasiado corto, incluso más corto que la última vez, pero a través del espejo vió a su padre que parecía amenazarlo con la mirada, así que sin más apartó la vista y asintió rápidamente, después se bajó y espero a que su papá pagará. Finalmente salieron del establecimiento y se fueron a casa, todo el camino de regreso fue igual que el de ida, aguantando el llanto y lastimando su piel para aguantar el dolor.
Aquella noche se desveló hasta altas horas de la mañana llorando debajo de sus sábanas mientras acariciaba el poco cabello que le habían dejado. Estaba tan ilusionado con el largo que había conseguido cuidar todos esos meses después del último corte, pero se lo arrebataron, debió de entender que quizá aquello era demasiado bueno como para ser duradero, quizá así hubiera evitado sentir aquel dolor que inundaba su corazón en esos momentos, o tal vez hubiera sido menor.
Una vez más, todo era de color gris...
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❝ 𝙋𝙚𝙡𝙪𝙘𝙖𝙨 𝙮 𝙑𝙚𝙨𝙩𝙞𝙙𝙤𝙨 ❞
Storie brevi- Yo voy a pedir... -el pequeño estaba dudoso de decir lo que había escrito en su carta a Santa Claus. - ¡Seguramente Felix va a pedirle a Santa Claus pelucas y vestidos! Todos rieron pero él solo agachó la cabeza mientras se forzaba por no ponerse...