Hija de SCP-682 (LIBRO 1)

Regreso a casa

Furia. Ella sintió rabia. ¿Cómo podía haber sido tan tonta? ¿Cómo podía haberse dejado resbalar así? Por supuesto que era una trampa, por supuesto, ella era una tonta por confiar en él.

¿Cómo podría? ¿Cómo pudo hacer esto? ¿¡Por qué haría esto si decía que le importaba!? Estaba viendo rojo, su cuerpo se tensaba, su instinto interno le decía que matara. No, no era instinto, era una creciente pérdida de control que sentía desgarrando su cuerpo, rogándole que actuara.

"Olvídame." La voz de Mal0 estaba empañado por el sonido ensordecedor de los latidos de su corazón golpeando en sus oídos, la rabia era la única emoción que podía distinguir. Estaba de pie en una posición encorvada, salvaje, con las manos temblando, una expresión de asesinato en su rostro inhumano.

Hasta que escuchó el rifle y él abrió la boca, entonces entendió perfectamente lo que estaba pasando.

"Paulie, Paulie, Paulie. Sabes que no puedes hacer cosas así. ¿Qué esperabas, una fiesta de bienvenida y un pequeño y dulce perdón?" Dr. Darren. A él.

"Si atacas a alguien, nos veremos obligados a terminar. Hoy has demostrado que eres un peligro". Una vívida sonrisa torcida se arrastró por el rostro de Darren, había esperado este día durante mucho tiempo. Tal vez por fin encontraría una manera de vengar a su padre, conseguiría la oleada de venganza e iría a hacer algo con su vida.

Paulie sabía que eso no iba a suceder. Sabía que no era así como funcionaba, pero el pobre Darren estaba delirando. Ella nació aquí y moriría aquí sin duda, pero aquí estaba él pensando que simplemente podía irse. No, en este momento no sintió ira a pesar de que su cuerpo le decía que debería hacerlo. Ella sintió algo lejos de

Eso. Algo más.

Pena.

Ella enderezó su postura, de pie con calma como una persona debería, como un ser humano bien sereno. No se había dado cuenta de lo salvaje e irracional que parecía hasta ahora. Ni siquiera la bata de laboratorio blanca y fresca que actuaba como máscara podía contener un desastre tan grande.

"Sé que estás de duelo, Abbington, pero esto no está bien". Paulie se mantuvo firme mientras los rifles que la apuntaban bajaban con alivio, para su consternación. Su rabia creció.

"No tienes derecho a llamarme así, asesina". Apretó los puños, temblando ante la idea de que un monstruo así pudiera atreverse a intentar manipularlo. "No trates de torcer esto, fenómeno".

Paulie no cedió, sus ojos se encontraron con los guardias armados que asintieron con la cabeza al darse cuenta de lo que había que hacer. Tenía razón, y no querían hacerle esto.

"¿No crees que no he sufrido en esto también? La base es mi vida, mi muerte y mi nacimiento. Lo odio, pero estaría peor allá arriba. No puedo huir de mi vida. ... lo que hizo mi mamá y cómo murió, pero..."

"¡NO SABES NADA!" Finalmente espetó, sacando su pistola y disparando a quemarropa en la cabeza de Paulie. "¡MATARÉ A TODA TU MALDITA FAMILIA!"

Todo se volvió negro, pero podía escucharlo forcejear y gritar mientras ella avanzaba.