Capitulo 2

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Ernest era el tercer hijo de una pareja sin amor y de clase media, él y sus hermanos eran muchachos bien parecidos, aunque no tanto como para atraer muchas miradas, era alto y algo atlético, y aunque era amigable y agradable, por razones personales siempre decidió aislarse de los demás en la medida de lo posible, y si así podía, ni siquiera dejaba su habitación.

Sobre su vida, no había nadie que esperara gran cosa de él y ni él esperaba gran cosa de sí mismo, su futuro era tan incierto y siempre había tenido la idea de que quizás algún día dejaría una huella en el mundo o en el corazón de sus seres queridos, pero de ahí en fuera su vida era muy monótona y sin mucha importancia. Pasaba sus días en sus proyectos personales, universidad (cuya estancia ya se había alargado) y su pasatiempo favorito; leer mangas, manhuas y manhwas. Por supuesto este gusto secreto lo llevo a meterse en toda clase de géneros, pero no fue hasta que conoció el BL que se sintió fanático de estás historietas. Había algo en aquel mundo que era bastante excitante y tierno, si tuviera que describirlo usaría solo el último adjetivo, y fue gracias a estás historietas que conoció el mundo de las novelas danmei, siendo las de cultivo e inmortales* sus favoritas, sin embargo, tenía que admitir que gracias a su carrera había perdido el hábito de leer por gusto y le resultaba tedioso tener que leer novelas de más de dos mil páginas para conocer las lindas y turbulentas historias de amor de dos hombres.

Era normal que guardara toda clase de novelas en su nube y las dejara acumular polvo cibernético por mucho, muuuucho tiempo antes de siquiera echarles un ojo. Sin embargo, se mantenía al día con los chismes y memes que hacían los diversos fandoms, básicamente no tenía que leer las novelas porque conocía lo elemental de la mayoría, es lo que amaba de los spoilers, saber qué pasaba, pero no como pasaba.

A veces incluso fantaseaba en foros de internet con otros fans que, al despertar, por alguna razón estuviera en uno de estos mundos fantásticos, aunque siendo realistas, daban mucho que desear y seguramente moriría siendo joven en un mundo de cultivo dónde fuera un simple humano y oh sorpresa, había transmigrado mientras dormía en uno de esos mundos desconocidos.

Bien, ya podría ir tachando de su lista de vida aquel tonto deseo. Finalmente estaba en una novela y por alguna razón tenía la sensación de que estaba jodido, más que estar feliz.

Por otro lado ¿qué había pasado con su vida "real"? había dejado muchos pendientes. No podía simplemente morir y vivir en un mundo de fantasía ¿Oh sí? Pero si se ponía optimista ahora realmente podría llegar a tener una vida cómoda y sin preocupaciones. Por las riquezas que veía a su alrededor ya no tenía que trabajar, seguramente ya no tendría que asistir a la universidad y ¡usar transporte publico!

"Mantén la mente fría... No podemos simplemente resignarnos, necesito saber porque estoy aquí. Es naturalmente humano buscar lógica hasta en donde no la hay..." Suspiró pesadamente aún inmerso en sus pensamientos, por alguna razón empezaba a hablar en plural porque claro estaba él y el tal Qiu Niu.

"Se me ocurren tres posibilidades; primero, soy realmente Qiu Niu pero me he vuelto tan loco que he empezado a pensar en mí mismo como alguien llamado Ernest, peeeero tengo tantos recuerdos y vivencias sobre mi vida como Ernest que dudo que sea una opción. Segundo, mi cuerpo está muerto y mi alma transmigró al cuerpo de Qiu, ¿qué tan real es este cuerpo? Ni siquiera mi "cuerpo real" tenía alguna enfermedad para que muriera de repente mientras dormía. Y tercero, todo esto es un sueño" disimuladamente se pellizcó con mucha fuerza el brazo, realmente le dolió. No era un sueño o era uno muy bueno.

"O cuarta opción: algo de este mundo me trajo... ¿por qué a mí? Ni puta idea..."

A todo esto, sabía que había transmigrado a una novela, le resultaba extrañamente conocido el nombre de "Qiu Niu" pero por alguna razón no lograba recordar del todo. Mientras hacía un recuento rápido de las novelas que había guardado y de las que seguía de cerca. Le llegó de golpe el título "El desafortunado dragón prisionero de un rey codicioso"**.

¡Señor, soy muy débil!...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora