III

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No editeeee, asi que si ven algo mal avísenme y dejen un comentario, me sería de mucha ayuda.

Juro que intento cambiar las rayitas por el guión, pero Wattpad es un payaso (mamon, en mi país).

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-¡Akk...! ¡Pfff! -No fue capaz de retener la risa, sintiendo como, cómo cada mañana, el pequeño conejo se posicionan dejaba de su brazo para poder seguir durmiendo, escuchando como Diana le ordenaba que se levantara. Hace dos días había tocado un punto débil, terminando por provocarle una incontrolable risa, ahora Akko se aprovechaba de ello para poder dejar de escuchar sus sermones.

Diana finalmente se levantó, alejándose del pequeño conejo y aclarando su garganta. -A-Akko, sabes que podemos despertar a las chicas... -Miró a sus amigas. -Aunque ya deberían levantarse para las clases -Suspiró, levantándose y comenzando a cambiarse. -Akko, ven, tengo que limpiar tus heridas y darte tus med... ¡Akko! -Exclamó al notar que el pequeño conejo ya estaba respirando de forma profunda, indicando que nuevamente había entrado a los brazos de Morfeo.

Caminó hasta Akko y la tomó en brazos, llegando hasta su escritorio y limpiando la superficie antes de dejarla sobre este. Tomó la botella de alcohol, el algodón y las pinzas, junto con las gasas, la pomada y las pastillas. Sabía que si no despertaba con regaños lo haría al sentir el alcohol.

Y así fue, en el momento en el cual la solución tocó su primera herida, el pequeño animal abrió de golpe sus ojos y emitió y un pequeño quejido ante esa sensación. Al notar esto, Diana no pudo evitar fruncir un poco el ceño, sintiéndose ligeramente culpable por haber hecho que Akko se libere de su somnolencia de esa manera.

Suspiró profundamente y se limitó a seguir curando cada una de sus heridas, hasta finalizar con la aplicación de la pomada y sobre esta misma sobreponer las gasas que debía poner.

-Terminamos -Susurró, siendo escuchada por la menor, a quien tomó en brazos antes de posicionarla sobre su cabeza, donde el pequeño conejo de inmediato se recostó. En los cinco días que Diana llevaba cuidando de ella, se había vuelto una rutina que Akko estuviese la mayor parte del tiempo sobre la cabeza o algún hombro de la Cavendish, pues de esta manera lograba mantenerla cerca y vigilada sin que fuese un impedimento para hacer un uso libre de sus manos o brazos. -Chicas -Añadió con voz alta, provocando que sus amigas se removieran. -Deberían levantarse, se les hará tarde -Dicho eso, salió de la habitación con un pequeño conejo recostado en su cabeza de forma tranquila, antes de escuchar unos gritos en su habitación (gritos de Hannah y Barbara donde seguramente expresaban su alteración al notar que faltaban pocos minutos para la primera clase). -Lo primero es historia de la magia, después de eso tendremos astrología -Alzó una mano hasta el conejo y, con las yemas de su dedos, dio dos caricias en su pequeña cabeza, sabiendo que seguramente estaba a punto de dormirse y eso la haría reaccionar.

Suspiró al escuchar un quejido somnoliento de parte del pequeño blanco.

Sería un día largo.

-Atsuko -El pequeño conejo se detuvo en seco al oír su nombre completo ser pronunciado de una forma severa y casi fulminante, disfrazada de amabilidad y calma y de forma simultánea penetrando y perforando su pequeño cuerpo de nervios y temor, haciendo que la chica con un hechizo encima comenzará a sudar en frío. -¿Recuerdas que te dije que te quedaras quieta, querida?

Oh no... Los últimos días había notado que solo la llama "querida" cuando le estaba esperando una curación con algodones empapados de alcohol. Al menos terminaría con esas heridas bien desinfectadas, ¿No?

-Diana, no seas tan cruel con este pobre y pequeño conejo -Llegando a su lado, Bárbara tomó a Akko entre sus manos, alzando al conejo por los aires.

Little rabbit Donde viven las historias. Descúbrelo ahora