XIII

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¡Marinette era tan malditamente sexy! Con sus grandes ojos azules, que lo estuvieron viendo con deseo, nublados después de su sesión de besos.

La había besado tantas veces, pero la manera en que se tocaron ese día en su cuarto, era ¡Abrumador!

Sus labios carnosos, suaves, que siempre olían a cereza. Su pálida piel, su perfecto cuerpo.

Adrien no pudo concentrarse, simplemente no podía cuando todo lo que pensaba al cerrar los ojos era ella.

La manera en que se había frotado contá él, la amaba más que nada. La deseaba más que nada.

Su deseo era tan grande.

Cuando estuvieron en esa habitación sus cuerpos dejaron ver sus verdaderos colores, porque sólo querían estar juntos, uniéndose, en todo sentido.

No por nada tenía la saliva de ella en su boca, llevaban tanto tiempo a los besos que no le sorprendería que sus salivas estuvieran mezcladas.

Pero ahora más que nada deseaba que fueran unidad. No como un equipo, sino como hombre y mujer. Siempre se habían deseado, siempre. Incluso cuando eran niños tontos, había algo entre ellos.

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«¿Por qué ese estúpido hechizo no funcionó? ¡No lo entiendo! Pague mucho por ese pote. Menos mal que me sobró un poco. No puedo creer que Adrien no esté babeando por mí. » Lila revisó unas cosas en su celular.

«No importa, nadie vence a Lila Rossi. Nadie. » ella observó con atención la botella. «Tengo una idea.»

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Al día siguiente, Lila Rossi se volvió a presentar a la escuela. Ella se pasó hablando sobre su viaje a "Achú"y notó cómo varios de la clase seguían cayendo en sus encantos. Lo que sí le pareció extraño es que Dupain-Cheng no estuviera dándole miradas de muerte. De hecho la asiática parecía sedada, ya que tenía una sonrisa perdida en su rostro.

No le tomó importancia.

Ella finalmente quitó la bandeja que había traído, un "postre" típico del lugar donde fué a hacer claridad (en realidad lo había comprado en el supermercado, pero nadie iba a notarlo)

Aprovechó que la señora Bustier estaba ahí presente, para ofrecerle el postre a su objetivo.

«Adrien...» Parloteó Lila, con una tímidez que nadie creía. Pestañeó con su mejor cara de alguien que "no mata ni una mosca" «Traje este postre de mi viaje, especialmente para tí, sé que no puedes consumir demasiados dulces. Pero este es especial para tu dieta.

La clase quedó en silencio. La verdad pese a que habían varios que aún creían ciegamente en Lila, la gran mayoría desconfiaba de ella o simplemente estaban seguros de que era una mitómana.

Pero la señora Bustier, todavía creía en ella.

«Qué gesto más considerado con tu compañero. Por favor Adrien, acéptalo. Así podremos comenzar la clase. » el rubio hizo bien al fingir su cara de fastidio frente a la maestra, pero cuando ella se dió la vuelta, él hizo una mueca. La clase soltó risitas.

«Gracias Lila.» Dijo él, para luego darle una sonrisa falsa. La castaña lo miró con una sonrisa maliciosa.

«No es nada, cualquier cosa... »ella le acarició el brazo. «Por mi querido amigo.»

Lila se le quedó viendo, como esperando que lo comiera en plena clase. Adrien parpadeó.

«Oh, voy a comerlo después. Ahora estamos en plena clase. Está prohibido comer aquí. »

Lila maldijo mentalmente las reglas escolares.

«¡Es verdad!» ella se sentó en su asiento.

A Marinette no le gustaba nada, era como si lo que sentía antes cuando veía a Adrien cerca de Lila se hubiera aumentado 200% más.

Pero durante toda la clase, Alya la ayudó a no atacar a Lila.

Love potionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora