XVIII

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«¿Escucharon que Lila Rossi fué expulsada?» Murmuró una estudiante de otro curso.

«Sí, su madre la mandó a un internado en Italia, al menos eso dicen. »

«Siempre me cayó mal. »

«¿En serio había gente que creía lo que ella decía?»

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«Por favor, déjenme ir, grrr. » Marinette se encontraba nuevamente atada, de pies y manos y se encontraba siseando a Alya y Juleka, quienes convenientemente la ignoraron.

Adrien también estaba ahí, aunque él no estaba atado de pies.

«Lo hacemos por tu propio bien. Lo entenderás cuando pierdas el hechizo. » Dijo Alya, Juleka empezó a decir un conjuro en una lengua muerta, mientras cortaba el hilo rojo con una tijera plateada.

Era de noche, luna nueva como pedía el hechizo.

Por favor que funcione, por favor... Pensó Alya.

La azabache quedó momentáneamente adormecida y Adrien parecía estar cayendo en cuenta de dónde estaban los dos.

Finalmente, el ritual terminó, los pétalos de rosa desparramados en el suelo.

«Mari... ¿Marinette?» Adrien enfocó su vista en la chica. Aparentemente le hicieron el ritual.

«¿Cómo llegué aquí? ¿Qué me pasó?» Empezó a gritar Marinette,mirando a ambos lados y totalmente asustada.

«¡Cuidado!» el rubio logró agarrarla antes de que ella cayera por una vela.

Marinette miró fijamente al rubio, Alya y Juleka esperaban que Marinette saltará por Adrien, pero la chica se sonrojó.

«Adrien... ¡Adrien!» ella lo abrazó. Él sentía lágrimas de felicidad.

«La recuperaron...» dijo Adrien, mirando a Alya y sobretodo a Juleka, con agradecimiento.

Sí, la habían recuperado.

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Los días posteriores, Adrien y Marinette estaban algo confundidos, Lila ya no estaba en el colegio y además Kim y Max eran pareja.

Algo había pasado. Marinette se avergonzó al darse cuenta de las cosas que había hecho al rubio mientras estaba bajo el hechizo, ella se disculpó y él sólo se lamentó no poder recordar más.

Aparentemente Adrien y Marinette habían hecho algo... Algo que hacía que Tikki y Plagg se dedicaran miradas cómplices y soltaran risitas.

El rubio y la azabache se sentían avergonzados.

Finalmente, terminaron regresando a la normalidad, entonces, un día Adrien sorprendió a Marinette, llevándola a un romántico paseo romántico para confesar que siempre la había amado.

Después de eso, no hubo mucho que decir, se mantuvieron como unidos por la cadera.

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En Italia, Lila fué inscripta en un internado muy estricto, tenía en su poder un broche que robó a Marinette, porque no soportaba que ella tuviera una joya tan linda.

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