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La vida de por si es difícil al cumplir los quince, luego llegan los dieciocho y quieres cambiar, tener una nueva vida, salir de casa y no depender de nadie. Quitarte a esa persona que te reprende a cada rato, por cualquier cosa, esa persona que está sobre ti, pero lo que nunca sabemos es que esta persona, solo quiere darte consejos, guiarte por el camino correcto, decirte que está mal y que está bien, nosotros lo tomamos como hostigamiento, pero en realidad solo quiere que seas feliz, ver tu felicidad. Sí, tu padre, tu madre, tus abuelos, hasta puede que tus amigos. En este momento me arrepiento mucho de no haber hecho caso al llamado de mi padre, mi comportamiento fue infantil y lo admito. Nunca debí cerrar la puerta. Si solo no hubiera cerrado la puerta nada de esto pasaría, no traería la muerte de los más cercanos a mi.

Pero ahora estoy aquí, frente a todos los cadáveres de mis amigos, de mi padre, del hombre que ame. Arrepentido de irme, ya nada tiene arreglo y lo que más me destroza el corazón, si es que aún lo tenía, era ver el pequeño cuerpo de mi hija entre mis brazos con sus ojos cerrados, ojos que ya nunca más se abrirían. Que nunca más me mirarian con una sonrisa tan hermosa, la única que me hacía maravillosa mi existencia.

—Aún podemos hacer algo— negué. No había nada que pudiera hacer ya.

—Es tarde Newt— la sangre ya corría en mis brazos, la cálida sangre de Cami, de mi hermosa Camila.

—No lo es Stiles, existe un conjuro que puede regresarte en el tiempo— Newt se puso delante de mi, cargando a mi hija en sus brazos— Tendrás todos tus recuerdos.

—Pero..— sabía que había un "pero" en cada cosa buena que se decía.

—Pero no regresaras tanto tiempo atrás, mínimo será cuando Camila llegué a tu vida, no podrás ir en el momento en que sales de tu casa— cuatro años y medio después de haber salido de casa. Eso era mucho tiempo, tiempo que perdí. Pero era suficiente con tener una esperanza de salvar a las personas importantes para mí.

—¿Cuál es el conjuro?— a Newt no le gustaba la magia oscura, los saltos en el tiempo y menos que vuelva apasar por todo eso de nuevo.

—Debemos ir a la base— dijo firme. Su mirada era todo para saber que sabía lo que pensaba— Ellos ahora mismo están buscándonos aún, así que tenemos tiempo Stiles.

Me acerque a él en el momento que veía como bajaba el cuerpo de Camila al pasto, a un lado del cuerpo de Derek.

—No podemos llevarla.

—No la quiero dejar.

Sus manos me hicieron verlo a los ojos.

—La volverás a ver, a sentir y escuchar, pero debemos irnos sin ella.

Los cabellos rubios manchados de sangre, su olor, su carita, sus manitas. La quería de vuelta en mis brazos, como también a los demás.

—Bien— mi voz salió baja, me costaba dejarla atrás.

Newt jalo de mi lejos de ese lugar lleno de cuerpos muertos, ver cuerpos así era algo a lo que ya estaba acostumbrado, pero era diferente ver el cuerpo de las personas cercanas. En el pateó de mi anterior casa.

Pero ellos no eran los únicos, todo ese pueblo, en dónde nací y pase la mayoría de mi vida, estaba lleno de cadáveres sin vida. Y nosotros sabíamos quienes habían sido los responsables de todo este caos. Victor y Nat, esos hermanos que disfrutaban destrozar las vidas y almas de las personas.

—Nos irá mejor si vamos por el bosque, podemos dejar gotas de nuestra sangre y confundirlos.

—Tienes razón, pero Victor se va más por su sentido del oído— conteste. Victor era uno de los cinco mejores hombres de Santos, Newt y yo ocupabamos el primero y segundo. Él siempre me odio y desprecio por lo que podía ser capaz, nos hacía perder la paciencia para que Santos nos degradará, pero nunca fue así. Si no al contrario, le gustaba que no nos dejáramos humillar por otros, menos pisotear. Y sin duda me había pisoteado con destrozar mi pueblo, con matar a todos mis amigos, a mi padre y a mi pequeña.

—Ya nos apañaremos si eso pasa, por el momento hay que concentrarnos en llegar a la base y tomar el libro.

Sí, ya quería verlos a todos de nuevo.

La idea de Newt sin duda fue efectiva, dejar gotas de nuestra sangre en los árboles o en el pasto había desviado al grupo de chupa sangre. Podíamos oírlos y olerlos.

A mitad de madrugada llegamos a la base, la casa de ladrillo gris donde estuve por diez años. Nos desplazamos fácilmente al conocer la casa de pies a cabeza y como lo había dejado, Santos estaba en su silla sentado con una estaca en su corazón, su cabeza colgando atrás. A Santos lo había llegado a ver como un segundo padre en algún momento de mi vida, me había dado libertad, atención y todo lo que quería. Había tratado a mi hija como un abuelo lo haría, Camila lo quería mucho. Pero un día de pronto cambio y no pude hacer nada más que quitarle la vida. Así, sentenciando mi vida y la de todos los que me rodeaban.

—Aquí está— saco un libro negro con una estrella en medio dorada. Santos siempre leía este libro, nos dejaba tomar todo libro que estuviera en la estantería, pero nunca este— Pensar que algún día podríamos verlo.

Su sarcasmo me hizo sonreír, no le gustaba ese libro, pero estaba haciendo lo que no le gustaba para ayudarme. Era un grandioso amigo que nunca querría perder.

—Bueno, es fácil. Solo debemos recitar estás palabras extrañas en nuestra mente mientras pensamos en que nuestro cuerpo llegué completo a ese momento.

Levanté una ceja, ¿Eso era fácil?

—¿Acaso no hay una máquina del tiempo aquí? Creo que eso sería mejor.

—Si, sería lo mejor. Pero lo siento amigo, nunca he visto una máquina del tiempo— se encogió de hombros acercándose a mi lado.

—¿Siquiera sabes cómo se lee esto?— señale a las letras extrañas que estaban en la página que me mostraba.

—Algo, lo escribiré para ti— por favor. No sabia ni pronunciar la primera letras de esa lectura. Recorrí la habitación pensando en todo el tiempo que estuve aquí dentro con Santos, hablando de lo que haríamos en el futuro para mejorar la sociedad. Claro, me lavo el cerebro en ese entonces. Empujé con mis dedos un libro que quería sacar, gire a la puerta— Los escucho, ya casi termino.

Los latidos de Nat y Víctor se acercaban cada vez más, no habían caído en nuestra trampa por mucho tiempo.

—Newt, por lo que más quieras. Apresúrate por favor— pedí sacando la estaca de Santos para ver fijamente la puerta. Preparado para saltar hacía Victor. Era el primero en mi lista.

—¡Listo!— festejo alzando la hoja.

Corrí a su lado a tomarnos las manos, ahora sí pude entender perfectamente el lenguaje. Pero tenía una pregunta, ¿Qué pasaría con mi yo del pasado?


Nota: Hola chic@s, espero que esta nueva historia les llegue a gustar, es una de muchas historias que tengo en borradores.

¿Stiles es un monstruo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora