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Newt mantenía su mano alzando una parte de la sábana para evitar que Camila llegará a levantar la cabeza al escuchar los golpes sordos que hacían los cuerpos al caer al pasto, manchando las hojas de sangre. Hice un gesto de asco al ver rodar una cabeza entre mis pies. Por dios, no podían ser un poco piadosos con ellos, yo prefería ir directo por su cuello y ya si eran presas fáciles, pero ellos quería ser muy despiadados.

Ruido alguno cesó y pude voltear, la servilleta blanca de tela era lo que pasaba entre sus dedos y muñecas, retirando cualquier rastro de sangre. Niklaus paso las puntas de sus dedos por sus labios y lamió estos.

—Esto me a abierto el apetito— dijo al ver mi mirada.

—Casemos algo y sigamos con nuestro plan. Damon, deja de hacer eso— exclamé rodando los ojos al ver como abría y cerraba la boca de uno de los muertos.

—Eres aburrido— abrí mi boca indignado. ¡Yo era el más divertido de todos ellos, no tenía derecho alguno de decir eso! Solo que por ahora tenía que pensar principalmente en ese asunto de vida o muerte.

—Te tragaras tus palabras algún día— le señale avanzando con Newt.

A mi lado se posicionó Estefan, quería evitarse estar con ellos tres. Lo entendía, con Elijah de nuestro lado iba a ser muy larga nuestra caminata. Lo supimos al escuchar como empezaba a discutir con Niklaus.

Unos minutos después levanté mi mano callando sus voces y deteniendo a Newt de lo que fuera de llegar a decirme. Lo podía reconocer con algo tan mínimo como sus pisadas. Tal vez él pensará que no, pero ya me había hecho muy hábil desde que estaba en la preparatoria.

—Huele a perro— sonreí al escuchar a Damon quejarse.

Sí, eran ellos. Tal vez no todos, pero los principales.

—Aquí los chupa sangre no son bienvenidos— gruñó con su porte de delincuente. El recuerdo de la primera vez en el bosque me llegó, seguía igual, aunque sin ese porte tan malandro que tenía hace mucho.

—¿Eso aplica a todos?— pregunté con una sonrisa apenas mostrándose. Se acercó más al escuchar mi voz, no me había olvidado.

Su cara de sorpresa me hizo por fin suspirar— Stiles— frunció su ceño— Pero tú te fuiste.

—Lo hice— di dos pasos adelante. Justo cuando estaba por volver a hablar Scott salió de la oscuridad.

—Stiles— nostalgia, así sonó su voz al decir mi nombre.

—Hola chicos— Derek me apunto con su dedo negando.

—Eres uno de ellos— sus ojos eran rojos, otra vez. Había olvidado como era verlos así. Su mirada amenazadora fue a mis amigos— ¡Te convirtieron!

Negué levantando los brazos a mis lados— No, Derek no. Bueno si, pero no fue ninguno de ellos— Damon levantó una ceja al escuchar mi juego de palabras, lo ignore— Son mis amigos.

—Tus amigos...¿Son unos colmilludos?

—A ver espérate— Damon intervino— Que sepas que ustedes también son unos colmilludos.

—Es diferente— gruñó.

—Pues explícame cómo somos diferentes en colmillos— se cruzó de brazos mirándolo retador.

Ya me esperaba esto, iban a ser enemigos desde el momento en que se vieran.

—No creo que sea el momento indicado para que empiecen a hacer esto, Stiles tendrá alguna explicación del por qué regreso.

Asentí a Scott— Así es y necesito prepararlos para eso.

Sus ojos verdes volvieron a mi dejando a Damon para después.

—Lo hago porque eres de la manada— se lo agradecí con un levantamiento de cabeza— Vayamos al Loft— Scott asintió a su demanda y señaló al frente, Damon y los demás me vieron.

—Esta bien.

Empezaron a avanzar, Derek se puso a mi lado y golpeó su hombro con el mío— ¿Es grave?

—Más que grave diría— sus latidos relajados después de pasar por ese momento con Damon me calmaron, como su corazón bombeaba la sangre hizo que mi nariz me pícara. Ahora podía saber lo que él podía escuchar— ¿Crees que podamos quedarnos en tu Loft?

—¿Confías en ellos?

—Sin duda alguna— di mi palabra. Fue lo suficiente para que Derek me diera su y entremos a su Loft con una invitación de su parte, le había extrañado que nos quedaramos fuera unos segundos, pero lo entendió luego de explicarle.

—Les envié un mensaje a los chicos para que vengan— Dijo pasando a la pequeña cocina. Damon y los demás fueron a investigar, aunque el primero era más un gato curioso, andaba tocando todo sin excepción alguna, mientras los demás lo hacían disimuladamente.

Derek se quedó a mi lado, pero sin quitar su atención de Damon. Sonreí, seguía sin gustarle que toquen sus cosas. Parecía una doñita cuidando sus tesoros. Newt se acercó y la mirada de Derek volteo a mi al olerla, un suave olor a dulce y su suave latir de su corazón, la destape al tenerla en mis brazos.

—Ire a vigilar a Damon, nunca se sabe que puede hacer en un lugar nuevo— apunto al hombre que subía por las escaleras de caracol tan tranquilo.

Los ojos grises de Camila se quedaron fijamente en Derek, me aclare la garganta y me gire a él.

—Ella es Camila, mi hija— presente calmado. Por fin la conocería, mucho más tiempo antes de que llegara ese día tan nefasto.

—No es...— negué. No era como yo, eso era seguro.

—Fue antes de que me volviera así— aclare.

—Cómo fue que sucedió— sus párpados se bajaron y subieron, sin saber cómo, Camila sonrió y levanto su mano al rostro de Derek. Quien sorprendido por tal muestra de interés se acercó lentamente y dejo que tocará su apenas notoria barba. La picazón que hizo en su mano la hizo reír. Sonreí encantado al ver a mi pequeña tan risueña.

—Digamos que al irme del pueblo sucedió un pequeño problema que me dejó entre la vida y la muerte, un hombre me encontró y me dió a elegir— empecé— y lo único que se me vino a la mente en ese momento fue poder ver a mi papá otra vez y pedirle una disculpa por como me comporte esa noche. Así que bueno, mi elección ya sabes cuál fue— la melancolía me comió en ese momento tan difícil, el dolor luego de tener sus colmillos en mi cuello fue la sensación más horrible del mundo, si ya estaba casi muriendo en ese momento si que sentía que me moría en cuestión de segundos.

Sabía lo que pasaba por su mente, nunca había sido mi intención irme y dejar a la manada atrás, pero había actuado impulsiva y egoístamente esa noche. Ellos no tenían la culpa de lo que me ocurrió después.

—Sigues siendo de la manada Stiles y eso nunca cambiará, aún si eres un chupa sangre— sonrió. Debía ser por el rodar de mis ojos al escuchar lo último.

—Es mejor chupar sangre que destrozar— abrió los ojos fingiendo estar ofendido— sí, es mejor— sin dejar que diga palabra alguna le acerque a Camila.

—No creo que le agrade— dijo bajo.

—Vamos Derek, ¿qué no ves la mirada que tiene sobre tí?— poniéndose derecho la tomo en sus brazos pegándole a su cuerpo.

Mi niña era calmada y curiosa, y así se puso al empezar a poner sus manos en sus mejillas.

—Ire al baño, te la dejo— desaparecí antes de que dijera algo. Lo nervioso que se ponía me daba risa, nunca había tenido a un bebé en sus brazos y temía romperla, pero sabía que nunca la lastimaria de alguna manera.

¿Stiles es un monstruo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora