3

55 12 0
                                    

—¿Esta es tu forma de saludarme, Stiles? Pensé que éramos amigos— y lo éramos, solo que verlo otra vez vivo era sorprendentemente genial que no pude quedarme quieto.

—Y lo somos Niklaus— deje de abrazarlo con tanta fuerza para verlo a la cara, tenía su cabeza completa. Suspiré.

—Viajaste en el tiempo, ¿Verdad?— no hizo falta que le respondiera— ¡Stiles, sabes lo que puede pasar!

Si, alterar el futuro. Lo sabía, pero no me importaba por ver a todos de nuevo con vida y cambiar las cosas.

—No quería perderlos, Niklaus.

Entro en la conversación Newt, pero me quedé atrás al ver a mi amigo de nuevo. Él era de nuestro grupo junto a otros tres chicos más, los que estaban en contra de lo que Santos estaba pensando hacer.

—¿Fue por todos?

—Si, por eso queremos cambiar las cosas y los necesitamos, ahora más que nunca Nikla.

Dejé de ver al suelo para ver sus ojos al sentir sus manos en mis hombros, lo pálido que era su rostro era diferente al color que tenía ayer en el suelo. Lo expresivos que eran sus ojos solo al estar con sus amigos más cercanos era diferente a los que mostraba a desconocidos. Nuestros ojos podían ser un poco aterradores para los humanos que no saben nada de lo sobrenatural.

—Estoy dentro, iré a la base y hablaré con ellos. Nos veremos en este mismo callejón mañana a las siete, si no llego a esa hora vayanse, ni un minuto más. ¿Entendido?— lo entendía.

—Sí— golpeó con su palma mi mejilla amistosamente como un hermano y asintió.

—Los vemos mañana chicos.

Su cuerpo desapareció por el callejón sin hacer ruido alguno como era costumbre de él, siempre era así, mantenía su presencia escondida de todos y Newt y yo éramos los únicos que podíamos percibirlo. Regresamos al departamento y con un golpe en el hombro nos fuimos a nuestros cuartos. Camila dormía tranquilamente en la cama con sus brazos estirados a sus lados y su pierna derecha sobre la almohada. Mi pequeña niña, haría lo que fuera por ti, me escondería contigo de por vida, pero eso no resolvería nada y no podía dejar morir a mis amigos y a mi padre.

Dormí a su lado pendiente de todo lo que pudiera estar cerca. Lo único que escuchaba eran los latidos de todos en este edificio viejo, los maullidos de gatos y los ronquidos de alguno que otro perro. Al amanecer la primera en levantarse fue Camila, estaba sentada en medio de la cama mirando mi rostro mientras chupaba su chupete. Era tan linda que no podía creer que era mi hija, antes de que fuera mordido había conocido a su madre en una noche de frustración al no saber que hacer lejos de casa.

—Hola Cami— parpadio. Su corazón pequeño palpitaba normal y su sangre corría por todo su cuerpo como agua. Pase saliva, lo único que odiaba era tomar sangre. Lastime a una que otra persona en mis primeros días de trasformacion, luego pude controlarme con sangre de animal, Santos nos daba eso para que pudieramos controlar nuestra sed de sangre. Y ahora tenía hambre. Me pegue en la cara y me levanté tomando a Camila en mis brazos para salir de la habitación. Newt al ver mi estado enseguida se levantó a tomar a Camila de mis brazos.

Habían pasado tres semanas desde mi última comida y me era más difícil poder tomar por completo mi control.

—Yo me reuniré con Niklaus, tú quédate y cuidala por favor.

—Ten cuidado afuera Stiles, nada de inocentes, solo delicuentes.

—Lo sé— se parecía tanto a mi padre que me daba risa.

Habíamos decidido tomar algo de sangre de personas malas, eso los asustaba y dejaban de robar. Bueno, a estado funcionado con algunos. Salí del departamento y caminé por las calles al rededor de dos horas, era la una.

Lo más fácil que podía hacer era ir a Beacon de vuelta con mi padre, pero si iba. Había la posibilidad de que Santos lo supiera, de hecho si que sabría. Y no quería poner en riesgo a la manada y a mi padre tan pronto habiéndo muchos chupa sangre en todas partes, así que mejor nos haríamos cargo de algunos cuantos antes de ir a Beacon. Scott se sorprendería de lo que soy ahora, nunca llegaría a imaginar que ahora formaba parte de lo sobrenatural de verdad. La verdad nunca lo hubiera querido tampoco, sentía que ser humano era algo que hacía a Scott estar sobre la tierra al tener a alguien humano a su lado. Pero bueno, nada de eso se podía cambiar y menos ahora.

Detuve mis pasos y gire en un callejón al escuchar como alguien trataba de gritar, pero una mano amortiguaba su voz. Mi objetivo fue rápidamente localizado y la mirada de esa chica cayó en mi con súplica en sus ojos. Podía tener unos catorce años mínimo, vestía una falda y una camisa. Falda que estaba siendo alzada por el hombre. Ver en esa situación a mi pequeña me hizo enojar, mi cuerpo se movió de manera rápida y los ojos de la chica se abrieron al tomar al hombre del cabello y hacer que cayera de rodillas en el pavimento.

—Vete y ten cuidado por dónde vas— asintió rápido, tomó sus cosas y salió corriendo a la calle más concurrida— Pensé encontrar a cualquier persona, cualquiera, menos a alguien capaz de abusar de una menor.

Sus ojos aterrorizados me hicieron sonreír. Claro, después de todo ya no eran cálidos cafés, no eran como los de Derek o los demás. No, mi iris era café brilloso con la esclerótica completamente negra. Al principio me dió miedo verme así, porque si, otra cosa era que si podíamos vernos en los espejos y perfectamente. Dejando eso de lado para después jale su cabeza atrás y ataque su cuello. Y mierda, hacía mucho que no comía que se sentía tan bien tener ese sabor a metal pasando por mi garganta.

Tomando toda la fuerza de mi cuerpo me separé de su cuello y lo deje caer al suelo inconsciente. Mire al cielo normalizando mi respiración, no podía atacar a otra persona por perder el control. Esto me pasaba muy seguido, al poco de terminar de comer quería más y más, no quería detenerme jamás.

Lamí mis labios y supe que mis ojos habían regresado a la normalidad. Me incorpore a la calle como si nada y seguí mi camino, podía perder algo de tiempo en buscar que más comer, tal vez un helado o algo, mientras llegara la hora para reunirme con ellos.

¿Stiles es un monstruo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora