Luces y sombras

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Naruto se despertó por el sonido de la puerta; era Sai tocando y llamando para que se despertara. El rubio se levantó tocando su cabeza porque le dolía mucho, cuando estuvo fuera de la protección de las mantas vio que estaba desnudo y su ropa estaba tirada por toda la habitación, pero... No solo era su ropa. 

Giró al escuchar un pequeño quejido femenino y allí estaba ella, eso lo dejó petrificado. 

Antes que ella pudiera decir o hacer alguna cosa, él se apresuró a ponerse su ropa, al terminar de vestirse fijó su mirada a la puerta, ya que no quería verla, pero tenía que preguntarle que pasó aunque fuera algo tonto hacerlo viendo la escena.

—¿Naruto? —habló desconcertada aferrándose más a la tela de la cama cubriendo así su cuerpo desnudo.

—S-shion... yo... tú... ahmm... ¿lo hicimos? —titubeó un poco lloroso, algo dentro de él empezaba a romperse temiendo la obvia y cruel verdad.

Una oleada de pequeños recuerdos vino a su mente. 

—Sí, lo hicimos —dijo después de recordar algunos acontecimientos que ahora estaban rondando por su cabeza. Además, el dolor en su entrepierna y su estancia allí, afirmaban eso.

Naruto volvió a quedar en shock al escucharla, ¿Qué había hecho?¿Qué se supone ahora que debería hacer? Trató de pensar en posibles soluciones, pero ¿Qué clase de soluciones? No estaba pensando bien. A su mente llegaba la imagen de su dulce novia, porque sí , él tenía novia, entonces ¿por qué carajos amaneció con otra mujer? 

Quería que fuera un sueño o más bien una pesadilla, quería despertar y saber que nada de lo que ocurrió era cierto. ¿Por qué sentía que lo había fregado todo?

—¿Por qué tardaste tanto? —preguntó el pelinegro quien se encontraba recostado en la pared frente a la habitación del rubio—¿Te pasa algo? —notó que el Uzumaki tenía la cabeza baja y sus ojos estaban un poco rojos como si hubiera llorado.

—Sai... —suspiró con pesadez casi quebrándose— el alcohol... —fue lo que le vino a la mente para responder— ¿Te hice esperar mucho?

—Sí —afirmó a la última pregunta. Volvió a mirarlo con detenimiento por un momento más, después habló nuevamente—. Vamos, hoy tenemos qu... —Sai se detuvo al escuchar a la pelirosa hablar.

—¡¿Chicos qué demonios hacen aquí?! Se supone que deberían estar afuera haciendo lo que se les dijo —mencionó alterada.

—¿Qué pasó? —preguntó Sai, sabía que algo estaba pasando, sino ella no los estaría buscando solo para decirle que van tarde.

—Shion, no está en el templo y sus sirvientes me dijeron que no la vieron desde ayer, cuando les informó que iba a cenar con sus amigos —y efectivamente fueron ellos quienes salieron con Shion y bebieron alcohol, no supo como salieron del lugar y a que hora, pero al despertar y notar que estaba en su habitación supuso que los demás estaban en las suya—. Ya la están buscando, así que nosotros también tenemos que ayudar —informó mirando a ambos chicos.

—Yo... yo... sé dónde está... —murmuró el rubio en un hilo haciendo que ambos chicos prestaran atención. ¿Qué se supone que pasaría ahora? ¿Cómo se les dice a tus amigos que ella está en su habitación? 

—¿Dónde? —inquirieron ambos.

Y se abrió la puerta tras Naruto. El Uzumaki sudó frío, pero se puso a un lado para que ella pudiera salir. 

La cara de Sakura era impredecible, parecía sorprendida, asustada, con vergüenza, molesta y con unas enormes ganas de golpear a ambos rubios. Sai quizá se sorprendió, pero su cara no mostraba ninguna expresión, más que eso, se agarró la barbilla como tratando de pensar sobre la similitud de esa escena que leyó en uno de sus libros.

VUELVE A MÍ (SASUHINA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora