T/N Lonkil una niña de 10 años,tendrá dos motivos por lo cual convertirse en cazador y tal vez un tercero? Mientras pasa el examen conoce a unos chicos que luego se convirtieron en sus amigos,ahora T/N ayuda a encontrar el padre de su querido amigo...
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Ya por acabado de la lucha de la niña y conseguir el primer punto, se dio comienzo el siguiente turno para los cuatro que quedaban. Apareció el camino que llevaba al centro, donde se daba los enfrentamientos, fue liberado un prisionero de complexión delgada que se podría decir que se le notaban los huesos.
Una vez que las ataduras de sus muñecas se abrieran y cayeran al suelo en un golpe seco, se acaricio alrededor de la muñeca derecha con su mano izquierda sintiendo el alivio de estar liberado y al ya no sentir esa incomodidad de este metal apretándole las muñecas. Con una sonrisa en labios, él prisionero camino a paso lento y tranquilo hacia el centro, esperando quien sería su oponente.
—...Bien. ¿Quien sigue?—Pregunto él más alto del grupo, posando su mano izquierda sobre su cintura, la mirada en frente para luego ver a los jóvenes—
Hubo un pequeño silencio por unos cuantos segundos, con la vista posada en el prisionero, casi analizando o tratando de adivinar de qué trataría el combate. La única fémina de allí, da un suspiro mientras recargaba su espalda contra la pared y recargaba su cabeza hacia atrás, sabiendo que ella ya no podrá volver a participar. El silencio permanecía hasta que alguien la rompió, un sonido dos palmas de manos chocar, todos dirigieron su mirada quien hizo el aplauso.
—Mi turno! —Comentó el azabache con una sonrisa y actitud positiva, luego empezó a quitarse la mochila, bajando de sus hombros y dejarla a un lado de la niña. Gon levantó la vista, haciendo por unos momentos contacto visual con la contraria, luego se reincorporó para ver al frente— Bien, deséenme suerte. —Dicho esto comenzó a caminar por el camino de piedra hacia el centro—
—Tú puedes, Gon! —Dijo él de ojos zafiros con un tono algo elevado, con una mano a un acostado de su mejilla para luego bajarla e ir donde la niña y allí sentarse a su lado, con la mirada posada en su amigo—
Cuando ambos estaban en el centro, empezaron a encogerse los caminos para que ninguno pueda irse del centro hasta que haya un ganador.
—Antes que nada. —Habló de repente el muchacho, alzando su dedo índice, parando un posible movimiento del niño— Yo no tengo buena resistencia física, así que nada de lucha. Quiero que sea diferente de mi turno, ¿Tú estás de acuerdo?
—Gon se quedó callado por un momento, meditándolo para relajarse un poco y asentir con la cabeza levemente— Si, me parece bien. Entonces... ¿De que tratará? —Dijo este curioso, arqueando una ceja y ladea un poco su cabeza—
El prisionero esbozó una suave sonrisa calmada, para llevar ambas manos hacia atrás y sacar dos velas, una corta y una larga, los amigos de Gon y este último tenían cara de no entender.