Cuento N°1

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PEQUEÑO RABANITO

La industria del arte se vio maravillada por un joven artista apodado "Patriarca Yiling" por sus fans, quien deleitaba los ojos y corazones de sus espectadores con sus cuadros en tonos pastel y sus obras en plataformas digitales. A pesar de su reciente incorporación a las grandes ligas, el joven logró vender suficientes cuadros como para no trabajar en dos años. Wei Ying, cuyo nombre de cortesía es Wuxian y fue apodado "Patriarca Yiling", acostumbra tener una vida bastante solitaria; visita a su familia adoptiva constantemente para evitar el regaño y tampoco acostumbra salir de fiesta, prefiere beber en casa.

Una tarde, luego de visitar a los Jiang, Wei Ying notó algo extraño cerca de un basurero. La calle estaba oscura y el basurero era de esos gigantes que ponen en las esquinas de las calles para que todo el mundo deje su basura. La llamada que mantenía en curso no le impidió acercarse con cautela, esperando encontrar algún animal en sus últimos minutos de vida. 

—Lan Zhan, de verdad que no bebí mucho. —le aseguró. —Oh, hay una bolsa extraña aquí, se está moviendo.

—Ten cuidado. —le pidió el hombre al otro lado de la línea.

Su expresión se volvió más seria a medida que se acercaba a la bolsa. La abrió con cuidado. 

Se congeló.

Le tembló el cuerpo entero y por un par de segundos sintió un dolor muy fuerte en el corazón.

—Wei Ying, ¿Estás bien? —le preguntaron.

Wuxian guardó silencio un rato, el corazón le palpitaba fuertemente en la cabeza. Respondió con voz temblorosa un: —Lan Zhan, hablamos más tarde. Te quiero.

—Yo más. —respondió el Lan y colgó la llamada. 

Era un niño... Un pequeño que seguramente no tendría más de cuatro años... Estaba al borde de la inconsciencia, batallando con la pesadez de sus ojos para mantenerse despierto. Y jadeó, jadeó tan fuerte como si jamás hubiese inhalado aire. Wei Ying, con sus manos temblorosas y todo lo cargó en sus brazos con cuidado y corrió al hospital más cercano. ¿Qué sacaba con llamar a la ambulancia? Si se ponía a esperar a que lleguen de seguro el niño se moría, por lo que luego de que recibiera la atención primaria necesaria y asegurarse de que no pasó a algo más grave, Wuxian pensó en que era un buen momento para hacer la denuncia a los irresponsables padres del menor; a la familia completa de ser necesario. Tristemente, sabía que de noche no conseguiría nada, por lo que tendría que esperar hasta la mañana. 

De vuelta en la habitación, se sentó con cuidado al lado del pequeño Yuan -según él ese es su nombre- y miró con profundo dolor en el corazón como los ojos del menor brillaban con sutil intensidad, como si se estuviese debatiendo entre confiar y no confiar. Wuxian tragó pesadamente y le revolvió el cabello.

—Sé que tienes miedo... Pero te voy a cuidar, ¿Bien? Lo prometo. No te dejaré solo. Intenta confiar en mí, ¿Si?

El pequeño Yuan, que nunca se había sentido tan valioso en su vida, estaba llorando. Sollozaba con mucho dolor en el pecho, pero no emitía sonido alguno. Los niños gritan y patalean al llorar, ¿Por qué él no? Wei Ying no pudo más y lo envolvió en sus brazos, como si con eso pudiese entregarle todo el cariño del mundo.

—Está bien, puedes llorar, debes estar asustado... Estarás bien, confía en mí. —susurró.

A-Yuan se refugió en el calor de un abrazo y lloró hasta quedarse dormido. A las siete de la mañana Wuxian deshizo el abrazo para hacer una llamada. Pasó la noche en vela vigilando el sueño del menor que dormía en sus brazos.

PEQUEÑO RABANITO Y OTROS CUENTOS [MXTX AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora