Cuento N°4

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「INDIGESTIÓN MASIVA」

Wei Ying –de cortesía Wuxian– es un chico de particulares ojos grises que ha conocido mucha gente en medio de sus cacerías nocturnas. De naturaleza sociable y sonrisa coqueta, puede hacer amigos tan instintivamente como respirar. Acostumbraba ir de cacería con su hermano menor, Jiang Cheng, pero Cheng está demasiado ocupado como futuro líder de secta para acompañarlo en cada salida, así se acostumbró a viajar solo. De hecho, incluso disfruta esos pequeños momentos de soledad en su viaje, porque puede realizar metacognición sobre sus fortalezas y debilidades marciales; no por nada es uno de los mejores cultivadores de su generación.

En una de esas cacerías solitarias, conoció a un guapo y adorable Dios de la basura que en realidad resultó ser el príncipe heredero de un antiguo reino, Xie Lian. Ya no era solo el Dios de la basura, en la mente de Wuxian, Xie Lian se convirtió en Dios, amo y señor de la basura. Lo describe como un hombre afable: de buen humor, prudente, respetuoso y de sencilla y honesta generosidad. No es de extrañar que ambos hayan congeniado casi de inmediato, coinciden en muchos valores morales.

Comenzaron a visitarse regularmente para no perder contacto, justo como ahora.

—Xie Shixiong, ¿Tienes planes para hoy? —le consultó el joven de ojos grises, desparramado despreocupadamente en el suelo del Muelle en Yunmeng.

—No mucho, A-Xian. —contestó el mayor. Mientras hablaba balanceaba tranquilamente la punta de los pies en el agua, sentado en la orilla del muelle—. Sang Lan fue invitado a un evento en Caiyi y yo supuse que estaría ocupado, así que preferí venir a visitarte para no interrumpirlo.

Wuxian lo miró con una notable mueca de indignación. —¿Un evento? ¿Cómo es que no supe?

—Llegaste de cacería hoy durante la mañana, seguro es por eso... Incluso tu hermano no está en casa hoy. —le recordó Xie Lian.

—Aiyoo~ Tienes razón... ¿Y si vamos a dar un paseo a Caiyi? Podemos ir a ver el evento y hacer que Jiang Cheng nos compre una jarra de Sonrisa del Emperador. —propuso Wuxian con una sonrisa traviesa.

Xie Lian, quien ya lo conocía más o menos, dudó: —No lo sé...

Wuxian lo intentó de nuevo: —¡Vamos! Incluso si Jiang Cheng se pone tacaño y no quiere comprarnos licor, de seguro Lan Zhan estará allí y podemos pedirle dinero prestado. Hermano Xie, ya te digo, los Lan siempre traen mucho dinero en su bolsa aunque no lo parezca. 

Xie Lian lo miró curioso. —¿Lan Zhan?

—Oh... Es un tipo al que conocí hace unos meses en una cacería nocturna. —aclaró, luego agregó—: Él es el único calificado para ser mi rival y yo soy el único con las habilidades suficientes para ser su rival.

Lo dijo con tanta decisión que seguramente en su cabeza eso aclaró todo. Xie Lian curvó sus labios en una sonrisa tranquila y negó con suavidad. —No tienes remedio... —le dijo.

Wuxian se sentó y alzó los hombros con una mueca en los labios, como diciendo que todos estaban acostumbrados a su excéntrica personalidad. Y es que realmente es así. Los Jiang –también llamados los Lotos de Yunmeng– tienen una gran reputación en el mundo pugilista; su convicción no es algo de lo que los demás puedan burlarse, lograr lo imposible es mucho más que un buen eslogan: es su filosofía de vida. Todo perteneciente al clan toma en serio este lema, sobretodo Wuxian.

PEQUEÑO RABANITO Y OTROS CUENTOS [MXTX AU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora