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Había pasado exactamente una semana después del incidente, el risas no le dirigió la palabra a Edward durante todo este tiempo, cuando se topaban en los salones o pasillos solo lo veía de arriba abajo juzgándolo y por supuesto lo maldecía lo suficientemente alto como para que Edward escuchará.

Le encantaría decir que eso le lastimaba, sin embargo, no era así, en realidad estaba bastante tranquilo, lo único que le preocupaba es que su ex mejor amigo recurriera a los golpes.

Hace un año o dos, Jake había tenido una novia de la misma escuela, su nombre era Harley, estaba algo obsesionada con seguir a jake a todas partes e incluso reprobó todas sus materias un semestre por estar pegada a quien era su novio.

No fue hasta que terminaron y que Harley comenzó a andar con otro sujeto que el mismo Jake se encargó personalmente de darle la pútiza de su vida, de echo por eso mismo nadie en la escuela se atrevía a meterse con alguien que tuviera en su historial romántico al risas.

Al menos eso hacía hasta el caso de Edward, en donde no pasaba de simples insultos o maldiciones.

Por otro lado, todo con Bruce iba relativamente bien, Edward jamás pasaba de los saludos o buenas noches, y una que otra vez se tomaba el tiempo para contestarle lo que había hecho en su día.

Sin embargo, el chico aestetik, se encargaba de documentarle toda su vida, le decía cuál era su café favorito, que clase tomó esa tarde, una que otra cosa sobre sus clases de boxeo, etc.

Eso había encantado de cierta manera a Edward, no estaba enamorado, para nada, solo le divertía leer por las tardes todo el día de “El vato mamón”, pues así había sido como lo había agendado en sus contactos.

Todo iba relativamente bien, incluso se había acostumbrado ligeramente al modo de hablar y pensar de Bruce.

Siguió con su día con normalidad hasta que recibió una llamada.

—¿bueno?

—Paso por ti a la salida guapo.

Y se corto la llamada, esa frase conformada por nada más que siete palabras logro dejarlo nervioso la mayoría del día y un tanto emocionado.

—————

Bruce había comenzado con aquel proceso de enamoramiento en donde no puedes ver a la persona con alguna imperfección, el pelinegro se sentía en las nubes con cada mensaje que recibía, por más corto o seco que fuera, para él era más que suficiente.

Sin embargo, Bruce jamás había aprendido a guardar sus sentimientos, al menos no con su círculo social y familiar cercano.

Alfred, Clark, Diana, Arthur, etc. Ya conocían sobre el enamoramiento que estaba atravesando Bruce, sin embargo, no sabían de quien.

Era un completo secreto para todos, pero bruce estaba bien con eso, sus actuales amigos podían ser un poco muy pesados.

Después de mucho pensarlo decidió invitar a Edward a comer, estaba decidido a no pedirle permiso al ser rechazado ya varias veces, le pidió a Alfred que no pasará por él, iría con un chofer sustituto a quien le pagaría por su silencio, después de todo sabía lo que pasaría si sus padres se enteraban, no era que no confiara en Alfred, pero aún no era tiempo.

Tomó su teléfono y con seguridad marcó el número que de echo ya se había aprendido de memoria, colgó y una vez terminadas las clases decidió salir un poco antes para comprar unas flores y un pequeño detalle para ambos.

Estaba más que emocionado por todo, durante todo el camino no pudo parar de pensar en que le diría, estaba enamorado, llegaron a la escuela de Edward, le dio las gracias al chofer y le pidió que esperará.

¡Hola Güero! ^<Riddlebat>^Donde viven las historias. Descúbrelo ahora