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Les voy a contar la historia de una pequeña casa hecha de piedra con pisos, paredes y ventanas de madera. Dentro se ella existen mesas y sillas desgastadas por el polvo. Es una casa que no tiene nada para ofrecerle al mundo, una casa que guarda tristeza y nostalgia, melancolía y llantos, dolor y sufrimiento, pero aún así tiene dos habitantes.
Por fuera, está desmoronada pero ese es un lugar donde ambas habitantes no se sienten solas. Ese es un lugar donde ambas se sienten como en casa.
Acostadas en la misma camilla, Jeongyeon y Nayeon contaban estrellas imaginarias en el techo blanco de aquella habitación de hospital. Las dos imaginando un futuro incierto en donde ambas pudieran estar felices y sanas, libres y llenas de paz.
La cabeza de Nayeon se encontraba apoyada en el pecho de la mayor, sintiendo bajo su oído los latidos tranquilos de esta. Mientras tanto, Jeongyeon escuchaba los latidos débiles pero constantes de la coreana expresados por la maquina que tenía conectada a su cuerpo.
- Jeongyeon, ¿puedo hacerte una pregunta? - murmuró Nayeon cerrando los ojos ante la calidez que el cuerpo de la contraria le entregaba.
- Claro.
- ¿Qué pasaría si muriera? - soltó y la rubia se quedó en silencio por un buen rato, no esperaba esa pregunta en lo absoluto.
- ¿Q-Qué? - fue todo lo que pudo salir de sus labios, el miedo apoderándose de ella de manera casi instantánea.
- No te asustes, es una simple pregunta - la tranquilizó alzando su cuerpo un poco para quedar cara a cara con ella - No es que vaya a morir... O bueno, eso espero.
- No vas a morir - aseguró con el ceño fruncido - Y no puedo responder a esa pregunta porque simplemente no puedo imaginar un mundo donde no estés.
- ¿Cómo es que llegamos a esto? - sonrió levemente, subiendo su mano hasta el cuello de la rubia, acariciándolo - Me refiero a que, nos conocemos hace muy poco tiempo.
- ¿Quieres saber cómo es que me enamoré de ti? - cuestionó de manera directa, sintiendo todo su interior revolotear al ver como poco a poco las mejillas de la castaña se sonrojaban y la máquina cardíaca comenzaba a sonar por los latidos erráticos - Esa máquina te delata, ¿eh?
- C-Cállate - escondió su rostro en el cuello de la mayor - Y sí, quiero saber eso.
- La verdad, no sé cómo pasó - acarició la espalda de la pequeña - Nos conocemos hace dos meses nada más, pero desde la primera vez que te vi, sentí que te conocía de toda la vida - se sinceró - Fue una sensación inexplicable, quizás puede ser el hecho de que ambas estamos pasando por una situación similiar y nos vemos reflejadas la una en la otra, o quizás, simplemente... Estábamos destinadas a conocernos y estar juntas - finalizó un poco agitada, había hablado más de lo debido.
- ¿Crees en el destino, Jeongyeon-ah?
- N-No lo creía hasta que sufrí todo lo que sufrí - susurró - Nunca me gustó el pesimismo, pero cuando supe mi enfermedad pensé: Bueno, quizás el destino quería que pasara por todo esto para ponerme a prueba - comentó - Pero también, tenía la esperanza de que el destino a pesar de hacerme sufrir, me daría un rayito de luz al final del túnel y esa luz... Fuiste tú.
- Vas a causarme un paro, Yoo - se quejó casi sin aire y la mayor rió - Nunca esperé enamorarme estando aquí.
- Oh, ¿entonces admites estar enamorada de mí? - sonrió pícaramente, soltando una risotada al ver como la menor se ponía seria de repente, completamente roja.
- Y-Yo no he dicho eso - se hizo la loca con nerviosismo.
- ¿No lo estás? - puchereó fingidamente.
- Nop - negó descaradamente.
- Bueno, entonces no te importaría que te besara, ¿no? - sonrió con malicia y ahora era Nayeon la que parecía tener problemas respiratorios, ya que todo el oxígeno la abandono - Digo, ya que no sientes nada.
- Oye, para besarme primero debes tener mi consenti... - no pudo terminar de hablar ya que la rubia la agarró de la nuca sin previo avisó y jaló su cabeza para que sus labios se juntaran en un beso.
La menor mantuvo sus ojos abiertos como platos, siguiendo con su juego de abstinencia pero en cuando los suaves labios de Jeongyeon comenzaron a moverse lentamente sobre los suyos, se dio cuenta que no podía seguir negando sus sentimientos.
Cerró los ojos y ladeó la cabeza, haciendo que el beso se profundizara en cuestión de segundos. Eran roces lentos y tiernos, incluso se podría decir que era casi tímido e inexperto, pero ambas lo estaban disfrutando.
(Dios mío, me muero)
- V-Vaya... - murmuró Jeongyeon separándose un poco para recobrar el aire - E-Ese beso no fue como si no estuvieras enamorada.
- F-Fue simplemente un impulso, me pillaste desprevenida - mintió, la máquina que medía sus latidos realmente la delataba. Algún día la desconectaría.
- Nayeonnie, yo...
- Nayeonnie... - interrumpió repitiendo aquel apodo que la mayor le había puesto - Me gusta cuando me llamas así.
- Cada vez estás delatándote más, Im - se burló.
- No voy a admitirlo.
- Sólo una vez, juro que no volveré a insis...
- Estoy enamorada de ti, Jeongyeon - la cortó y esta vez, fue el turno de la rubia para sonrojarse.
- Dios, ¿puedo besarte otra vez?
- Todas las veces que quieras - aseguró aproximando su rostro al de la mayor.
- Jeongyeon, es hora de tus medi... ¡Diablos, lo siento! - claro, por supuesto que Kim Dahyun tenía que interrumpir - Esperen, ¿interrumpo algo?- sonrió pícaramente hacia las dos jóvenes.
- Como siempre - giró los ojos Nayeon apoyando su cabeza en el pecho de Jeongyeon.
- Podrían seguir, hagan en cuenta que nunca entré.
- No vamos a darte el placer de vernos, Kim - se quejó la menor.
- Sabes que puedo verlas por las cámaras, ¿verdad?- se burló.
- Dahyun, juro que si sigues, haré que te despidan - masculló y tanto Jeongyeon como Dahyun soltaron una risa.
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𝑴𝒚 𝑯𝒆𝒂𝒓𝒕 𝑰𝒔 𝒀𝒐𝒖𝒓𝒔 / ⊱𝟐𝒚𝒆𝒐𝒏⊰
أدب الهواة❝𝐂𝐮𝐢𝐝𝐚 𝐝𝐞 𝐦𝐢 𝐜𝐨𝐫𝐚𝐳𝐨́𝐧, 𝐩𝐨𝐫 𝐟𝐚𝐯𝐨𝐫❞ 𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐜𝐫𝐞́𝐝𝐢𝐭𝐨𝐬 𝐚 @PinguinaRompeQks