Capítulo 1

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Sinceramente, no me molesta ir. Pero estaría mejor transitar mis vacaciones de verano en mi casa, junto a mis amigos, y otros amigos y... más amigos en definitiva. Aunque obviamente jamás perdería mi orgullo diciéndole esto a mis padres luego de pelear y debatir incansablemente hasta el punto de olvidar el por qué estábamos discutiendo.
Tuve que aceptar ir, de igual forma no era la muerte de nadie ¿o no?.

Después de escuchar el sonido de la puerta de la entrada cerrarse, baje las escaleras a buscar un poco de agua. No quería cruzarme con mis, desafortunadamente, progenitores.
Antes de abrir la heladera, me percaté de que había un folleto sostenido por los imanes de uno de los recuerdos cuando viajamos a Cuba. Este era un poco colorido, tenia letras color neón, y por lo que se veía en la portada, se trataba de algo llamativo para adolescentes.
Despegué el iman que lo sostenía y comencé a leer el título de aquel.

¡Bienvenidos a veravellier!
Crea recuerdos y anécdotas sobre el mejor campamento de verano de tu vida.

Para empezar, típico título y promoción de empresas que cobran un dineral y editan las fotos de sus paisajes con Photoshop para que las personas piensen que los lugares turísticos que presentan son lo mejor.

Serví agua en el vaso que había preparado previamente y subí las escaleras para mi cuarto. Me tiré en la cama y paulatinamente tomé el agua mirando a la ventana que daba a mi jardín. Allí estaba, el inútil de Diego, quien mientras cortaba el césped crecido al borde de la piscina intentaba desenredar de su pie el cable de la podadora.
Sonreí al ver lo ridículo que era y aparté la mirada de la ventana para seguir leyendo el folleto del campamento en el que iba a vivir por los siguientes 3 meses comenzando desde mañana.
Supuestamente el volante, serían ¡¡los mejores 3 meses de mi vida!!. Haríamos actividades de supervivencia, tendríamos fogatas a la luz de la luna, conoceríamos nuevos amigos y tendríamos muchas fiestas. Las imágenes que mostraba, presumían lo elegantes y costosas que eran las cabañas y los lugares de la isla en donde estaríamos. No me sorprendía que mis padres lo hayan pagado, al fin y al cabo dinero era lo que nos sobraba. Lo que a mi sí me sorprendía, era que no iría sola al lujoso campamento... Sino que en compañía del gentil nieto del esposo de mi abuela, Diego.
Desde que en mi cerebro se hallaba conciencia, lo detesté. Supongo que era porque mi abuela lo trataba como otro nieto y eso me provocaba celos. Pero además de eso, siempre actuaba de forma cínica conmigo y se victimizaba frente a mis familiares para que crean que la culpa era mía.

Volviendo al tema del campamento, mis padres siempre supieron de mis roces con el engendro de Lucifer, y sin embargo me mandaban junto a él con la excusa de que "es para que no te sientas sola y puedas acudir a alguien de confianza siempre que lo necesites, vas a estar mucho tiempo alejada de las personas que conoces". <¡Uy si, porque con él me voy a sentir súper acompañada y en confianza!. Estaría más segura encerrada en la misma habitación con Jeff Dahmer que al lado de este tipo> Le dije a papá en la charla de hace unos minutos atrás.
Tampoco me preocupé mucho por el tema, ya que estaba segura de que él se apartaría de mi para ir con otras chicas del campamento y lo que menos haría era lo que mi papá le había encargado. No me importaba, me sabía cuidar sola y manejarme, por lo general no me costaba socializar.

Ya eran las 6:30 pm y debía preparar las valijas para mañana. Según mi padre, tendríamos que estar en el puerto antes de las 11:00 am, ya que el crucero partiría para la isla a las 12:00 am. No se por qué tanto tiempo de anticipación, pero así siempre fue él.
Puse la Playlist de mis canciones favoritas en un parlante pequeño que me regaló mi abuela Sara, y comencé a sacar la ropa del armario para guardarla en la maleta. Al terminar de armarlas, me di cuenta que llevaría 4 maletas grandes y un bolso. Pensé que tal vez me había excedido un poquito con la ropa, pero para mi la vestimenta era algo fundamental, no podía sacar nada.

Entré al baño y regulé el agua de la ducha para darme un largo baño. Cuando terminé, envolví la toalla en mi torso y puse otra sobre mi cabello húmedo. Me gusta oler bien, así que humecté mi piel con crema hidratante de rosas blancas, mi olor favorito.

Salí por el pasillo y entré a mi habitación, cerré la puerta con llave y caminé hasta donde estaba mi armario. Buscaba el pijama negro de seda que tenía, pero al no encontrarlo pensé que lo había dejado en la cama la noche anterior. Me giré hacía la dirección donde estaba mi cama y casi me agarra un paro cardíaco. No estaba el pijama, sino que en la silla de mi escritorio se encontraba muy relajado el engendro de Lucifer. Estaba sentado en dirección a mi, con un pie apoyado en su rodilla mirando su teléfono. Parecía que MI presencia en MI PROPIA habitación no le importaba.
Me cubrí lo mejor que pude arreglando mi toalla un poco incómoda por la situación y grité.
-¡¡¿Se puede saber que mierda haces en mi habitación?!!- hablé de la forma más suave posible. Levantó solo los ojos, y sin decir una palabra elevó la cabeza lentamente. Realizó un escaneo de cuerpo completo con la vista, lo que me puso aún más incómoda y por fin dijo:
-¿Vos tratas así a las personas que encerras en tu cuarto?- tono obvio de cinismo. Se levantó del asiento y volvió a hablar -Venía a avisarte que mañana tenes que estar lista antes de las 11:00 am-.
-Ya sabía... Ahora por si no lo notaste estoy semidesnuda ¿Podes irte o querés seguir viendo mi anatomía de una manera más profunda?.- Expresé sarcásticamente mientras miraba mi cuerpo enrollado en la toalla y tirando una mirada odiosa.
Miró nuevamente de arriba abajo mi cuerpo, y cuando su mirada llegó nuevamente a mis ojos parloteó -Mejor me voy... No me pierdo de nada-.
Furiosa lo empujé hacia la puerta -Si, mejor andate... Pronto llegará a visitarme tu amigo al que no le gusta perderse de nada-. Abrí la puerta mientras él echó un débil suspiro de risa. Empujé su gigante y alta espalda fuera de mi cuarto y volví a cerrar la puerta con llave.
Todavía no sé como voy a bancarme a éste pendejo durante 3 meses seguidos.

El verano en Veravellier  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora