¨Si, le respondi¨

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-¿Se puede?

Yo escribía en mi cuaderno, cuando escuche su voz, mi estomago se contrajo y mis latidos empezaron aumentar, alce la mirada y ahí estaba parado era Daniel, lentamente me quedaba sin respiración mis manos me temblaban y quería correr y abrazarlo, pero mis piernas no respondían, lo mire, pero él no volteaba a verme, talvez no me había visto.

-¿puedo pasar profe?, volvió a preguntar.

-¿Por qué tan tarde Joven? Respondió el profesor.

-Mas tarde explicare, ¿puedo pasar?, respondió en un tono grosero.

Recorrió con la mirada todas las bancas y al fin miro en donde yo estaba, agacho la mirada y se fue a su lugar, así pasaron todas las clases, y él no se acercaba a hablarme, me sentía tan intrigada, ¿Por qué ni siquiera me había sonreído?

Llego la hora del descanso él se paro rápido y salió de la puerta, me pare sorprendida, y fui tras de él, pero caminaba muy rápido, llego a la cafetería, y no entendía lo que sucedía, se supone que él me tenía que buscar, pero fue todo lo contrario, tenía una actitud muy diferente, el no era así, incluso hasta se sentó con los populares, que le pasaba por la cabeza, yo no le había hecho nada, fui por un emparedado y me fui a sentar sola, no podía comer, tenía un nudo en la garganta, y alguien me tapo los ojos, voltee y era Alejandro.

-Cuñadita, ¿me extrañaste?, porque yo sí.

-No me digas así, y no te extrañe.

-¿Qué tienes?, ¿estás enojada?, ¿ya viste quien regreso?, deberías estar feliz.

¿Feliz?, él ni siquiera me dirigió la palabra, no me habla, no me mira, en el descanso no me espero. 

-Pero talvez, no sabe cómo hablarte, ha de pensar que estas enojada con él.

-No lo creo, si pensara eso, no me haría enojar más.

-tranquila Sofía, al rato yo arreglare las cosas.

-No déjalo así, si no quiere hablarme entenderé. Salió una lágrima y mire hacia abajo.

No llores Sofía, el no está enojado contigo, siempre se pone raro cuando sale de viaje, ya verás que se le quitara y te buscara.

-estoy bien le respondí, y me seque la lagrima, apenas podía hablar, y dime tú, por que te desapareciste dos semanas, no supe nada de ti. 

-¿me extrañaste? Ah. Lo acabas de declarar.

-No, para nada, sonreí, claro que si menso, me hiciste falta, me aburrí mucho.

-Fui a alcanzar a mi madre y a Daniel al extranjero, te llame ese día pero no respondiste, yo también te extrañe, y te traje esto.

Se paró de la mesa y busco en los bolsillos de su pants que le quedaba tan grande, saco un pequeño brazalete con unas zapatillas de bailarina, lo mire, era hermoso.

-Me encanta, gracias.

Lo que él no sabía que yo entrenaba Ballet de pequeña, pero lo deje hace 2 años. Y lo abrase y el correspondió mi abrazo.

Sentí una mirada como si fuera un balazo, solté a Alejandro y voltee, era Daniel me miraba tan feo, pero después se volteo y sonreía con sus amigos, incluso con Elena.

-¿tu no tienes un regalo para mí?, dijo Alejandro. Y después se echo a reír, como loco, jajaja, es broma Sofía.

-te tengo una sorpresa, le respondí, y le di la mitad de mi emparedado.

-Oh me has sorprendido, te has ganado el cielo, respondió sarcásticamente, y comió el emparedado de una sola mordida. 

Alejandro subió mi ánimo, pero estaba intrigada, y decidida a hablarle yo a Daniel al terminar las clases, así que cuando terminaron las clases, fui directamente al estacionamiento, y lo espere en donde estaba su auto estacionado, y al fin se llego, y le dije.

¨Un día fuera de lo común¨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora