R-18
¿Por qué demonios tuvo que hacer eso? No podía con su cabeza, no podía pensar en otra cosa menos amarga; simplemente su cerebro no dejaba de repetir todo lo que hizo para arruinar su vida en menos de 4 horas. Mierda. ¿Por qué tendía a alucinar cuando soñaba despierto?
Una nube negra caía sobre sus hombros como el peso muerto de su dignidad. Su mente ansiosa no ayudaba de mucho; menos el insomnio que lo atacó en los últimos días o las miradas fisgonas de sus hermanos que preguntaban lo que sucedió entre ellos. Tenía tanta presión sobre sus hombros que no hallaba manera de exteriorizar la horrible sensación de desasosiego que experimentaba, y eso le provocaba ganas de hundirse en el infierno.
Sabía que sus hermanos estaban preocupados por Karamatsu y él; lo estaban al punto en que ignoraron sus diferencias para hablar sobre lo jodidamente extraño que era su comportamiento y sobre lo que pudo llegar a desencadenar una discusión de tal calibre. Sus hermanos —por lo que alcanzó a oír de Ichimatsu— pensaban que se habían agarrado a golpes La Tarde Maldita (como la había nombrado) y se respaldaban de esa teoría porque lo encontraron desalineado y a Karamatsu lo vieron huir con lágrimas en la cara. Sinceramente se alegraba que pensaran eso, pues no encontraba una excusa creíble para revelarles que él estaba desalineado porque minutos antes estaba masturbándose y Karamatsu lo encontró subiéndose los pantalones, además de que unas horas antes se robó su primer beso frente al vestidor de hombres y le declaró sus sentimientos por andar de celoso. Casi no había hecho nada, sí, por supuesto que no.
Es que entre más lo pensaba más se daba cuenta porqué Karamatsu evitaba quedarse a solas con él. ¿Quién demonios querría quedarse con su jodido hermano incestuoso que se te declaró un 2 de abril a las 4:30 de la tarde? La pedrada era muy específica, así que prefería dejar la pregunta en... ¿Cómo podrías quedarte al lado de alguien que te amaba, pero no eras recíproco? Ah, maldición, era peor. No, lo peor es la jodida vergüenza que le causa recordar que lo encontraron con los pantalones abajo; otro poco y lo encuentran manoseándose el trasero.
Era entendible porqué Karamatsu lo veía con asco; tenía que ser de esa forma porque no encontraba otra razón por la que pasó de ser su hermano más cercano al extraño más asqueroso que evitaba a todas horas. Eso quizá era lo que más le dolía; no podía estar a solas con él y no podía buscarlo para admirarlo porque parecía que ni siquiera estaba en su campo de visión. Fue ignorado la mayor parte de la semana, soportó las miradas de soslayo (que seguro lo criticaban) y el distanciamiento físico a la hora de acomodarse por orden de nacimiento; pero supuso que tenía que acostumbrarse a esas acciones hasta que fuera un viejo decrépito, amargado, solitario e incestuoso.
«Si alguien lee pensamientos, por favor, termine con mi sufrimiento; juro que nadie me va a extrañar».
Lo que antes era su día favorito, ahora era la hora jodida en la que mostraba indecisión por no saber sí saltar de la ventana o aparentar que nada sucedía. Hoy era jueves —exactamente una semana después de su primer beso— con sus clases de inglés concluidas temprano porque la señorita Ono tenía cosas personales que resolver y un Karamatsu que hacía pruebas de resistencia en la cancha. Los dioses sí que castigaban dos veces o a él quizá lo odiaban muchísimo.
ESTÁS LEYENDO
Agua de limón || KaraChoro(+18)
FanfictionQue insana adoración tenía Choromatsu con respecto a su segundo hermano mayor. Sabía que estaba horriblemente enamorado de él, pues con nadie más se imaginó ser tan meloso y tan sucio como sus hormonas adolescentes le podían permitir. Estaba jodido...