"¿Qué eres?"
"Algo que nunca debiste sacar de ese lugar"
Oficial de Policía Kim Taehyung descubrió algo en su primer caso oficial, que muchos dirán que debió permanecer oculto, pero ahora que sabe de su existencia no está dispuesto a abandonarlo. In...
No sueltes mí mano, cariño, y confía en estos sentimientos.
Mantén la cabeza en alto y ven hacia mí"
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"Necesito que me de una licencia por un mes" Hoseok recordaba haber dicho, mirando a los ojos a su jefe, haciendo que éste frunciera las cejas. "Por favor. Solo será por esta vez"
"Un mes...eso es mucho tiempo, ¿no crees?"
"Tal vez sea menos, pero no puedo asegurarlo. Necesito cuidar de él, señor Kim" le dijo, y pudo ver cómo el mismo se levantaba de dónde estaba para rodear el escritorio que los separaba, acercándose con pasos tranquilos hacia él, sintió su cuerpo temblar, pero aún así siguió diciendo. "Puede descontarlo de mí salario si así lo prefiere, pero en serio necesito esa licencia, yo-"
Una mano pasando vagamente por su espalda lo silenció, el tacto durando lo suficiente para que todo su cuerpo ganará tensión en tiempo récord, suspiró en puro alivio cuando se alejó.
Pero Hyungae ahora estaba parado frente a él, la distancia que imponía el escritorio entre ambos tranquilizaba a Hoseok de cierta forma cuando debía ir al despacho de su jefe por asuntos de trabajo, como ahora que debía conseguir la aprobación del hombre sin importar nada.
Él saldría de ese lugar con la licencia para así cuidar de Taehyung.
Aún si debía soportar lo que sabía de sobra que sucedería cuando tocó la puerta. Kim Hyungae no hacía nada sin obtener algo a cambio, eso ya lo había entendido hace tiempo.
"Estás muy tenso" le escuchó decir a sus espaldas, sintiendo pronto dos manos posarse en sus hombros mientras apretaban la piel a través de la ropa. Hoseok contuvo las ganas de apartarse al apretar sus manos hasta que en sus palmas se dibujaron medialunas. "No sé porque estás tan nervioso si solamente estás solicitando una licencia, de la cual no me has dicho para qué necesitas, pero sabes que no te la negaría, ¿verdad?"
Hoseok asintió.
Porque era cierto, no se la negaría.
"Así me gusta. Ahora deja de estar nervioso como si estuvieramos en una película de suspenso y salúdame como siempre"
Y Hyungae vio con ojos atentos como el cuerpo ajeno se levantaba casi robóticamente de la silla de cuero para encararlo, abrió los brazos en una invitación clara para que se acercara cuando lo notó dudar. Para él fue adorable el que Hoseok todavía dude de cuándo y cuándo no debe acercarse después de tanto tiempo.
Sin embargo, esa no era la razón de Hoseok para dudar, si no que su mente le decía a gritos que corriera lo más lejos posible de esas situaciones y no cediera.
