Cinco amigas que al salir de la universidad se separaron, todas se casaron, algunas tuvieron hijos, otras se fueron a vivir a otro pais, cada una exitosa en su profesion. Sin embargo, una de ellas no estaba viviendo el sueño que ella esperaba al est...
—La verdad quede satisfecha, estaba muy rica esta comida, para ser un bar con pocas opciones...valen la pena —dijo Geraldine
—No muchos bares tienen comida porque no es algo que les interesa mucho pero tenes razón, estaba rica la comida —respondió Penelope
—Hace mucho que no disfrutaba una piña colada como lo hice esta noche...literalmente me siento tranquila, conste sigo sobria pero mi mente quiere levitar —dijo Geraldine
—Ese era el punto querida. Como tu amiga es mi deber en ayudarte a relajarte y olvidarte de que sos una ceo y estas casada con un estúpido —dijo Penelope
—Ya pues, sino te pongo un alto te vas a revolver y me vas a dar un testamento —respondió la otra
《Y lo último que quiero de verdad es en pensar en él, al menos por estos momentos no quiero》pensó Geraldine
—Muy buenas noches señoritas ¿Todo bien por aquí? —preguntó un joven apuesto
—Oh si, todo está perfecto muchas gracias joven —respondió Penelope
El muchacho les acentuó la cabeza como un "si", luego volvió a poner su cara de serio y dejó la mesa para ir a supervisar las demás, ambas chicas solo se quedaron viendo y rieron por lo ocurrido.
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Las dos llegaron a la conclusión que el no lucía como otro empleado más y por el traje que andaba puesto, era alguien de alto rango ya sea de alguna empresa o del mismo bar.
Geraldine y Penelope tuvieron una discusión de 5 minutos por quien iba a pagar y al final decidieron que el mesero fuera el que diera el veredicto final al tomar una de las dos tarjetas de crédito.
Quien pagó al final fue Penelope porque el mesero tomó la tarjeta de ella, al estar pagado todo se fueron caminando al parque que tenia los senderos más conocidos.
Estas llegaron al parque y se fueron a comenzar el sendero de la luna, el sendero era callado y solo se oían los sonidos de los grillos, el aire soplando, las ranas croar y más luciérnagas iluminando el camino.
Ambas chicas iban en silencio, dejando que sus pies tomarán posesión y siguieran solamente el camino, unos minutos después Penelope comenzó a hacer platica de cosas normales.
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