1. El tiempo es el límite

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Días después

Sara Elizondo últimamente estaba más agotada de lo normal, sabía que en parte era porque la hacienda no estaba dejando las ganancias esperadas en los últimos meses, porque la situación estaba muy difícil, los Reyes Elizondo estaban en boca de todos y ya muchos no querían hacer negocios con ellos por "el rumor de Franco", al parecer alguien había regado el chisme por todos los hacendados y gran parte de sus clientes más importantes. Solamente una persona que perteneciera al circuito podría acceder a todo eso, y eso había disminuido que sus caballos participarán en algunos eventos ese año.

La mayor de las Elizondo estaba más despierta que dormida, permanecía con los ojos cerrados para estirar la mano y buscar el cuerpo de Franco Reyes. Pero esta vez no lo encontró, como todas las mañanas que siempre tenían su sesión de besos mañanera para recuperar el tiempo, y Sara abrió los ojos y no vio a nadie, buscó en el baño y Franco no estaba. Una sensación de dolor se apoderó de su cuerpo, bajo disimuladamente las escaleras e Irene la esperaba con un jugo verde.

- Gracias Irene- dijo Sara - ¿Y mi familia? No hay nadie en las habitaciones.

Sara buscó a sus hijos y nadie estaba en la casa. Trató de preguntar como si fuera algo normal.

- La señorita salió a la casa de su hermana Norma para ayudar con algunas cosas ahora que llegue la señora Muriel con los bebés, del señor Franco y del joven Andrés, no sé en qué momento salieron- dijo Irene.

- Está bien Irene, prepara el desayuno en lo que subo a ducharme- y Sara regresó a la cama para ahogar su llanto en una almohada.

Cada vez que Franco se iba sin decirle, ella tenía la sensación de nunca más iba a regresar. Y pasaría una vida lejos de él. Cuando estuvo bien, se paró y fue directo a la ducha.

Poco a poco su familia recuperaba su dinámica familiar esa que se fue perdiendo tras la partida de Franco, y luego las inseguridades de Sara la hicieron comportarse como lo hizo Gabriela en su momento.

Mientras el agua caliente corría por su cuerpo, Sara recordó que en unos días sería su cumpleaños, exactamente en 15 días, y se sentía un poco mal porque Franco no le había dicho, como en años anteriores, que quería de regalo, aunque ella anhelaba uno en lo más recóndito de su corazón.

Salió de la ducha, se arregló sencillamente, porque a medio día irían a casa de Norma y Juan para conocer a los bebés de Juan David y Muriel, aunque ella ya los conocía, pero Andrés y Gaby estaban emocionados de conocer a los hijos de su primo.

Sara bajo y vio que Norma llegaba con Gaby.

- ¿Cómo está la abuela más guapa?- preguntó Sara.
- Desquiciada por esos bebés, ya quiero tenerlos, Muriel se estará quedando un mes en la Hacienda para ayudarla, sabes el show que es tener un recién nacido y ahora ellos con dos los entiendo.
- Me imaginó, hermana.
- Ya quiero verlos- dijo Gaby emocionada- Nunca he visto un bebé tan de cerca.

- Es que eso pasa cuando eres la última bebé que tuvimos- dice Norma- Bueno Sarita, nada más venía a dejarla para que no le pase nada, no debemos bajar la guardia del peligro, y bueno más tarde se pasan por la casa- se despide Norma.

Mientras las dos Elizondo y la Reyes Elizondo se despedían en la puerta, llegaban Franco y Andrés, de al parecer una gran sesión de ejercicio, ya que tanto padre como hijo venían con ropa deportiva y sudados.

- Hola cuñadita, te saludaría, pero apesto- dijo Franco- Hola mi amor- pero a Sara la besó aunque estuviera oliendo mal.

- Hola Franco, hola Andrés, nos vemos más tarde- se despidió la esposa de Juan Reyes.

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