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Nos encontrábamos en el cementerio y aunque trate de hacerme la fuerte no pude, fue algo muy doloroso, Milo y yo estábamos casi igual, solo que yo estaba un poco más destruida con la perdida de mi niña.

Luego de un rato cuando pusieron la lápida con su nombre, año de nacimiento y año de muerte, le pedí a Milo  que me dejara un momento asolas, el me dio un beso y se fue, tal vez también a pensar en sus cosas, me senté al frente de la tumba y puse unas flores frescas.

--Bueno pues, ¿Qué te digo? No han pasado 24 horas y ya te extraño –Reí con amargura –En fin, no te voy a negar que esto es duro, el muy duro, nunca más podre verte, pero siempre te voy a recordar como esa niña valiente que fuiste, como esa hermosa princesa –Me seque las lágrimas –Pero antes que nada, gracias por no dejarme sola, gracias por estar conmigo, no me dejaste estar sola, te fuiste cuando alguien más llego, por eso estabas aquí, te amo tanto –Sollocé–Siempre serás mi primera hija, siempre serás mi princesa, nadie ocupara ese lugar nunca –Mire al cielo y vi que estaba oscureciendo –Bueno, me tengo que ir ahora, tendré que aprender a vivir sin ti, esto será muy duro, pero tengo que aceptarlo, pero vendré cada que pueda, no te libraras tan fácil de mí, eso no, bueno, ahora si adiós, nos vemos mi niña.

Me pare y comencé a caminar a la salida, me sentía tranquila, sentía que todo estaba bien, que esto tenía que suceder, me dolía como nada en el mundo, pero es algo que puedo soportar o que tengo que aprender a soportar, cuando llegue a la entrada encontré a Milo recostado en su auto, se veía triste y no me gusto verlo así.

Me acerque a él y lo abrace, él correspondió mi abrazo y escondió su rostro en mi cuello, sentí como unas lágrimas caían en mi cuello.

--¿Cómo eres tan fuerte? No verla aquí me esta matando, la extraño, quiero que me pida todo lo que se le ocurra, quiero que me pida que la cargue, la quiero aquí –El sollozo fuerte
--Yo también la quiero, pero por ella es que estoy fuerte, ella no quería que sufriera, aunque lo estoy haciendo por dentro, no me voy a derrumbar.
--Si, ella tienes razón –Se separó de mí y limpio sus ojos –Tengo que ser fuerte por ella y por ti.
--Gracias –Me beso la palma de la mano --¿Qué hacemos ahora?
--No lo sé, vamos a tu casa ¿Si?
--Si, vamos

Nos montamos al auto y en el camino no hablamos, solo escuchamos canciones, las favoritas de Sarah, Milo había creado una carpeta de todas las canciones que a Sarah le gustaban y cada que íbamos a algún lado colocábamos esa carpeta y ella cantaba con Milo, mire a Milo y me di cuenta que estaba cantando en voz baja y tenía una lagrima cayendo por su mejilla, lleve mi mano hasta ella y se la quite, el me miro un segundo y me regalo una sonrisa, luego siguió el camino.

Al llegar a casa, ambos entramos y miramos, faltaba ella, cerramos la puerta de entrada y fuimos hasta la sala y nos sentamos, estábamos abrazados, el pasaba sus brazos por mi espalda y yo estaba apoyada en su pecho, lo note pensativo.

--Amor... --Dije para llamar su atención
--Mmm –Dijo aun sin mirarme
--¿Qué piensas hacer con lo de tus papás ?

Tomó aire y me miro.

--No lo sé, quisiera conocerlos, pero sentiría que es una traición a mis padres, me refiero a los que me cuidaron siempre, por algo mi mamá no quería que yo supiera de quien era ella
--Sí, pero ¿No crees que lastimaría a Patricia?
--También lo pensé, es tan complicado, no quiero dañar a ninguno.
--¿Si hablas con tus papas? Me refiero a Camryn y a John
--Sí,  creo que será lo mejor, pero no ahora –Me miro –Ahora quiero estar contigo.
Le sonreí y el me beso, sus labios eran tan suaves, eran perfectos al tacto, podrían acostumbrarme a sentir esto siempre, podría acostumbrarme a estar con él toda la vida.
--Te amo tanto –Dije separándome un poco de tus labios
--No te imaginas cuanto te amo yo –Dijo para volver a unir sus labios con lis míos.

Déjate Amar (Milo & tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora