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La luna había llegado por fin a su fase final, luna llena. Después de dos largos días que se sintieron como los más largos del año vieron por fin como la noche hacia presencia tras ocultarse el sol puntual como siempre a las cinco con cuarenta y cinco, las nubes hicieron su trabajo en dejar libre el cielo para mostrar a la Luna y sus estrellas.

Madre Tierra había estado corriendo desde las tres de la tarde cuando al fin pudo bajarle la fiebre a su pequeña, salió con varias cosas entre sus manos. Agitada se sentó en el césped verde frente a su gran árbol, rezó a los cielos por ayuda en esa noche pidiendo salvaran a su hija a sabiendas que no todo dependía de su intervención.

Un par de animales entusiastas y positivos se acercaron a ella ofreciendo su ayuda.

—Necesitamos piedras, todas del mismo tamaño —alzó la voz para que todos la escucharan

Rápido se movilizaron para ir a buscar lo que necesitaban, los animales iban y venían dejando todas las piedras que se encontraban no importando el color pero si su tamaño, apartando varias la madre se dio el deber de comenzar a crear el círculo donde iría su hija.

Con la vista de los pájaros le ayudaron a ver que fuera la forma de lo que buscaba dibujar y no una forma cualquiera que luego les perjudicará, esa noche necesitaban perfección para evitar errores.

La noche cayó y la luna terminando de ascender a lo más alto les recordaba que debían terminar pronto si querían intentar ayudar a su bella Flor, ese día el ambiente no estaba frío ni cálido pero estaba lo suficientemente estable como para que una persona andará tranquila caminando a altas horas del día en las calles con cero preocupaciones de recibir un resfriado.

Sol se había despedido de la madre tierra deseándole las mejores de las suertes, ya que no seria participe dio su buena voluntad al acto de salvación para su pequeño rayito de sol terrano, prometió volver a las seis en punto y saber las noticias, no iba a crear un nuevo fenómeno natural por simple curiosidad y no aguantar un par de horas. Nadie podía culparlo, cualquiera tendría la necesidad de querer saberlo antes de tiempo.

"Estamos listos" hablo una ardilla desde una rama de lo alto de un árbol

—Es hora.

La madre tierra entró a su casa y vio a su pequeña dormida profundamente, verla así parecía que no tuviera nada y solo una siesta estuviera tomando para recargar energías, cuanto no daría ella porque así fuera pero la realidad era otra y ella siempre caía en cuenta donde se encontraba por algún aspecto diminuto, quizás ya era su subconsciente quien le decía que no parecía ser lo que sucedía en realidad o ver a su hija con esas cicatrices extenderse cada vez más por su cuerpo.

Tomo entre sus brazos su cuerpo y camino lentamente mientras susurraba cuanto la quería, lo mucho que se esforzó por hacer de las personas lo mejor de ellas pero estaba bien si fallaba porque de los errores se aprende, los besos en la frente y mejillas no se hicieron esperar, eran muestras delicadas de cariño y amor puro que le intentaban transmitir lo importante que era su presencia en la tierra, en su mundo, en su hogar...

Y ahí, entre las rocas de varios colores y formas se encontraban ambas, madre e hija.

La luna llegó a su máxima altura y con ello el círculo se iluminó, roca por roca brillaron hasta completar y cerrar el círculo alrededor de ambas. Madre Tierra acostó a su hija y acomodo a un lado, repaso con su mirada el cuerpo ajeno llenándose de fuerza para lo que seguía.

Ese momento era justo donde la energía lunar y el poder natural de la tierra se unían para darle vida a algo nuevo a través de su representante, solo debía recitar lo mismo que aquella noche que le trajo vida a un ser nuevo para ayudar...era lo mismo.

—Mi deber es dar y recibir, cuidar y proteger, servir a cualquiera que lo necesite pero mi mayor propósito es crear vida —comenzó a recitar —ellos me dieron el poder de hacerlo sin problemas, usaré mi fuerza y poder para darle el nacimiento a una flor, única en su línea, bella como ninguna otra antes vista...bajo esta luna llena a media noche yo te doy vida mi dulce y brillante flor con un solo propósito a cambio, vive y se feliz.

Todas las piedras cambiaron de color hasta ser un verde claro con pequeños brillos blancos ascendiendo en el aire, levitaron mientras esperaban las siguientes palabras.

—Yo, Madre tierra, Reina y ama de estas tierras como todas las existentes y futuras, te doy la bienvenida a ti... —miro luego de un tiempo a su hija que aún dormía con la respiración pausada —mi flor de medianoche.

El brillo antes flotando comenzó a rodear el cuerpo en el suelo de Flor, cada pequeña partícula blanca se adhirió a una parte suya buscando cubrir todo con pura luz blanca. Iba a ser ese mismo brillo el que la trajera de vuelta o bien se rompería rechazando el pedido, solo era de esperar a que la vida misma decidiera cual sería la voluntad hacia uno de los suyos.

Fieles guardianes esperaban ansiosos por ver como su niña se ponía de pie y los saludaba con esa radiante sonrisa que la distinguía a ella, nadie podía predecir que sucedería.

—Se la luz que ilumine las noches y mañanas de todas las personas... —murmuro cuando el cuerpo ajeno fue totalmente cubierto por aquellas partículas blancas

Guardo el aliento cuando todo pareció tranquilo, un brillo aun flotaba despacio por el aire buscando el lugar a donde ir, solo ese faltaba, uno solo y podría suceder un milagro.

Aunque más palabras no fuera dichas, murmuradas, lanzadas al aire, fueron pensadas y todos decían lo mismo: 《Salvala》

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⏰ Última actualización: Nov 29, 2022 ⏰

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