₊⊹˚‧꒦꒷︶꒷꒦ ୨🥀୧ ꒦꒷︶꒦꒷˚ଓ ‧. ⁺₊
— Mis queridos hijos... Recuerden que llevan la sangre Enoshima corriendo por sus venas... No me defrauden y sigan el legado. — Dijo aquella mujer rubia y de ojos azules pálido mientras acariciaba la cabeza de sus dos hijos.
— Oh, oh... ¡Yo quiero que todo el mundo sienta desesperación!
— Yo... ¡Yo también quiero que todos sientan desesperación!, ¡Todos!
La mujer se rió mientras abrazaba a ambos niños.
— Por eso los amo tanto... Mis pequeños vestigios de la desesperación...
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Shuichi abrió los ojos, eran las 5:00 AM, hora perfecta para levantarse y seguir observando las actividades de desesperación desde las sombras.
— ¡Que lindo día! — Dijo Shuichi mientras veía por la ventana que estaba lloviendo, lastima que sus queridos jugadores no podrían presenciar ese encantador clima.
Kaioku miró a Shuichi dar pequeños saltos y fue entonces donde la curiosidad entró en si y se acercó al ventanal negro, su expresión cambió a shock cuando vio toda esa sangre y como no había nadie vivo, otro juego había acabado, nadie descubrió a la mente maestra y sobre todo, Shuichi había alimentado esa enfermedad dentro de él.
— ¿No es increíble?, en los últimos 8 juegos, todos acababan así... Por eso creo que este juego va a ser diferente. — Shuichi dijo mientras miraba todo lleno de sangre.
— ¿Todos eran... Estudiantes definitivos? — Kaioku dijo mientras apartaba la mirada de toda esa sangre.
— ¡Exactamente! — Shuichi se burló mientras veía como los demás se empezaban a levantar.
— Entonces... ¿Sí vas a cumplir tu deseo de deshacerte de todos los estudiantes definitivos? — Kaioku dijo con algo de nervios mientras observaba a Shuichi y después el cuadro de los gemelos. — ¿Eso de ahí-... ?
— ¡Ni siquiera se te ocurra preguntar! — Shuichi dijo mientras apartaba el cuadro de la vista de Kaioku.
— Ya veo... — Kaioku miró cierta cápsula y después suspiró, dirigiéndose hacia el comedor dorado.
Shuichi observó como Kaioku se iba y después simplemente observó el cuadro por última vez antes de meterlo en la caja fuerte y poner la contraseña.
— Nadie debe... No... Nadie puede... Solo tú... Debo cuidar... A esa cosa... Porque eres tú... Y aunque no lo seas... Es tuyo... — Shuichi dijo mientras agarraba su cabeza con ambas manos, las lágrimas salían de a pocos mientras sus ojos se volvían de un rojo más intenso y el remolino volvía a hacerse presente.
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↬↬↬𝕰𝖝𝖙𝖊𝖗𝖒𝖎𝖓𝖆𝖓𝖉𝖔 𝖆 𝖑𝖆 𝖉𝖊𝖘𝖊𝖘𝖕𝖊𝖗𝖆𝖈𝖎𝖔𝖓↫↫↫
RandomSegunda temporada de: ↬↬↬ 𝕴𝖓𝖙𝖊𝖓𝖙𝖆𝖓𝖉𝖔 𝖑𝖑𝖊𝖌𝖆𝖗 𝖆 𝖙𝖎 ↫↫↫ Después de un extraño sueño, Rantaro logra recuperar la consciencia logrando ver a otras 14 personas en esas extrañas máquinas, sin embargo lo que más le llamo la atención fue v...