Día 1. Venganza

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Su plan falló.

Esas tres simples palabras resonaban dentro de la mente de aquel extranjero de cabellos ébano mientras recorría las vacías calles de Yokohama, la profunda oscuridad de la noche y la nula iluminación de esa zona de clase baja lo mantenía oculto, al igual que una rata, pasando desapercibido de quienes lo buscaban logrando cruzar los puntos de control donde la policía militar montaba guardia, se había visto en la penosa necesidad de huir para no tener que perder su libertad pues aun tenía planes para poder conseguir su objetivo.

Llegó a un callejón, el letrero de un bar de poca monta atrajo su atención, quizás con el poco dinero que aun le quedaba podía conseguir algo de comer y con algo de suerte un techo donde pasar la noche así que sin pensarlo más se adentro al local.

Estaba casi vacío de no ser por un pequeño grupo de cuatro personas que parecían estar celebrando en una esquina del lugar y cerca de la barra una delgada figura familiar que se encontraba bebiendo una botella de vino como si tratase de ahogar sus penas.

Lo reconoció de inmediato, sus fuentes eran infalibles, Nakahara Chuuya miembro ejecutivo de la Port Mafia y usuario de habilidad que manipulaba la gravedad, debía tener cuidado pues su poder destructivo era algo de considerar sin embargo también era alguien fácil de manipular.

Tomó asiento a su lado, pidió un vaso de vodka mientras lo veía de reojo, era evidente ya estaba ebrio.

- yo te conozco, eres la rata por la que todos pierden la cabeza - dijo en voz baja sirviendo un poco más del líquido borgoña en su copa de cristal - por tu culpa me dejaron encerrado en un maldito libro -

Dostoievski solo se limitó a escuchar con atención sin responder mientras planeaba como usar ese encuentro accidental a su favor, borracho Nakahara era más dócil, inofensivo, al mismo tiempo tenía muy presente la ligera obsesión de su mayor rival por este, Osamu Dazai estaba enamorado del pelirrojo y aunque tratara de ocultarlo todos sus enemigos sabían que era su debilidad, esa era su oportunidad para planear su venganza contra él.

- luego el imbécil de Dazai decide abandonarme de nuevo... como lo odio - se recargo en la barra jugando con un pequeño trozo de maní que estaba cerca - dijo que me amaba pero prefirió irse con una mujer - se reincorporó rompiendo todo espacio entre ellos al acercarse a su rostro encontrándose por primera vez en la noche con unos brillantes orbes violetas -¿acaso hay algo malo en mi? estoy cansado de no ser suficiente para él y solo juegue con mis sentimientos- regreso a su lugar cubriendo sus ojos con ambas manos.

- te entiendo - lentamente colocó su diestra sobre su espalda dando suaves palmadas en esta en modo de consuelo - Dazai no tiene responsabilidad afectiva, no es bueno para ti podrías encontrar algo mejor -

El menor de altura desvío la mirada, notando su expresión relajada aunque para él era sencillo percibir la malicia en sus ojos, todas las alertas dentro de su cabeza se activaron, sabía que debía alejarse de ahí, correr, no estaba en condiciones para hacerle frente a un enemigo, debía llamar a Akutagawa, Dazai, alguien pero no lo hacia, no podía, quería sentir aun más esa adrenalina que conllevaba involucrarse con alguien tan peligroso como Fyodor.

- te puedo ayudar a desquitarte por lo que te hizo-

- no voy a ser un peón más para que destruyas Yokohama, tu también solo jugaras conmigo - sabía que aceptar algo de él tenía un precio, uno alto que no sería capaz de pagar - soy fiel a la Port Mafia, no los traicionare ni por el bastardo de Dazai -

- lo se - con delicadeza acarició su mejilla removiendo un par de mechones que caían por su frente llevándolos tras su oreja - no te pediría algo así, además... - se inclinó acercándose a sus labios sin llegar a tocarlos - no te pediría nada si yo ya me veré beneficiado si aceptas - susurro contra su boca sintiendo su cálido aliento mezclarse con la propia - hagamos sufrir a Osamu Dazai juntos -

El alcohol no lo dejaba pensar con claridad, no sabía que hacia, nisiquiera iba a recordarlo a la mañana siguiente por eso solo se dejó llevar cuando dio inicio a un beso lento y tierno.

Patético.

Había caído tan fácil en una trampa.

Y las consecuencias serias devastadoras...

- ahhh ahí... mngh por favor -

Los fuertes gemidos de placer se escuchaban hasta la más recóndita esquina de la habitación, el calor en su cuerpo aumentaba con cada toque, cada caricia a su piel sensible mientras se aferrada a la amplia espalda del azabache fundiéndose entre sus brazos.

¿En que momento llegaron a ese cuarto de hotel?

Un beso, un par de palabras bonitas y algunas promesas vacías fueron más que suficientes para tener al mafioso a sus pies, tan fácil, tan débil que ahora podía utilizarlo a su antojo, usaría esa noche para explotar la debilidad de su enemigo, haría suyo al hermoso pelirrojo que lo llamaba entre gemidos, lo enamoraría y vería sufrir a Dazai hasta que deseara la muerte aun más de lo que ya lo hacia, lo vería romperse en pedazos y tomaría el control de la ciudad.

- di mi nombre hermoso -

Para Chuuya esa voz se escuchaba tan lejana pero no podía ignorarla, el alcohol en su sangre mantenia su mente nublada, lo hacia derretirse cuando le hablaba de esa forma tan sensual, no podía ir en contra de aquel a quien se estaba entregando.

- Fyodor ahh Fyodor más - su espalda se curveo cuando tocó ese punto en su interior, perdió la cuenta de la cantidad de veces que había llegado al orgasmo y aun así no se le permitía descansar, ese encuentro era de los mejores de su miserable vida, ni siquiera el detective le hizo ver estrellas como Dostoievski esa noche.

- cada que tocó ahí te estrechas ¿te gusta tanto como te follo Chuuya? ¿te gusta más tenerme entre tus piernas que a Dazai?- sabía que el pelirrojo no estaba en condiciones para responder, perdido en el placer aceptaria cualquier cosa que le ordenara - ¿que expresión haría Dazai si te viera en este momento? rogando por más -

- por favor ahhh ya no puedo -

-¿quieres correrte de nuevo? - sonrió con malicia llevando sus manos alrededor de su cuello - ¿que dirían los de la Mafia si te vieran en este estado? ¿perderias tu puesto? si hago que te conviertas en su enemigo ¿vendras corriendo a mis brazos? -

Presionando su garganta aumentó los movimientos, lo penetraba sin piedad, los sonidos de su boca apenas eran perceptibles, quien lo habria imaginado, Nakahara Chuuya también era masoquista.

No pasó mucho tiempo cuando ambos llegaron a su límite, el ruso liberó su semilla en su interior y el pelirrojo sobre su vientre sintiendo las contracciones de sus paredes internas dejando caer su peso en su pequeño cuerpo mientras recuperaba el aliento.

Se levanto y salió de él viendo el líquido blancuzco bajar por sus muslos, debía admitir que había sido un buen sexo.

Al volver la mirada a su compañero de una noche se dio cuenta que se había desmayado, estaba tan vulnerable, si quisiera podía cortarle el cuello en ese momento, pero no lo haría, se levantó para cubrir su desnudez con la delgada sabana hasta la cadera, entonces tuvo una divertida idea.

Buscó el celular del mafioso y le tomo un par de fotos que envió a Dazai con un pequeño mensaje.

"No te importa que utilice a tu mascota ¿verdad Dazai? es lindo quizás me divierta un poco con él"

Se aseguró que las marcas moradas de sus dedos sobre su cadera se notaran junto las mordidas sobre su cuello y hombros, ese era su primer movimiento, ahora solo debía sentarse a esperar los resultados.

Su venganza recién empezaba.

Fyoya Week ~ 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora