Eran ya las tres de la madrugada, desde las once treinta mi ansiedad se desató, mi dolor de estómago terminó de detonar, empecé a temblar y mis manos se helaron, mi respiración era agitada y cortada, el pánico me consumía, había una batalla campal entre mi frustración y mis miedo y yo estaba en medio del enfrentamiento, mi mente callaba pero mis emociones explotaban una a una cual campo minado, mis manos se ubicaban en mi cabeza jalando a tirones de mi cabello en un intento desesperado de eliminar la ansiedad, me sentía al vórtice de un hoyo negro que estaba apunto de destruirme a mi y a mi vida, el escándalo del vecino aumento con su maldito karaoke en plena madrugada y esto despertó a mi mente
«QUE SE CALLÉ MALDITA SEA, QUE SE CALLÉ, NO QUIERO ESCUCHAR SU MALDITA MÚSICA DE ENFERMO DEPRESIVO, NO QUIERO OÍRLO, NO QUIERO OÍRLO, NO QUIERO OÍRLO ¿PORQUE NO SE CALLA? ¿PORQUE NO SE CALLA?»
Los tirones aumentaron su fuerza, me levanté desesperada, abrí la ventana de un azotón
-! CÁLLESE MALDITO BORRACHO DE MIER@#%× A NADIE LE IMPORTA QUE SU MALDITA MUJER LE HAYA SIDO INFIEL CON SU HERMANO- cerré la ventana con otro azotón y empecé a escuchar los gritos del viejo, me acomode en posición fetal y me tape los oídos con las manos a la vez que los apretaba contra mi cráneo y les encajaba las uñas.
Mis padres entraron y se angustiaron al verme llorando, mi madre se acerco a abrazarme y cuando mi padre iba a hacer lo mismo escucho los golpeteos en la puerta del vecino que nos gritaba no se que tantas idioteces, mi padre salió a calmarlo y mi madre se quedó conmigo
-¿Que tienes mi amor? ¿Que pasó?- preguntaba mientras me abrazaba
«No tenían que estar aquí, no tenían que haber despertado Maldito borracho imbesil ¡Por su culpa los desperté!» pensé arañando con fuerza mis oídos
-No cariño, no hagas eso- dijo mamá intentando quitar mis manos de mis orejas
- ¡¡NO, NO QUIERO ESCUCHARLO, NO QUIERO ESCUCHAR SU PORQUERÍA DE MÚSICA BASURA!!- reproche
-Lo sé, amor pero no te estés lastimando por favor- pidió angustiada
Es tan fácil pedirlo, a esta altura soy capaz de lo que sea con tal de salir de este maldito infierno, sólo quiero que terminé, es como entrar en el hoyo de un huracán, un horrible tormento del cual no puedes escapar. . .
La culpa por tener a mis padres despiertos empeoraba mi estado, pero al mismo tiempo me calmaba no estar sola, al cabo de tres horas fuí capaz de dormir por un rato, mi padre se fue a dormir a las cuatro de la mañana y mi madre se quedó conmigo, al despertar apenas dos horas después de haberme dormido mi temblor regreso con el dolor de estómago, a esto lo llamaba residuos, siempre que tenía un ataqué de ansiedad amanecía así y no se quita fácilmente, mi mamá sorprendentemente está despierta y ya no estaba conmigo, me levanté con todo temblandome, mis pasos no eran certeros y mi cerebro se sentía como si estuviese enredado en una espesa y pesada telarañas que me hacía percibir todo de una forma más lenta y desorientada, entré al baño y al salir escuché a mi madre hablando con mi padre
-Eso no es normal Josué, ella nunca ha sido como otros niños y estos ataques están empeorando, antes no se hacía daño, ayer se estuvo jalando y arañando orejas, cara y cabello, tenemos que hacerle un chequeó-
Nunca he sido normal, siempre he creído que algo anda mal conmigo, si bien soy muy hábil y despierta para muchas cosas, hay cientos más en las que soy demasiado torpe, nunca he encajado en ningún lado y nunca me he sentido a gusto en compañía de nadie que no sea mi familia o animales, y últimamente debo darle méritos a Samuel, ha logrado que lo considere cuando deseó compartir algo con alguien, eso para mí es un paso gigantesco.
Mamá salió de su cuarto y me vio en la puerta del mío -¿Porque estás levantada? ¿Cómo te sientes?- interrogó
-Necesitaba ir al baño y un poco mejor-
«Al menos soy un poco más consciente de lo que pienso y digo y aunque no tengo todo el control de mi cuerpo. . . Al menos lo tengo un poco más de mi mente»
-Vamos a ir con un psicólogo - comento mamá acompañándome a mi cama
«¿Otra vez? No es la primera vez que vamos a un psicólogo, solo terminan dándome tratamiento un par de días y sugiriendo me con un psiquiatra, la última vez el tarado del psiquiatra me diagnóstico con trastorno de pánico y me mandó medicamentos que solo empeoraron mis ataques »
-No quiero ir- gruñí
-Amor, tenemos que saber que tienes-
-Mamá, yo se bien que tengo, soy una chica rara con ansiedad, no quiero ver a otro psiquiatra incompetente, solo debo aprender a controlar mi ansiedad y estaré bien, hoy me pondré a estudiar-
-Cielo, no creo que sea lo mejor-
-Ma, he estado bajo mucha presión, siempre he estado sóla, nunca he tenido que esforzarme por nadie, pero ahora está Samuel que me sigue como abeja a la miel, me he esforzado mucho para ser capaz de salir con él, creo que todo lo de ayer puede ir por ahí, no soy buena adaptándome a los cambios drásticos, tranquila, no quiero terminar en un hospital psiquiátrico, Einstein también tubo sus propias batallas y él tampoco fue un niño normal, ahora solo quiero dormir, relajarme, hacer mi tarea y olvidarme de la plaga humanitaria que existe a mi alrededor -
Mi madre soltó un suspiró pero acepto, me recosté en mi cama y por fin logré dormir con todas mis molestías fastidiando me a la vez. . .
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Un grito en el silencio
RandomEste no es un libro como cualquiera, este libro habla y proyecta a mente abierta lo que ve, piensa y siente una persona con autismo. Es una historia dedicada a la comprención de un funcionamiento neurologíco aun desconocido para mucho. Este libro no...