¿Puedes no burlarte de mí?

34. Ablandar el corazón

—¿Por qué te engañó? —Winston volvió a preguntar.

—Probablemente porque rechacé su oferta. Vino a probarme para Red Bull Racing para ver si tenía alguna intención de abandonar el barco —Hunter le dijo a Winston sin reservas.

—No vas a ir a Red Bull —dijo Winston.

—¿Cómo lo sabes? Si quiero llegar más lejos, necesito un respaldo fuerte, y el equipo de Marcus es técnica y financieramente inferior a Red Bull —dijo Hunter con interés.

—Porque eres un hombre sencillo, que valora las emociones por encima de la fama y la fortuna. Marcus ha sido amable contigo, y no te irás sin que él rescinda voluntariamente tu contrato.

—Gracias por ponerme en una luz tan noble. —Hunter tiró de la comisura de sus labios.

—En el equipo de Marcus, tú eres el alma. Pero en cualquier otro equipo grande, serías reducido a una herramienta. Nunca tolerarías ser una herramienta.

Hunter hizo una larga pausa antes de hablar.

—Gracias.

Gracias, por conocerme tan bien.

—Y una última cosa.

—¿Qué?

—Después de que Owen te engañara, ¿cómo puedes unirte al equipo Red Bull y dejar que te siguiera engañando?

—...... No quiero hablar contigo durante treinta segundos.

Hunter giró la cara de lado, pero una sonrisa apareció en la comisura de su boca.

Winston, sin embargo, literalmente puso la cuenta atrás de su teléfono, contando treinta segundos.

Treinta segundos después, volvió a hablar.

—Audrey Wilson me llamó hombre atractivo durante la entrevista.

Hunter no quería prestarle atención.

¡Estás orgulloso de que la Srta. Wilson te admire!

—Han pasado 30 segundos, ya puedes hablar conmigo.

—..... Bueno, eres tan encantador, ¿necesitas que lance fuegos artificiales para celebrarlo?

—No estoy seguro, ¿realmente me encuentra atractivo por mi supuesto encanto, o sólo está siendo educada?

Hunter frunció el ceño, no creía que Winston se pensaría en algo así.

—¡Lo que sea que haga! —Hunter tomó su teléfono para iniciar de nuevo el juego de Anipop.

En cambio, Winston extendió la mano y retiró su teléfono.

—¿Qué parte de mi cuerpo te parece más atractiva?

Hunter intentó recuperar el teléfono, pero Winston lo puso directamente al otro lado.

—¡Eres atractivo por todas partes!

¿Qué le pasaba a Winston?

Se suponía que no debía interesarse por temas como si era atractivo o no.

¿Qué lo había irritado?

—Superficial —Winston tomó el teléfono de Hunter y lo colgó con una mano de la puerta de su Ferrari, como si estuviera a punto de tirarlo.

—¡Oye!

El auto se detuvo justo en el semáforo, que mostraba casi un minuto y medio en rojo. Al ver que Winston ponía el freno de mano, Hunter se desabrochó el cinturón de seguridad y se abalanzó hacia un lado para recuperar su teléfono, pero para su sorpresa, Winston se limitó a presionarlo hacia abajo con la otra mano.