¿Puedes no burlarte de mí?

72. Fiesta en la piscina

—Hola ...... ¿qué te trae por aquí? —Hunter se acercó a él.

Owen puso su brazo en el hombro de Hunter con familiaridad.

—¡Mocoso, eres bueno! Has vuelto a ganar a Charles. El tipo estuvo hasta tarde anoche bebiendo conmigo y vomitando sobre mí.

Hunter bajó la cabeza y sonrió, luego se volvió para darle un abrazo a Owen.

Owen se quedó helado y luego le dio una palmadita en la espalda a Hunter.

—Es bueno que estés bien —dijo Hunter.

Por primera vez lo dijo con una voz tan solemne.

—Lo siento por eso ...... tuve un problema con mi suspensión. Casi les hace daño a ti y a Winston. —Owen dejó escapar un suspiro.

—Lo que realmente me dolería, es que si te pasara algo en la carrera, sería una sombra sobre mí para el resto de mi vida —Hunter respondió.

—Oye, ¿no veo que sea tan importante para ti? —Owen se rió.

—Por supuesto que es importante. Recuerdo que cuando aún conducía karts, los veía a ti y a Charles todo el tiempo. Por aquel entonces mi sueño era ser un conductor como ustedes. Así que Owen .....

—Lo entiendo. —Owen también le dio un abrazo a Hunter—. Como una vez fui tu sueño, completaré mi viaje a la perfección y te lo haré anhelar para siempre.

Hunter esbozó una gran sonrisa.

—Y no le mires la cara a Charles así, se alegra tanto como yo de que hayan llegado rivales como Winston y tú, si no, nuestros días serían realmente aburridos como el infierno. Ya hemos ganado muchos títulos, así que ...... queremos rivalidades más que títulos.

—¡Jajajaja, entonces yo también seré un digno oponente y les haré la vida imposible!

—Vamos, mocoso. La próxima parada en Sepang [1], Winston está fuera de combate y te enfrentarás a mí y a Charles solo, no grites cuando pierdas.

Owen se rió mientras empujaba a Hunter y se daba la vuelta para irse.

Hunter envió un mensaje de texto a Winston, sólo para enterarse de que Ferrari tenía una visita de los medios de comunicación por la tarde y Hunter tendría que unirse al equipo para el almuerzo.

Pero el almuerzo era demasiado aburrido.

Hunter se lo pensó y llamó a Donald.

—Oye, querido Donald, para celebrar tu tercer puesto, ¿qué tal si hacemos una fiesta juntos?

Donald, que contestó al teléfono, tenía un nudo en la garganta, no se atrevía a hacer una fiesta con Hunter, pensó un rato antes de soltar las palabras: —Este ...... la próxima carrera está demasiado cerca, el equipo está apretado, haremos una fiesta la próxima vez ...... la próxima vez ¿mejor no?

Cuando Hunter pensó en ello, le pareció que desde que la última fiesta de conejitas había terminado por la diarrea de este tipo, cada vez que decía que iba a hacer una fiesta después de eso siempre se zafaba de ella a diestro y siniestro.

—¿Por qué escucho una fiesta ahí? ¡Eres tan malo que nunca me llamas cuando tienes una fiesta! Cortemos los lazos.

Donald se puso de repente nervioso.

—¡Esa...... es sólo una fiesta de piscina muy poco impresionante ...... una fiesta del equipo ...... no tienen mucha gente y son particularmente poco interesantes! De verdad.

Los ojos de Hunter se iluminaron al oír eso.

¡No puedo creer que sea una fiesta en la piscina!

No puedo creer que Donald no le haya preguntado nada, ¡demasiado! Era demasiado.