No lo entendía.
Kurosaki Ichigo no entendía nada de lo que estaba pasando, ni en que demonios se había metido.
Ni siquiera sabía que era lo que había hecho para llegar a la situación en la que estaba envuelto en primer lugar.
Había llegado a aquella ciudad para de alguna manera intentar independizarse y sentar cabeza, creyó que Fuyuki sería una buena opción, no sabia realmente, quizás el folleto de esta le había convencido de alguna manera; que estúpido, salir de una para entrar en otra, era algo a lo que estaba habituado a decir verdad, volver a estar en el ojo del huracán no era algo de lo que debía estar sorprendido.
Pero, inocentemente creyó encontrar tranquilidad. Claro, los Hollows estaban a la orden del día como Shimigami sustituto que seguía siendo y eso no iba a cambiar fuera a dónde fuera.
El tiempo en esa ciudad pasó, alrededor de año desde su llegada a la ciudad. Una casa alquilada por una amable pero a la vez medio loca propietaria, amigos así como enemigos de último año de Preparatoria ya encaminados a salir ese mismo año, algo de estabilidad más allá de salir de caza por las noches en busca de esos seres malignos fuera de ese mundo.
Hasta ahí todo bien, ahora...
¿Por qué demonios, en ese preciso instante, estaba peleando en el patio de la residencia contra una bestia desenfrenada con una fuerza totalmente absurda, con su casa de fondo reducida a una pila de basura inservible?
¡Hace tan solo dos minutos estaba acostado en su cama con la intención de dormir, y de la misma nada es obligado a esquivar un ataque que partió la casa por la mitad! ¡Es ridículo!
No tenía ni idea del porqué de todo ello, o bueno, la verdad es que tenía una noción, pero seguía sin entenderlo del todo, aunque tampoco le dió demasiado tiempo de pensar en ello mientras colocaba a su Zangetsu en forma Shikai delante de él para defender un alocado ataque de la gran espada de su corpulento oponente.
Apretó los dientes ante el violento choque, sintió como los huesos de sus brazos crujían por la fuerza bestial que era obligados a resistir.
Le hizo retroceder muchos metros en la tierra con sus pies sirviendo de ancla hecha de carne y hueso, a la vez que utilizaba su propia Zanpakūto, clavandola en la tierra y frenando mucho más rápido su retroceso. Aún así, fué obligado a retroceder unos 15 metros, y sus brazos temblaban levemente por el golpe antes recibido.
"Tch, ese grandote es fuerte" dijo por lo bajo el peli naranja, colocándose erguido nuevamente y encarando sin miedo a su oponente.
Observó el como una pequeña niña de envolventes ojos carmesí y cabello tan blanco como la nieve, se acercaba dando saltitos y tarareando algo innentendible para él hasta pararse justo a lado del gigante. Esta le miró divertida justo antes de hablar con una sonrisa inocente agitando un poco su brazo a modo de saludo casual.
"Oye, es increíble, hermanito. Has aguantado bien a mi Berserker durante todo este tiempo, no sé qué eres exactamente, pero eres muy fuerte" le felicitó sonriente, sonrisa que Ichigo notó en la que había algo de burla contenida. Chasqueó la lengua por ello.
"No me llames hermanito, ni siquiera te conozco. La verdad es que tampoco sé porque mierda está pasando todo esto para empezar, por lo que solo les daré una advertencia: fuera de aquí, o lo van a lamentar" dijo el Shinigami tranquilamente mientras colocaba su gran espada en su hombro derecho, a la espera de la respuesta.
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Fate: Encuentro Destinado
Fanfiction«𝑺𝒊𝒏𝒐𝒑𝒔𝒊𝒔» Ichigo Kurosaki. Luego de mover una montaña como lo era Aizen, superar la perdida de sus poderes recuperandolos por completo con todo lo que envolvía a los Fullbring. Este decidió sentar cabeza en ciudad Fuyuki, pero, lo haría en...