|Una noche de borrachera|

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Chuuya tiene poco aguante con el alcohol.

Y Dazai siempre acaba siendo el que lo trae de vuelta a casa.

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• One-shot.

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Estaba mareado. Muy mareado, a decir verdad.

El ambiente, pesado y recargado, se le pegaba a la piel, pegajoso, y había empezado a sudar, con la frente y la nuca empapadas, calientes.

Chuuya sabía que hacía demasiado calor allí dentro, que las luces parpadeantes y de colores vivos estaban empezando a lastimar severamente sus retinas, haciendo que tuviera que entornar la mirada mientras daba otro trago al vaso que llevaba en la mano.

Lo miró. Vacío.

- Tsk - se quejó, echando la cabeza hacia atrás, y el vidrio se escurrió de sus dedos, golpeando con un estruendo el suelo, salpicando pequeños filos de cristal que llegaron hasta su rostro, lastimándole la mejilla.

Exclamaciones y gritos a su alrededor.

Callaos, quiso decir. Me duele la puta cabeza.

Alguien lo llamó por su nombre, probablemente alguno de los compañeros que lo habían acompañado hasta allí. No sonó apurado o preocupado, más bien jubiloso, alegre. Se lo estaban pasando bien, pero Chuuya empezaba a querer golpear a todo el que se le ponía por delante.

Se tambaleaba mientras andaba, con las piernas cruzándose en cada paso como si estuviera en una pasarela. Estaba terriblemente borracho. Y no quería más fiesta.

Cogió su teléfono y, con dedos torpes, seleccionó un número, al que tuvo que llamar dos veces hasta que su dueño por fin lo cogió.

- ¿Tú sabes las horas que son, enano? - le espetaron al otro lado. Chuuya apretó los dientes.

- Tsk, no soporto tu voz cuando me duele la cabeza.

- ¿Y entonces para qué me llamas?

- Porque tienes que venir a buscarme, bastardo - le respondió, empujando la puerta del local y disfrutando del gélido viento de la noche azotándole el rostro.

- ¿Tengo que ir a buscarte? - se burló su interlocutor con una carcajada. - ¿Qué me darás a cambio, Chuuya?

- ¿Hah? ¡Una patada en la cara, maldito bastardo! - le espetó de malhumor, girando sobre si mismo y pateando el suelo con rabia. Oh, aquel miserable era capaz de sacarlo de sus cabales.

- No me compensa. Me vuelvo a dormir - respondieron al otro lado cansinamente.

- ¡Espera! Mori-san te cortará la garganta si me pasa algo estando borracho en medio de la madrugada - probó y el otro soltó una carcajada.

- Si te pasa algo Mori-san no sabrá que me llamaste a mí.

- Pero Kouyou sí - respondió Chuuya, esbozando una tétrica sonrisa.

Silencio al otro lado. Una maldición y un pateo de sábanas. Más golpes, propios de alguien que se viste a la carrera, intentando tirar todo lo que hay a su alcance para liberar algo de frustración.

Nakama | Soukoku (Dazai x Chuuya)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora