capitulo 8

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Usar el GPS fue de mala idea así que decidimos preguntar a un oficial que nos encontramos en el camino y él nos explicó varios lugares a la cuál podamos ir como también nos dió una gran variedad de opciones a Islas a las que podamos ir, como también bares, parques de atracciones y etc.

Fué un oficial muy amable y educado.

- todas esas opciones están muy lejos del hotel, tenemos una semana más para estar aquí.

- sí, entonces hagamos todo con calma que tal y vamos a una zona de picnic.

- es bueno conectar con la naturaleza, vamos- fuimos tomadas de la mano para agarrar un taxi y le explicamos en dónde nos dejaría, ser extranjera es algo difícil, la gente te ve como bicho raro.

Estábamos dentro del taxi y decidimos besarnos, no era un beso pasional ni nada, solo era un beso apto para el público pero al parecer al señor taxista le desagradó.

- no pueden besarse en el carro señoritas.

- es mi esposa y usted no puede prohibirme no demostrarle amor a mi esposa- la verdad me da coraje este tipo de gente.

- claro que no, pero entienda que hay gente que le incómoda ver a parejas besarse.

- está bien, disculpe.

Fué un viaje silencioso e incómodo que lo único que deseaba era llegar a nuestro destino nos tomó alrededor de veinte minutos llegar a un parque de picnic.

- este es el parque señoritas, que tengan un lindo día.

- gracias e igualmente- esta vez Nayeon canceló al señor taxista.

- bien, ya estamos aquí pero sabes qué falta, Así es, nos faltó comprar comida.

- eso no es problema mirá, allí hay un mini marker.

Entramos y sacamos un carrito para colocar todo tipo de comida o snack que compraríamos.

- uy no sabía que aquí existían los Takis extra fuego- me alcé tres de esas ya que amo la comida picante.

- yo no sé que llevar, supongo que llevaré estás galletas bañadas de chocolate.

Mientras que Nayeon curiosaba toda la tienda yo me fuí al sector de dulces y fruta para mí suerte encontré lo que pensaba.

- aquí estás, te estaba deseando- alcé dos bolsitas de gomitas y chocolates luego me dirigí al sector de frutas por si encontraba las fresas.

Para mí suerte encontré unas fresas bien rojas que a la vista se veían dulces asi que alcé una y la limpie.

- estás fresas están dulces y jugosas, llevaré dos cajitas de fresas- me dí la vuelta y me topé con una figura muy atractiva.

- qué haces!!.

- nuestro cielo padre que lo estas- dí un brinco del susto haciendo que cayeran las fresas en el suelo- conejita casi me llevas a conocer a San Pedro- toqué mi corazón para tratar de calmarlo.

Nayeon no paraba de reír al ver mi reacción y mi cara de asustada.

- vamos a cancelar, la cola está muy larga.

- no tanto como la tuya.

- lo sé.

Fuimos a la fila más corta y justo en ese lugar habían condones, lubricante, retardantes, etc.

Pero ahora ya no te utilizaré señor globo que me asfixia al señor avestruz, alcé un lubricante y una cosa líquida que da más placer a la vagina.

- de estos más por favor- dejé todo lo que alcé en la parte de la registradora y la cajera no paraba de mirarme de una manera coqueta, así que decidí ignorarla y tomarle de la cintura a Nayeon.

Agarré las bolsas y nos fuimos al famoso picnic.

- ¿fresas?, De cuándo aquí te gustan las fresas.

- no lo sé... Simplemente se me antojó por alguna extraña razón pero no las vayas a comer que no están lavadas.

- ¿gomitas?.

- es una herramienta que nos servirá para más tarde.

- chocolates!!!, ¿Puedo comerlas?

- claro, pero no te la acabes.

Comimos un montón de dulces como también cosas saladas, fué divertido estar en ese parque solo de picnic con pocas personas, se hizo la tarde y ya eran las ocho de la noche, así que decidimos volver al hotel.

Se supone que solo estaríamos un rato fuera del hotel pero ese parque me gustó mucho ya que era muy tranquilo y ambas nos divertimos.

Alzamos nuestra basura y lo dejamos en el basurero y estuvimos un buen rato esperando un taxi hasta que al fin apareció uno disponible.

Llegamos al hotel y lo primero que hice fué tratar de convencer a Nayeon de que estuviera fuera de nuestra habitación por media hora.

- demonios olvidé comprar los pétalos de rosas, qué hago, qué hago, piensa Jeongyeon.

No tenía idea de cómo decorarlo, así que solamente encendí las velas y coloqué la caja de fresas en medio  de la cama como también el chocolate y como si fuera arte de magia ví un ramo de rosas en la sala.

- y ¿Ésta rosa?- recordé que eran las rosas de bienvenida que deja los encargados del hotel, así que arranqué los pétalos y los dejé tirado en la entrada de la sala haciendo un camino hasta la habitación.

Una vez que todo estaba listo decidí llamar a Nayeon mediante el celular.

-buenas, ¿quién habla?

- el repaeridoe se pizza, ya no seas chistosa, puedes subir y entra por la sala cariño.

- pues claro que entraré por la sala si la entrada de la puerta principal está en la sala.

No sé qué sorpresa me vaya a llevar pero si es de parte de Jeongyeon me gustará.

Tomé un ascensor y me fuí a la tercera planta en dónde estaría nuestra habitación al entrar a la sala estaba oscura pero iluminada con un pequeños faroles, en el suelo ví unos pétalos de rosas qué llegaban a la entrada del cuarto, abrí la puerta del cuarto y me encontré con tremenda sorpresa.

Era Jeongyeon vestida casual, tenía un pantalón de tela y una camisa blanca algo holgada.

- esta rosa es para ti preciosa, espero que te guste tu sorpresa.

- me encanta, está todo muy hermoso- de fondo escuchaba una canción suave.

- estás muy hermosa, me encanta como te ves, siempre hermosa con tu vestido rojo.

- gracias tu también estás muy linda y... Sexy, ya sabes que me gusta cuando estás vestida así- me acerqué a Jeongyeon colocando mis brazos en su cuello.

- sabía que te encantaría,¿Qué te parece y pasamos un buen rato?.

- que sea toda la noche por favor- empujé a Jeongyeon hacía atrás para que se sentara sobre la cama y yo me sentara encima de ella para luego besarnos.

- espera.

Me levanté y me saqué mi vestido rojo corto, sabía que está noche pasaría y por eso me coloqué una lencería roja por debajo, Mientras me desvestía escuché esa risa malvada de Jeongyeon.

- coneja traviesa, ¿Tú también lo tenías todo planeado?- la acerqué a mi cuerpo apretando su trasero desnudo ya que traía una tanga roja.

- siempre hay que ser precavida- eché a Jeongyeon en la cama y yo estaba en su encima y la besé con desesperación y empezó a tocarme hasta el alma como yo también a ella por lo que la temperatura empezó a subir.

- espera hay algo que quiero hacer.

Espose las muñecas de Nayeon en la cabecera de la cama como también tapé sus ojos con una venda, una vez hecho mi trabajo alcé el platito de gomitas  y una fresa me lo lleve a la boca para luego colocarlas a la boca de Nayeon luego bajé a la entrepierna de Nayeon y a disfrutar, buen provecho.






Chaeyoung apúrate que mami te espera con ansias.

Only Love Can Hurt Like ThisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora